En El paisde hoy, un artículo de un genio de FEFEA: Luis Garicano.
Parece que quiere dar un voto de confianza al BCE. Dice que hay dos interpretaciones a la actitud del BCE:
En fin, a mí me recuerda aquella película de Scorsesse, "El Cabo del Terror", en que un perverso Robert de Niro, para demostrar su resistencia al dolor ante un Nick Nolte aterrorizado, Se pone un mechero encendido bajo la palma de la mano y aguanta, aguanta... "-esto no es nada comparado con lo que he pasado por su culpa en el penal -dice-"
Sí, debemos todos ponernos un fuego continuo bajo la palma de la mano, y aguantar, porque, ¿Qué importan los 5, 6, 7 millones de parados que podemos alcanzar? tranquilos, que don Garicano sabe de esto, de calderas a fuego lento, donde se cuece todo mejor, aunque más despacio.
No les he dicho que son geniales estos tipos de JODEA? Sí, lo son. Saben hasta de fuegos, no en balde son unos inquisidores natos, como demuestran todos los días en su blog.
Lo que yo no sé -sin ánimo de echar agua al fuego lento- es cómo gradúa el fuego el BCE para cada país... Aquí, al 4%, éste a 2%, éste al 6%, que ha sido muy malo...
Bueno ahora en serio: esto es una mala, mediocre, parodia de la asimetría de la zona euro. Que no, don Garicano, que ese no es el problema. El problema es que el BCE es un banco central subóptimo (menos para Alemania); que los bancos centrales deben ser nacionales para lidiar con el problema. Si no, ¿por qué sólo en el euro hay una segunda crisis?
Y esa no optimidad le exige elegir, sin remedio, entre una inflación alta para la zona, o hundir el euro. ¿Por qué? por una razón muy sencilla: porque la zona euro no es una zona monetaria óptima, pero es que, además, con el tiempo se ha alejado de esa condición. Así, que no es la elección que ud. propone: Es salvar el euro -y que suba la inflación- o dejarlo caer. No hay fuego lento. No dispone de este tipo de fuegos. Tiene una cocina antigua, que, casualmente, es la que le ha instalado Merkel.
Parece que quiere dar un voto de confianza al BCE. Dice que hay dos interpretaciones a la actitud del BCE:
Hay dos hipótesis posibles. La primera es la de la superstición. Bajo esta hipótesis, el BCE, al igual que la opinión pública alemana, es presa de las supersticion
Pese a la evidencia en contrario proveniente de las masivas compras de bonos en Japón, en Reino Unido y en EE UU, el BCE persistiría en la creencia de que la compra temporal, pero de forma ilimitada, de la deuda de un país solvente en una situación como la actual generaría inflación. Esto, simplemente no es cierto, ni en teoría, ni en práctica. Si esta hipótesis es correcta, no hay nada que hacer: el pánico seguirá, los tipos se dispararán, y se acabó el invento (falso).es. .Si esta hipótesis es correcta, no hay nada que hacer: el pánico seguirá, los tipos se dispararán, y se acabó el invento.
La alternativa es que el BCE esté jugando una peligrosa, pero racional (sic), partida de cartas. saben que, si los tipos cayeran, los políticos de estos países volverían a sus andadas, negándose a hacer reformas que son necesarias para salir del subdesarrollo institucional en el que se encuentran, con enormes economías sumergidas, mercados brutalmente ineficientes, justicia desesperantemente lenta, falta de seguridad jurídica, etcétera. Y sabe que, sin estas reformas, el jugar con la misma moneda seguirá generando desequilibrios insostenibles. Bajo esta hipótesis, el BCE sabe lo que hace, que es asegurarse que los problemas estructurales de fondo se atacan y resuelven, aunque, eso sí, juega con fuego....
Para saber cuál es la realidad, vale comprobar algo muy sencillo en los próximos días: si nos mantienen en la caldera con el fuego constante, quemando pero soportable, es la segunda. Si el fuego incrementa sin fin, nos hemos casado con unos supersticiosos, y la situación no tiene remedio.Es decir, el BCE, primero, tiene que desdecirse de sus reafirmaciones rotundas de anteayer, de Draghi: que su único objetivo es la estabilidad de precios, que no puede debilitarlo haciendo de prestamista de última instancia; Luego, debe decidir una nueva estrategia, de "caldera a fuego constante, quemando pero soportable"...
En fin, a mí me recuerda aquella película de Scorsesse, "El Cabo del Terror", en que un perverso Robert de Niro, para demostrar su resistencia al dolor ante un Nick Nolte aterrorizado, Se pone un mechero encendido bajo la palma de la mano y aguanta, aguanta... "-esto no es nada comparado con lo que he pasado por su culpa en el penal -dice-"
Sí, debemos todos ponernos un fuego continuo bajo la palma de la mano, y aguantar, porque, ¿Qué importan los 5, 6, 7 millones de parados que podemos alcanzar? tranquilos, que don Garicano sabe de esto, de calderas a fuego lento, donde se cuece todo mejor, aunque más despacio.
No les he dicho que son geniales estos tipos de JODEA? Sí, lo son. Saben hasta de fuegos, no en balde son unos inquisidores natos, como demuestran todos los días en su blog.
Lo que yo no sé -sin ánimo de echar agua al fuego lento- es cómo gradúa el fuego el BCE para cada país... Aquí, al 4%, éste a 2%, éste al 6%, que ha sido muy malo...
Bueno ahora en serio: esto es una mala, mediocre, parodia de la asimetría de la zona euro. Que no, don Garicano, que ese no es el problema. El problema es que el BCE es un banco central subóptimo (menos para Alemania); que los bancos centrales deben ser nacionales para lidiar con el problema. Si no, ¿por qué sólo en el euro hay una segunda crisis?
Y esa no optimidad le exige elegir, sin remedio, entre una inflación alta para la zona, o hundir el euro. ¿Por qué? por una razón muy sencilla: porque la zona euro no es una zona monetaria óptima, pero es que, además, con el tiempo se ha alejado de esa condición. Así, que no es la elección que ud. propone: Es salvar el euro -y que suba la inflación- o dejarlo caer. No hay fuego lento. No dispone de este tipo de fuegos. Tiene una cocina antigua, que, casualmente, es la que le ha instalado Merkel.
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