Cuando releo la frase de Münchau -"los líderes que pasean por las playas" (Merkel & Sarkozy)- me doy cuenta de algo de lo que nadie se ha dado cuenta: los líderes que deciden sobre Europa son una alemana y un francés, que hablan, supongo, en la lengua común europea, el inglés, una lengua que, probablemente, ambos aborrecen. Debe ser así, pues si hablaran en francés o en alemán, uno de los dos se sentiría humillado.
A esto nos ha traído el motivo inicial de esta historia sin sentido, "llena de ruido y de furia", pergeñada por u funcionario llamado MONET, quien inventó la Comunidad del Carbón y del Acero, embrión de esta charada. Debe ser difícil engañar al otro en una lengua que no es de ninguno, pues obviamente ambos desconfiarán.
¿Qué me habrá querido decir cuando me ha contestado "of course" -se dirá uno, lleno de aprensión por el otro? Mientras, Zapatero espera inconsciente que le (nos) caiga el destino fatal, el pedrisco de una decisión que, según Münchau, no sirve para nada, pero no deja de hacer daño.
Ahora los debates de High level son sobre si Alemania acepta a un Italiano como Presidente del BCE. Otro que, como El cómico Trichet, se dirigirá a nosotros en Inglés, lo que oscurece aun más el discurso torpe de una institución fracasada. ¿Qué vamos a entender los españoles de los mensajes de de tales peleles en una lengua que, sin ser la nuestra, no es la suya? Ni es prestamos atención. Así, los periodistas se pueden dar el pote de que ellos han interpretado a los oráculos, cuando ni uno tiene ni pajolera idea de inglés. No sé si han visto u oído una conferencia de prensa de Trichet: los europeos que saben le brean a preguntas incómodas, pero por ahí no ronda ni un español, si no es para ponerse ciego de canapés. Eso es lo que sacamos de esta Europa de cartón piedra: canapés para unos pocos.
La falta de inglés nos hace analfabetos frente a las cuestiones decisivas. Somo marginales, en una historia en que los mismos ingleses no se han metido, pese a ser los creadores naturales del inglés: qué curioso.
A esto nos ha traído el motivo inicial de esta historia sin sentido, "llena de ruido y de furia", pergeñada por u funcionario llamado MONET, quien inventó la Comunidad del Carbón y del Acero, embrión de esta charada. Debe ser difícil engañar al otro en una lengua que no es de ninguno, pues obviamente ambos desconfiarán.
¿Qué me habrá querido decir cuando me ha contestado "of course" -se dirá uno, lleno de aprensión por el otro? Mientras, Zapatero espera inconsciente que le (nos) caiga el destino fatal, el pedrisco de una decisión que, según Münchau, no sirve para nada, pero no deja de hacer daño.
Ahora los debates de High level son sobre si Alemania acepta a un Italiano como Presidente del BCE. Otro que, como El cómico Trichet, se dirigirá a nosotros en Inglés, lo que oscurece aun más el discurso torpe de una institución fracasada. ¿Qué vamos a entender los españoles de los mensajes de de tales peleles en una lengua que, sin ser la nuestra, no es la suya? Ni es prestamos atención. Así, los periodistas se pueden dar el pote de que ellos han interpretado a los oráculos, cuando ni uno tiene ni pajolera idea de inglés. No sé si han visto u oído una conferencia de prensa de Trichet: los europeos que saben le brean a preguntas incómodas, pero por ahí no ronda ni un español, si no es para ponerse ciego de canapés. Eso es lo que sacamos de esta Europa de cartón piedra: canapés para unos pocos.
La falta de inglés nos hace analfabetos frente a las cuestiones decisivas. Somo marginales, en una historia en que los mismos ingleses no se han metido, pese a ser los creadores naturales del inglés: qué curioso.
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