En Basilea III se están compendiando las normas de regulación bancaria del futuro, cuyo punto fuerte será una mayor exigencia de capital a los bancos, como el triple de ratio de capital que lo permitido hasta ahora. ¿Será suficiente para eludir una crisis tan devastadora como ésta?
El problema se puede plantear así: estas nuevas normas ¿hubieran evitado la quiebra de Lheman Brothers y el pánico que originó?
Puede dudarse de ello. La caída de Lehman fue el desencadenante que produjo la crisis sistémica, es decir, la crisis de repentina desconfianza sobre el estado de de contrapartida de los demás bancos en el interbancario, lo que secó la liquidez y rápidamente convirtió una "simple" crisis de liquidez colectiva en una de solvencia, pues todo el mundo tuvo que ir a buscar en la venta de activos el dinero que no tenían. Y es que la solidez de un banco y de todos los bancos, uno por uno, no garantiza nada si un problema concreto se convierte en un problema sistémico, de falta total de confianza en que el banco que te pide liquidez a un día te la va a devolver.
Basilea III se basa en la consideración de que "Too Big to Fail" es la piedra angular de la crisis. Sin embargo, hay argumentos en contra; como dice Scott Sumner, en themoneyillusion.com/, los grandes bancos han devuelto las ayudas recibidas por el Tesoro (con beneficio de 7 mm $ para éste), mientras que los pequeños van a recibir transferencias netas cuantiosas del Tesoro.
Un estado idóneo de Lehman bajo Basilea III, con un ratio de capital de 7%, no hubiera podido evitar la cadena de fallas que se formó, pero una intervención de Lehman por la FED y/o el Tesoro, sí. Bernanke dijo hace poco que se arrepentía de haber dejado caer a Lehman, lo que ciertamente hubiera evitado la intensidad de la crisis. Quisieron actuar ortodoxamente, y dejar quebrar al banco culpable, y eso hizo aumentar el riesgo sistémico repentinamente. El camino del infierno está empedrado de buenas intenciones.
Una buena regulación es necesaria, pero nunca será suficiente. Una buena regulación dejará que se escapen operaciones de la banca en la sombra, pues los bancos seguirán compitiendo por meterse en actividades que den beneficios, y si no se meten corren el riesgo de desaparecer. Hay una tensión entre rentabilidad versus seguridad difícil de armonizar.
Los bancos españoles estaban considerados los mejores regulados del mundo, con sus exigencias procíclicas (más altas cuanto más creciera la economía) y sin embargo, no se ha librado del proceso de desconfianza que lleva de la iliquidez a la insolvencia. Porque es un proceso general, y cuando se desata, todos los activos en balance se convierten en dudosos, y sus precios caen. Todo cae, y eso retroalimenta el desplome dela confianza, que no vuelve a restablecerse fácilmente, como estamos viendo.
Por razones económicas, los bancos, desde siempre, no han guardado más que un mínimo de sus depósitos: en otro caso, los rendimientos serían mucho menores. El Banco Central y el mercado interbancario, enormemente eficaces, mantienen la liquidez necesaria moviendo su tesorería día a día. El Banco Central es el garante último de que la oferta de dinero mantenga la fluidez del mercado. Sustituir esto por una norma 100% segura sería bastante difícil, y antieconómico. Cuanto más se sube en la escala de la seguridad, más se baja en la de la rentabilidad; y, naturalmente, más se sube en la del coste del crédito para el cliente bancario.
Los activos nacionales (bolsa, inmuebles) han caído con la crisis como un 30% de sus precios anteriores a la crisis. Surgen de nuevo dudas sobre la estabilidad financiera europea. Las medidas de restricción fiscal, necesarias, deberían compensarse por una actuación más decidida del BCE, que el lunes volvió a adquirir deuda de los países sospechosos (Grecia, Portugal, Irlanda), pero en cantidades insignificantes. No parece que haya una estrategia firme sobre esta adquisición de activos, no se sabe si van dirigida a limar diferenciales o a aligerar bancos sobrecargados. ¿Tiene sentido que el BCE adquiera bonos que podrían entrar en sus pensión de pagos, como indica sus diferenciales? Pero reconozcamos que para el BCE no es tan fácil saber qué ha de hacer. No sabe quién es el interlocutor válido en cuestiones fiscales, y mientras, los países no acaban de agarrar el problema de su deuda y de sus bancos con decisión. Un pacto gobiernos-BCE para reducir las deudas compensado con una política monetaria más decisiva en el problema bancario y de crecimiento podría alcanzar los objetivos de reducir la deuda/PIB, a la vez que se crece lo necesario para bajar el paro. Pero la Unión E no parece suficientemente Unida.
"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James
There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)
1 comentario:
O dan créditos o se desapalncan yse capitalizan pero todo junto...
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