En un apretado documento del Citi Bank (aquí), se ofrece una propuesta de reforma institucional para salvar al euro. El autor es Willem Buiter, antaño consejero del Banco de Inglaterra y con un gran prestigio (aunque le gusta las complicar las cosas en exceso, en mi opinión).
La propuesta consiste en:
1) Ampliar el Fondo de rescate y hacerle emisor de bonos de total garantía.
2) Reestructutración y quita e deudas nacionales y bancarias de entidades quebradas.
3) Implicación del BCE como suministrador de liquidez al nuevo Fondo con garantía y/o adquisición de de los superbonos emitidos por este.
El "modelo" actual de salvación del euro -que no es modelo, pues se compone de reacciones voluntaristas muy por detrás de los acontecimientos- está llegando (como ya hemos dicho aquí un par de veces) al límite de que los países solventes comiencen a hacer transferencias fiscales de sus contribuyentes a los países en dificultades. Esto es insostenible; y la ampliación del volumen del Fondo de Rescate no hace más que aumentar esa posibilidad. Pero eso llevará, como dice Buiter, a que la misma Alemania rompa el euro.
En efecto, Alemania, hasta ahora, se ha financiado a un tipo de interés inferior al que los países rescatados han pagado, pero la sucesiva ampliación de las ayudas producirá una convergencia entre ambos tipos que supondrá un coste creciente para los países solventes, además un problema de "moral hazar".
La deuda soberana y bancaria de muchos países es insostenible. Eso requiere por necesidad un recorte y reestructuración.

Para impedir que las acciones del BCE se conviertan en subsidios encubiertos a bancos insolventes (como hasta ahora ha sucedido) debe reestructurase la deuda de bancos insolventes.
En definitiva, se trata de hacer más uniforme fiscal y monetariamente a la zona euro bajo el liderazgo de Alemania. Es imposible que el BCE funcione como tal si tiene que emitir dinero con garantía de bonos nacionales insolventes; o verse obligado a comprar títulos por encima de su valor de mercado. El nuevo Fondo de rescate, de solvencia fuera de toda duda, podrá servir de colateral y así potenciar de verdad al BCE.
Todo esto supone un riesgo de colectivización de pérdidas que hay que evitar: de ahí las necesarias quitas o reestructuraciones de deudas. Perderían los que detentan ahora bonos de países dudosos, pero eso ciertamente aliviaría la carga del contribuyente.
Otra cosa es que Alemania quiera, y ahí Munchäu se muestra muy escéptico. Alemania se está acercando a un punto de riesgo cero, o en todo caso menor, de salirse del euro que de contribuir a su costa a salvarlo. De hecho, las mejoras recientes en el sentimiento de mercado vienen de los rumores de la ampliación de volumen y funciones del Fondo de Rescate. Pero cuidado: sin quitas, sin reestructuraciones, no hay solución definitiva.
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