Otra semana más de esperanzas y fracasos. Como si no hubiéramos pasado meses en ese proceso de cumbres y cumbres. Otra vez, el día anterior Geithner se dejará aparecer para que le insulten y le llamen "aanglosaxon keynesiano".
Otra vez escatimarán el compromiso del BCE de salvar los mercados con la excusa de que, primero, hay que cambiar los tratados para lograr una unión fiscal. El sólo anuncio del propósito da miedo. Parece que Merkel y Sarko se ha quitado la careta y nos dicen que quieren gobernar Europa. Como si no fueran los responsables de nuestra quiebra.
Una unión fiscal tiene implicaciones muy serias para la democracia. El fisco no es sólo dar pensiones a los ancianitos. Es decidir sobre qué cuestiones políticas son prioritarias, qué se gasta en defensa, en justicia, y policía, tres patas clásicas de un estado de derecho. Las amenazas que se vislumbran detrás de este proceso de concentración de fuerza en los países de arriba, con un reforzamientos de impuestos y gastos que cada país daba como aceptado por todos, es la mar de inquietante.
Creo que con la crisis fiscal se han ofuscado: el problema de Europa no es fiscal, es de falta de libertad y crecimiento, que, como vimos ayer, se ha apagado a medida que la unión monetaria ha avanzado.
Y desde luego subir los impuestos y uniformarlos no va a fomentar el crecimiento. Atacar el problema como un desarreglo fiscal es de incompetentes, pues ya hemos visto que los tenedores de bonos se van a Inglaterra y EEUU, donde tienen más deuda que nosotros, pero que se les antoja de escaso riesgo de impago.
El euro no ha unido los mercados, no ha movilizado la mano de obra, no ha dado confianza como la da cualquier banco central, y ahora se pretende iniciar un proceso de años (Merkel dixit) para sobreponernos una unión fiscal que, naturalmente, dirigirá ella, como el euro.
Esto no tiene ningún sentido, pues no creo que un proceso largo y nada claro no tranquilizará a nadie, pues no se vislumbra el crecimiento que aportaría los recursos para equilibrar las cuentas. y todo eso sin despejar la inquietud crucial si el BCE va a reorientar su política hacia el crecimiento. Porque el miércoles se vio: lo que quieren los mercados es que sostenga el valor de los activos, que bastante se han arruinado bancos por culpa del BCE.
Otras opiniones: Marcus Nunes: the-ecb-read-germany-resorts-to-blackmail
Otra vez escatimarán el compromiso del BCE de salvar los mercados con la excusa de que, primero, hay que cambiar los tratados para lograr una unión fiscal. El sólo anuncio del propósito da miedo. Parece que Merkel y Sarko se ha quitado la careta y nos dicen que quieren gobernar Europa. Como si no fueran los responsables de nuestra quiebra.
Una unión fiscal tiene implicaciones muy serias para la democracia. El fisco no es sólo dar pensiones a los ancianitos. Es decidir sobre qué cuestiones políticas son prioritarias, qué se gasta en defensa, en justicia, y policía, tres patas clásicas de un estado de derecho. Las amenazas que se vislumbran detrás de este proceso de concentración de fuerza en los países de arriba, con un reforzamientos de impuestos y gastos que cada país daba como aceptado por todos, es la mar de inquietante.
Creo que con la crisis fiscal se han ofuscado: el problema de Europa no es fiscal, es de falta de libertad y crecimiento, que, como vimos ayer, se ha apagado a medida que la unión monetaria ha avanzado.
Y desde luego subir los impuestos y uniformarlos no va a fomentar el crecimiento. Atacar el problema como un desarreglo fiscal es de incompetentes, pues ya hemos visto que los tenedores de bonos se van a Inglaterra y EEUU, donde tienen más deuda que nosotros, pero que se les antoja de escaso riesgo de impago.
El euro no ha unido los mercados, no ha movilizado la mano de obra, no ha dado confianza como la da cualquier banco central, y ahora se pretende iniciar un proceso de años (Merkel dixit) para sobreponernos una unión fiscal que, naturalmente, dirigirá ella, como el euro.
Esto no tiene ningún sentido, pues no creo que un proceso largo y nada claro no tranquilizará a nadie, pues no se vislumbra el crecimiento que aportaría los recursos para equilibrar las cuentas. y todo eso sin despejar la inquietud crucial si el BCE va a reorientar su política hacia el crecimiento. Porque el miércoles se vio: lo que quieren los mercados es que sostenga el valor de los activos, que bastante se han arruinado bancos por culpa del BCE.
Otras opiniones: Marcus Nunes: the-ecb-read-germany-resorts-to-blackmail
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