Los modelos académicos suelen suponer que el riesgo es algo reducible a una cuantificación de probabilidad.
para el Keynes de Minsky, esto es una simplificación distorsionadora de la realidad. Hay fenómenos imposibles de prever. Por ejemplo, si va estallar una guerra dentro de dos años, o la obsolescencia de un capital, o cual será el tipo de interés en 12 años. Podemos asignar una razonable probabilidad a nuestra esperanza de vida, pero no podemos hacerlo con multitud de fenómenos que invalidan funciones como la de producción, y que son altamente volátiles e imprimen una alta volatilidad a las decisiones económicas.
Según Keynes, Cuando no podemos asignar una probabilidad objetiva a un hecho, pero hemos de tomar una decisión, le asignamos una probabilidad subjetiva. Esta probabilidad está sujeta a rápidos y fuertes cambios. Por lo tanto, las decisiones también. Pero, además, a esta probabilidad subjetiva le damos una confianza que determina la decisión con la que actuamos. Esta confianza se reforzará con la evidencia, pero se disipará bruscamente cuando algo inesperado como una crisis, emerja. Los sucesos emergentes cambian ambos factores: la probabilidad subjetiva asignada y al confianza.
Minsky dice que quizá sea demasiado rebuscado el argumento, pero que lo importante es la consecuencia; el esquema dual de Keynes podría ser fácilmente sustituido un cálculo subjetivo de probabilidad y una función de preferencia por la incertidumbre que cambia con los hechos.
Yo destacaría que el esquema de decisión de Keynes lleva a una consecuencia muy importante:
La incertidumbre juega un papel decisivo en dos decisiones económicas cruciales: las decisiones de personas y empresas en la composición de sus carteras, y la decisión de invertir en bienes de capital, y del banco en prestar el dinero para ello. Cuánto más lejano el futuro de los resultados, mayor incertidumbre y, por lo tanto, mayor uso de convenciones y consignas triviales, ampliamente admitidas, para decidir. No hay ni habrá ninguna técnica sofisticada que nos libre de este lastre.
¿Como se puede intentar explicar la crisis de 2007-2009 sin este mínimo esquema de incertidumbre?
Por cierto, si esto es cierto, es cierto para siempre: siempre habrá saltos, caídas, discontinuidades y excesos de reacción. Por lo menos en el capitalismo (suavizado) serán debidos los errores en el deseo de vislumbrar el futuro, pero en tanto, habremos avanzado; en la economía tribal (p. ej. comunista) será consecuencia de una mala cosecha, un terremoto, una guerra... tras lo cual habrá que empezar de nuevo.
para el Keynes de Minsky, esto es una simplificación distorsionadora de la realidad. Hay fenómenos imposibles de prever. Por ejemplo, si va estallar una guerra dentro de dos años, o la obsolescencia de un capital, o cual será el tipo de interés en 12 años. Podemos asignar una razonable probabilidad a nuestra esperanza de vida, pero no podemos hacerlo con multitud de fenómenos que invalidan funciones como la de producción, y que son altamente volátiles e imprimen una alta volatilidad a las decisiones económicas.
Según Keynes, Cuando no podemos asignar una probabilidad objetiva a un hecho, pero hemos de tomar una decisión, le asignamos una probabilidad subjetiva. Esta probabilidad está sujeta a rápidos y fuertes cambios. Por lo tanto, las decisiones también. Pero, además, a esta probabilidad subjetiva le damos una confianza que determina la decisión con la que actuamos. Esta confianza se reforzará con la evidencia, pero se disipará bruscamente cuando algo inesperado como una crisis, emerja. Los sucesos emergentes cambian ambos factores: la probabilidad subjetiva asignada y al confianza.
Minsky dice que quizá sea demasiado rebuscado el argumento, pero que lo importante es la consecuencia; el esquema dual de Keynes podría ser fácilmente sustituido un cálculo subjetivo de probabilidad y una función de preferencia por la incertidumbre que cambia con los hechos.
Yo destacaría que el esquema de decisión de Keynes lleva a una consecuencia muy importante:
La incertidumbre nos lleva a fijarnos en loo que hacen los demás, y a sentirnos más cómodos sabiendo que los demás hacen lo mismo. Esto es una buena base para explicar por qué los mercados financieros se portaron tan mostrencamente con los títulos hipotecarios: todos estaban ganando dinero de la misma forma, y eso daba tranquilidad a los grandes ejecutivos bancarios. no hay que recurrir, por lo tanto, a incentivos distorsionados, que el gobierno debe controlar; los bancos estaban premiando el riesgo sobre la prudencia (pagaban más a los diseñadores de nuevos productos financieros que a los gestores de riesgo) simplemente porque creían que era lo que hacían todos. Cambiar hubiera sido arriesgado... Esto explica también la reacción unánime de los mercados cuando algo cambia.Simplemente no sabemos. Echamos mano de convenciones generalizadas para las decisiones más difíciles, más cuanto más difíciles; creemos que el presente es una buena guía del futuro,... Todas estas bonitas técnicas, y que debemos hacer como lo hacen los demás, suelen desmoronarse súbitamente. Son muy estimadas en loa Consejos de Administración.
La incertidumbre juega un papel decisivo en dos decisiones económicas cruciales: las decisiones de personas y empresas en la composición de sus carteras, y la decisión de invertir en bienes de capital, y del banco en prestar el dinero para ello. Cuánto más lejano el futuro de los resultados, mayor incertidumbre y, por lo tanto, mayor uso de convenciones y consignas triviales, ampliamente admitidas, para decidir. No hay ni habrá ninguna técnica sofisticada que nos libre de este lastre.
¿Como se puede intentar explicar la crisis de 2007-2009 sin este mínimo esquema de incertidumbre?
Por cierto, si esto es cierto, es cierto para siempre: siempre habrá saltos, caídas, discontinuidades y excesos de reacción. Por lo menos en el capitalismo (suavizado) serán debidos los errores en el deseo de vislumbrar el futuro, pero en tanto, habremos avanzado; en la economía tribal (p. ej. comunista) será consecuencia de una mala cosecha, un terremoto, una guerra... tras lo cual habrá que empezar de nuevo.
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