"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

lunes, 8 de agosto de 2011

El socorrista de la playa no atenderá llamadas de socorro en el agua

El problema del BCE es que nunca ha sido un prestamista de última instancia. Es un banco antiinflacionista, en cualquier circunstancia, y si alguien se ahoga, no es su tema. Hay que reconocer que lo tiene difícil, pues tiene 17 inflaciones, 17 curvas de tipos, 17 ciclos distintos, y ningún patrón reconocido. Pero, porqué va a salvar el mercado de la deuda (y a la banca) de ese u otro país, y no el de otro? Es muy fácil limitarse a controlar la inflación media de la zona, pero cuando todo se derrumba en varios países, lo que importa es esa función de prestamista de última instancia.
Y si él no la hace, ¿quién la hace? el EFSF? ¿el banco central de país, como ha pasado en irlanda?
En una típica acción de "Big Player", el BCE ha arrastrado a la baja los rendimientos de la deuda italiana y española. Con  "Big Player" quiero decir el dominante en el mercado, el que tiene suficientes recursos para influir en el precio, sin embargo sin utilizarlos: los demás saben que no pueden competir con él, y una leve acción "señala" hacia dónde se han de mover los precios. Lo malo es que si no hay un fundamento detrás, este movimiento es de corta duración, porque el BCE no se va a quedar ilimitadamente en posición compradora de bonos que le jerigan su política monetaria represiva y le desequilibran su amado balance, al que mima con ternura insólita.
El BCE ha actuado por las conversaciones del G7 de ayer a última hora, ante el temor de que la degradación de la deuda americana precipitara una caída de los mercados mundiales.
Merkel y Sarkozy aprobaron las compras de deuda del BCE, hasta que el EFSF (Fondo de estabilización) pueda ejercer sus nuevas funciones concedidas en la cumbre del rescate de Grecia. Esas nuevas capacidades deben ser aprobadas en cada parlamento nacional, lo cual no está hecho. Además, se supone que necesitaría una ampliación mucho mayor de sus recursos para garantizar totalmente la estabilidad (más del doble de los 620 mm € concedidos, pero no aprobados todavía en vía parlamentaria).
Mientras, se sigue criticando la decisión de S&P, una decisión rigurosa que no se ha aplicado a países en similares condiciones.

El BCE se facilitaría a sí mismo la labor bajando los tipos de interés y aumentado cualquier posibilidad a un aumento de la demanda y de PIBN, es decir, producción y precios, y comprando bonos, no a salto de mata, si no en una estrategia con objetivos claros: bajar la curva de tipos y aumentar la inflación. ¿Pero qué curva, que inflación? hay 17 curvas, 17 inflaciones. ¿La de Alemania? la de España? ¿la media? La media está ahora en el 2,5%, bonita cifra para iniciar una política de subirla al 3,5%-4%. Eso ayudaría al transvase de recursos hacia deudores que a su vez acelerarían su devolución de deudas.  La inversión productiva llegaría antes, mucho antes.
Pero son ganas de soñar. El BCE es el vigilante de la playa que solo vigila lo que sucede en la arena, que nadie moleste a nadie. Si alguien se ahoga, es su problema. No engaña a nadie, lo dice en los carteles: el socorrista no atenderá llamadas de socorro en el agua. Nunca ha sido un prestamista de última instancia, que les den a los mercados y a los activos, aunque detrás vaya todo cayendo. Cuando hace lo de hoy, evitar que todo se hunda, lo hace de mala gana, hasta que pase la tormenta.
En suma, ganando tiempo otra vez.

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