"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 14 de octubre de 2012

Wellington, Acemoglu y España

(este articulo también en Liberalismoonline)

Hoy, PJ Ramírez tiene una buena "Carta del Director" (su sección habitual de los domingos). Rescata un documento histórico cuya existencia no conocía, el "Memorándum de Wellington" sobre España.

Dicho Memorándum no fue más que un intento desesperado del Duque (que había contribuido a expulsar a Napoleón de España), para que los liberales, que lograron imponer a Fernando VII la constitución de 1812, la reformaran en el sentido de reforzar más el poder central. La Constitución de Cádiz sólo estuvo vigente entre 1820 y 1823, y fue un desastre, ya fuera por el extremismo de los liberales gobernantes, muy radicalizados por las sectas masónicas, o por la debilidad intrínseca de aquella. Wellington quería evitar, además, la invasión de los cien mil hijos de san Luis, algo que sobrevino de todas formas.

El caso es que el desgobierno había hundido a España en una situación de pobreza, de desorden, de quiebra, que según Wellington no tendría remedio si no había reformas hacia un reforzamiento del poder central. Su idea era acercar a España hacia unas instituciones del tipo de Gran Bretaña, de reparto de poder sin que la eficacia del gobierno se viera mermada. Sólo eso, decia, restablecería el credito internacional que España mecesitaba agudamente. Creo que no fue la primera vez que Wellington se manifestaba en ese sentido, y no solo en España: la restauración de la corona francesa después de su victoria definitiva en Waterloo estuvo muy influida por el Duque para crear urna monarquía parlamentaria fuerte. En rodo caso Wellington huyo de cualquier tentación de "invadir" Francia.

Aqui hago un inciso (extemporáneo, lo reconozco) para recordar a Acemoglu & Robinson y su gran libro "Why Nations Fail". Es un libro definitivo sobre bienestar e instituciones, con un catalogo de paises triunfadores y fracasados según han tenido la dicha, o no, de contar con un estado en primer lugar fuerte, que defienda ley y proteja los derechos individuales sobre los intereses "extractivos". Si no me equivoco, lo que sostenía Wellington era un embrión de lo que siglos después desarrollaron Acemoglu & Robinson.

Wellington era militar, pero con un sentido práctico muy acentuado. Sí venció a Napoleón en todas las batallas en las que se encontraron, es porque era un genio de la estrategia defensiva, no de la heroicidad. Y en política siempre vió las cosas muy acertadamente desde las consecuencias.

No le hicieron caso, naturalmente. Los pueblos tiene sus caracteres, que es su destino. Esas cartas de Wellington al Conde de Toreno fueron hispánicamente desoídas.

Los paralelismos con la España agonizante de hoy son evidentes. Nos hemos alejado mucho de un gobierno fuerte y estable, el poder está en franca descomposición, y decidir cosas obvias como que se van a defender los derechos conculcados por un poder regional se convierte en motivo de escándalo.

Ahora pensemos en cómo acabó entonces, y cómo acabó en tantas otras ocasiones en que intentamos suicidarnos, la anarquía del desgobierno. Aquella vez fue con la victoria de los cien mil hijos de san Luis (fuerzas europeas de intervención) y la década ominosa del absolutismo de Fernando VII. La primera Republica, en la asonada de Sagunto que, afortunadamente, acabo en la Restauración de Alfonso XII, tras dos guerras charlistas y incontables guerras cantonales. Dicha Restauración acabó, en 1923, con la asonada de Primo de Ribera, inevitable si se tiene en cuenta el estado de anarquía total de país. ¿Necesito recordar el fin de la II República, dinamitada por sus valedores?

No puede mantenerse la estabilidad sin un gobierno fuerte y decidido a hacer cumplir la Ley. Menos aún, recuperarla cuando se ha perdido. Cuando se cree que la democracia debe ser débil por antonomasia, hay una grave enfermedad social.

No hay comentarios: