"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 3 de mayo de 2025

El (an)alfabeto occidental

Aquí, 👉 un análisis de Hilarius Bookbinder (seguro que un seudónimo) del estado catatónico de las universidades americanas, que hasta hace un par de décadas eran sin discusión las mejores del mundo. ¿Ha sido el Woke, ha sido la revolución tecnológica, una conjunción maligna de ambos…? El resultado es una catástrofe abismal, y no es ningún consuelo que la onda venga  del otro lado del atlántico. EEUU es el abanderado de la milenaria cultura, la que nos ha hecho como somos, la que nos ha salvado de la naturaleza, durante siglos nuestro peor enemigo. 
Según Bookbinder, sus alumnos de una universidad americana (sin nombre), son funcionalmente analfabetos (de ahí escribir con nombres ficticios para no herir sensibilidades). En sus palabras:
“I mean “unable to read and comprehend adult novels by people like Barbara Kingsolver, Colson Whitehead, and Richard Powers.” I picked those three authors because they are all recent Pulitzer Prize winners, an objective standard of “serious adult novel. Furthermore, I’ve read them all and can testify that they are brilliant, captivating writers; we’re not talking about Finnegans Wake here. But at the same time they aren’t YA, romantasy, or Harry Potter either.”

La mayoría de sus estudiantes no tienen vocabulario suficiente para entender una novela de nivel medio, ni ganas de llegar hasta el final:

“I’m not saying our students just prefer genre books or graphic novels or whatever. No, our average graduate literally could not read a serious adult novel cover-to-cover and understand what they read. They just couldn’t do it. They don’t have the desire to try, the vocabulary to grasp what they read, and most certainly not the attention span to finish.”

A esto sigue una descripción del estudiante medio universitario, que no suele asistir a las clases, que salen cada dos por tres para revisar su iPad (lo único por lo que siente interés), que desaparecen un día y no se vuelve a saber nada de ellos, aunque no se han dado de baja… y que en los exámenes tienen grandes dificultades para entender las preguntas, por lo que contestan vagamente en torno al tema central:

“They are impatient to get through whatever burden of reading they have to, and move their eyes over the words just to get it done. They’re like me clicking through a mandatory online HR training. Students get exam questions wrong simply because they didn’t even take the time to read the question properly. Reading anything more than a menu is a chore and to be avoided.”

Repito: esto era hasta hace poco la punta de lanza de las universidades en el mundo. Por eso recibían anualmente la visita de universitarios del resto de mundo para reclasificarse. Era un modelo tan adaptado a la sociedad americana, al mérito, a la emulación de la excelencia (como querían los Padres Fundadores), que su nivel académico era la envidia del mundo. 

(Por cierto, un aparte personal. Como trabajé en un medio de izquierdas guay muy hostil a todo lo americano, como es de rigor, muchas veces discutía con mis compis de esto. Un día, me preguntó mi jefe, cuando estaba cuajando lo de Maastritch, ¿Miguel, tú crees que ahora llegaremos a tener universidades tan buenas como las universidades USA?
Noooo, le contesté, allí las mejores universidades son privadas y se financian por donaciones privadas… imposible. Me miró como persona difícil de hablar con ella…)

Bueno pues, privadas o no, las universidades americanas están cayendo en el vacío. Una de las causas es esa filosofía, constelación de consignas inarticuladas llamada Woke, que no viene de ningún sitio concreto pero que ha invadido la sociedad occidental. 
Otra concausa es la perdida del lenguaje que nos define como humanos. El humanismo del renacimiento, como Erasmus, pretendía aligerar la religión imperante de dogmas aplastantes y hacer del hombre un ser más libre espiritualmente. Ya saben que El objetivo se frustró porque Lutero “le dio una patada a Erasmus”. Sin embargo, son esos protestantes que fueron perseguidos en la horrorosa guerra de la 30 años, los que huyeron a las colonias americanas. Su aspiración era poder vivir en la “Libertad de conciencia” luterana, y eso fue la base de la sociedad americana. Cuando llegaron los primeros pilgrims, ya eran adelantados librepensadores, que fundaron leyes constitucionales escritas para regular la sociedad por la ley y la elección de gobernante. Su lema básico era la libertad de conciencia individual, formada por la libre interpretación de la Escritura. Se admitía todo lo que fuera cristiano, incluso católico, si respetaban a los demás.
Es decir, gracias a la invención de la imprenta unos años antes, la gente ávida de conocer de primera mano la Biblia (algo que la iglesia había prohibido), se produjo la repentina culturización horizontal, que luego fue creciendo en las sociedades occidentales, más deprisa en las anglosajonas que en las continentales. 
Sí: la santa Iglesia se oponía a la difusión de la cultura: le restaba un poco del poder inmenso que tenía sobre las almas. Fue Lutero y el protestantismo el Prometeo que le robó ese fuego y lo difundió. 
Ahora estamos  punto de perder ese fuego, sin que se vea a nadie capaz de recogerlo y alimentarlo. Si en las universidades americanas está apagándose, ¿que decir del resto del mundo? ¿Sería China, si llega a ser la potencia dominante, capaz de insuflar vida al fuego de la inteligencia de la humanidad? No lo creo. De momento China es como la Santa Iglesia, celosa de su poder sobre las almas desinformadas (estará contento Xi Ping con lo que está pasando en las universidades americanas). O sea que esta caída de Occidente hacia el apagamiento de su cultura y sus valores, que estamos padeciendo, puede ser definitiva.

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