Papandreu se desdice, pues la oposición conservadora apoya el plan de rescate. ¿Una gran jugarreta política? Un amigo dice, muy agudo, que "al final, toda política es interior". Puede seguir la cumbre (otra más) de Cannes. Ésta, del G-20. Más palabrería tranquilizadora. Los ciclos no son ya de años: son de Semanas, exactas semanas con su week end como punto álgido. Cumbre, euforia, caída; drama, nueva cumbre, subida... Pero la economía real sigue a su rollo: estancamiento, paro (21,5%; 1.425.200 hogares con todos los miembros en paro). Hace meses -un año- que vivimos con el corazón en un puño. ¡El euro, el euro, que se cae! Y corremos a sostenerlo, siguiendo la consigna de los ineptos. Todos seguimos la consigna: los medios españoles, al unísono, ha vapuleado a Papandreu: EL País -Gabilondo- que la democracia es lo mejor, pero que no es el momento...
Pero el problema es que esta historia de Europa es cada vez menos democrática, por culpa del euro. Todos tenemos mucho que perder si se cae, indudablemente; pero también si sigue gestionado como hasta ahora. Por lo tanto, seguirá amenazando a la economía mundial con su derrumbe, pero nadie dará el paso definitivo para sostenerlo. Estamos en un cine viendo repetidamente, incesantemente, la misma pésima película: coproducción franco-alemana. La sesión continua se hace un poco pesada.
Pero el problema es que esta historia de Europa es cada vez menos democrática, por culpa del euro. Todos tenemos mucho que perder si se cae, indudablemente; pero también si sigue gestionado como hasta ahora. Por lo tanto, seguirá amenazando a la economía mundial con su derrumbe, pero nadie dará el paso definitivo para sostenerlo. Estamos en un cine viendo repetidamente, incesantemente, la misma pésima película: coproducción franco-alemana. La sesión continua se hace un poco pesada.
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