(En The Corner in English)
Según una encuesta entre 86 grandes casa de inversión mundiales, Europa seguirá siendo una fuente de preocupación en 2013. Vean gráfico.
El motivo principal, como pueden ver aquí, en Business Insider, es que no se ve claro que la austeridad (o el austerismo) vaya a traer crecimiento. Esto es una versión muy distinta de la oficial que nos arrojan a la cara todos los días. La versión oficial se basa en la caída el déficit exterior y el dato de paro registrado en noviembre. Ya hemos comentado que lo primero no soluciona la inmensa deuda que queda por pagar, y lo segundo es una broma de mal gusto de origen en Jaén (sic), que habría creado un manarían de empleo con un aumento mensual del 183%. Si no hay crecimiento, viene a decir esta encuesta, volverán los problemas de las deudas soberanas. A España la mayoría de las previsiones le dan una caída del PIB mayor que el año pasado. Menos el gobierno, claro. Eso vuelve a poner sobre el tapete el rescate. Rajoy ha visto que la bajada de la prima de riesgo le permitíacaptar fondos (antes los mercados nos habían cerrado el grifo), y ha decidido que el rescate puede esperar. Motivo: electoral, claro. Vivimos años grises de significación meramente electoral, lo que a mí me pone frenético. Pero en la encuesta se ve que los inversores no creen que esa bajada sea definitiva. Yo no sé si rescate sí, rescate no. Lo que si veo es que lo va a tener que pedir en condiciones desesperadas y con menos fuerza de negociación que nunca. Un rescate debería ser un trueque entre contracción fiscal interna a cambio de financiación externa. Eso es lo que ha prometido el BCE. Si el BCE garantizara que va a comprar deuda española ilimitadamente, como ha dicho... Pero lo dijo hace seis meses. Igual cambia de opinión. Al PP se le eriza el cabello si oye hablar de un plan así. Un rescate sería genial si nos permitiera financiar una amortización de la clase política y su deuda, a cambio de dinero barato para las nuevas inversiones. Pero no va a ser así. Va a ser con cuenta gotas, te dan aspirinas a cambio de que te amputes los miembros un a uno. Y la clase política está en contra, claro.
El motivo principal, como pueden ver aquí, en Business Insider, es que no se ve claro que la austeridad (o el austerismo) vaya a traer crecimiento. Esto es una versión muy distinta de la oficial que nos arrojan a la cara todos los días. La versión oficial se basa en la caída el déficit exterior y el dato de paro registrado en noviembre. Ya hemos comentado que lo primero no soluciona la inmensa deuda que queda por pagar, y lo segundo es una broma de mal gusto de origen en Jaén (sic), que habría creado un manarían de empleo con un aumento mensual del 183%. Si no hay crecimiento, viene a decir esta encuesta, volverán los problemas de las deudas soberanas. A España la mayoría de las previsiones le dan una caída del PIB mayor que el año pasado. Menos el gobierno, claro. Eso vuelve a poner sobre el tapete el rescate. Rajoy ha visto que la bajada de la prima de riesgo le permitíacaptar fondos (antes los mercados nos habían cerrado el grifo), y ha decidido que el rescate puede esperar. Motivo: electoral, claro. Vivimos años grises de significación meramente electoral, lo que a mí me pone frenético. Pero en la encuesta se ve que los inversores no creen que esa bajada sea definitiva. Yo no sé si rescate sí, rescate no. Lo que si veo es que lo va a tener que pedir en condiciones desesperadas y con menos fuerza de negociación que nunca. Un rescate debería ser un trueque entre contracción fiscal interna a cambio de financiación externa. Eso es lo que ha prometido el BCE. Si el BCE garantizara que va a comprar deuda española ilimitadamente, como ha dicho... Pero lo dijo hace seis meses. Igual cambia de opinión. Al PP se le eriza el cabello si oye hablar de un plan así. Un rescate sería genial si nos permitiera financiar una amortización de la clase política y su deuda, a cambio de dinero barato para las nuevas inversiones. Pero no va a ser así. Va a ser con cuenta gotas, te dan aspirinas a cambio de que te amputes los miembros un a uno. Y la clase política está en contra, claro.
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