El 15-M sigue degenerando. Ahora han propuesto operaciones gratis de cambio de sexo para los menores. Hay, sin embargo, gente como Federico Quevedo que los defiende. Don Federico cree en el buen salvaje, está claro. El buen salvaje es el hombre, la humanidad corrompida por la civilización y la propiedad.
A mí me parece que el 15-M nos aporta enseñanzas indelebles, si supiéramos leerlo bien. Nos enseña qué es el ser humano, él, ella o ello, cuando se les deja con la responsabilidad suspensa y se les dice: "Haga Ud lo que quieran". El ser humano, él ella o ello, tiene tendencias contradictorias dentro de sí que acaban en un dominio de unos sobre otros.
Los del 15 M han demostrado lo quieren que pensemos de ellos: que son unos genios de la moralidad, descubridores de un nuevo mundo, donde "el lobo pacerá con el cordero". Mientras, van proponiendo una sarta de gilipolleces que según ellos son los que nos llevarán directamente a esa idílico paraíso. Por ejemplo, que todos seamos no seres humanos, sino transmaricabollos y que los niños puedan cambiar de sexo.
Esto me recuerda a una deliciosa novela que yo leía a escondidas cuando me preparaba para el examen de selectividad universitaria, "La novela nº 13" de Wenceslao Fernández Flórez, ese genio del conservadurismo español. Transcurre durante la guerra civil, en un lugar donde se quedan sin autoridad y la gente puede hacer lo que le de la gana -que es realmente cuando menos puedes hacer lo que te de la gana, porque inmediatamente alguien te lo impide.
Inmediatamente se imponen normas nuevas, anárquicas, como que todo el mundo deba ir desnudo por la calle. Como es fácil imaginar, cuando por la calle ven desnudos a los ancianos -que son los que están deseando lucir sus desnudeces- a la gente se le quita el gusto por el sexo. La gente acaba odiándose más que antes, y acaba la cosa mal.
En toda mi vida en España nunca hemos estado tan cerca del puro anarquismo que tantas veces nos ha visitado con saña, como he leído en los libros de historia. La primera República, el anarquismo terrorista en Cataluña, la segunda República, son fases históricas de grandes vacíos que dieron lugar al desorden, la anarquía, y al final la violencia justiciera. Después de 40 años de Franquismo y una Transición modélica, parecía que había un pacto para no dar pie a esos horrores de nuevo.
Pero el Ministerio del Interior -Ministerio clave en los momentos en que la gente pierde la chaveta y empieza a molestar a los demás con doctrinas salvadoras-, se ha inhibido. No sabemos la razón, pero creo que así no se ganan elecciones, a menos que -a menos que- se desee que esas elecciones no lleguen a celebrarse. ¿Quién sabe que razones tiene el candidato y ministro a mantener el caos en las calles a medida que se va extendiendo? Porque lo de menos es ya si han dicho esta u otra chorrada sobre el sexo de los niños. Lo de más es la sensación de desorden e indefensión que, de momento, la mayoría se toma como cosa de risa. (Si creen que exagero, oigan el desconcierto manifestado por los sindicatos policiales, por el vacío e directrices sobre cómo actuar.)
Repito, ¿Qué interés tiene el Ministro/Candidato? ¿ganar las elecciones en medio de la confusión y el desorden y llegar a la Presidencia con la imagen de un ministro bananero?
No. Supongo que está relacionado con el pulso que se están echando entre ellos a ver quién se queda con el partido y las siglas, que es le núcleo de la cuestión. Zapatero no cede la jefatura del partido y Rubalcaba lo necesita antes d que se hagan las listas de candidatos. Pero Zapatero sabe lo que harían con él.
En todo caso, este señor ha decidido distanciarse lo más posible de los problemas acuciantes, que son los económicos. No sólo no desaloja las calles, es que no habla de economía, lo cual me mosquea. Para él no existe tal cosa, lo que le da un cierto aire macabro (bueno, la verdad, es que el aire macabro lo tiene puesto desde siempre). Un candidato que no habla del "Problema", y que, aparentemente, no tiene relaciones en Europa, no se entiende.
Tengo atestiguado por gente próxima que es muy inteligente. Y su mujer, inteligentísima. Puede, pero de esos he conocido unos cuantos, y son más malos que la peste. Entonces, que alguien me explique a lo que está jugando.
A mí me parece que el 15-M nos aporta enseñanzas indelebles, si supiéramos leerlo bien. Nos enseña qué es el ser humano, él, ella o ello, cuando se les deja con la responsabilidad suspensa y se les dice: "Haga Ud lo que quieran". El ser humano, él ella o ello, tiene tendencias contradictorias dentro de sí que acaban en un dominio de unos sobre otros.
Los del 15 M han demostrado lo quieren que pensemos de ellos: que son unos genios de la moralidad, descubridores de un nuevo mundo, donde "el lobo pacerá con el cordero". Mientras, van proponiendo una sarta de gilipolleces que según ellos son los que nos llevarán directamente a esa idílico paraíso. Por ejemplo, que todos seamos no seres humanos, sino transmaricabollos y que los niños puedan cambiar de sexo.
Esto me recuerda a una deliciosa novela que yo leía a escondidas cuando me preparaba para el examen de selectividad universitaria, "La novela nº 13" de Wenceslao Fernández Flórez, ese genio del conservadurismo español. Transcurre durante la guerra civil, en un lugar donde se quedan sin autoridad y la gente puede hacer lo que le de la gana -que es realmente cuando menos puedes hacer lo que te de la gana, porque inmediatamente alguien te lo impide.
Inmediatamente se imponen normas nuevas, anárquicas, como que todo el mundo deba ir desnudo por la calle. Como es fácil imaginar, cuando por la calle ven desnudos a los ancianos -que son los que están deseando lucir sus desnudeces- a la gente se le quita el gusto por el sexo. La gente acaba odiándose más que antes, y acaba la cosa mal.
En toda mi vida en España nunca hemos estado tan cerca del puro anarquismo que tantas veces nos ha visitado con saña, como he leído en los libros de historia. La primera República, el anarquismo terrorista en Cataluña, la segunda República, son fases históricas de grandes vacíos que dieron lugar al desorden, la anarquía, y al final la violencia justiciera. Después de 40 años de Franquismo y una Transición modélica, parecía que había un pacto para no dar pie a esos horrores de nuevo.
Pero el Ministerio del Interior -Ministerio clave en los momentos en que la gente pierde la chaveta y empieza a molestar a los demás con doctrinas salvadoras-, se ha inhibido. No sabemos la razón, pero creo que así no se ganan elecciones, a menos que -a menos que- se desee que esas elecciones no lleguen a celebrarse. ¿Quién sabe que razones tiene el candidato y ministro a mantener el caos en las calles a medida que se va extendiendo? Porque lo de menos es ya si han dicho esta u otra chorrada sobre el sexo de los niños. Lo de más es la sensación de desorden e indefensión que, de momento, la mayoría se toma como cosa de risa. (Si creen que exagero, oigan el desconcierto manifestado por los sindicatos policiales, por el vacío e directrices sobre cómo actuar.)
Repito, ¿Qué interés tiene el Ministro/Candidato? ¿ganar las elecciones en medio de la confusión y el desorden y llegar a la Presidencia con la imagen de un ministro bananero?
No. Supongo que está relacionado con el pulso que se están echando entre ellos a ver quién se queda con el partido y las siglas, que es le núcleo de la cuestión. Zapatero no cede la jefatura del partido y Rubalcaba lo necesita antes d que se hagan las listas de candidatos. Pero Zapatero sabe lo que harían con él.
En todo caso, este señor ha decidido distanciarse lo más posible de los problemas acuciantes, que son los económicos. No sólo no desaloja las calles, es que no habla de economía, lo cual me mosquea. Para él no existe tal cosa, lo que le da un cierto aire macabro (bueno, la verdad, es que el aire macabro lo tiene puesto desde siempre). Un candidato que no habla del "Problema", y que, aparentemente, no tiene relaciones en Europa, no se entiende.
Tengo atestiguado por gente próxima que es muy inteligente. Y su mujer, inteligentísima. Puede, pero de esos he conocido unos cuantos, y son más malos que la peste. Entonces, que alguien me explique a lo que está jugando.
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