En El Mundo de hoy, palpamos de cerca el grado de corrupción mafiosa que se ha instalado en la casta política. Dicen que esta casta es un trasunto de lo inmoral que es este país, y puede que lo sea. Seremos entonces como una gran familia que en caso de peligro hace piña, hasta con quien no se hablaba, para defender el chiringuito.Mientras Raúl del Pozo nos cuenta que Rajoy estaba a partir un piñón con Bárcenas, y removía los protocolos de la Audiencia Nacional para que la esposa de éste fuera a declarar por la puerta de atrás para no verse acosada por los periodistas (tiene una fobia a la masas), al mismo tiempo pactaba con Rubalcaba que Magdalena Álvarez, la gran Maleni, no la tocarán su sillón del Banco Europeo de Inversiones, vicepresidenta, nos cuenta Carlos Segovia. Es decir, con la "famiglia" no se juega. Hoy por ti, mañana por mí. Es decir, "España somos nosotros, tú yo y los nuestros". ¿Capicce? - Oye, y se te he molestado un poco con lo de Bercenas, no me lo tengas en cuenta, que tenía que echar de comer a mis fieras, compréndelo. - Chico, ni lo menciones, y si puedo hacer algo por ti con lo de los ERES... - Bah, eso es cosa de Griñan, hace tiempo que mea fuera de tiesto, no me quita el sueño. Tengo otros peores ahí dentro. - Buf, si yo te contara...- Oye, y el Gran Conseguidor, ¿Le podemos sostener?
- Pero ¿para que te crees que es todo esto? Hemos tenido que elevar el nivel del espectáculo, hombre, que sin Él no hacemos nada, ¡nos vamos toda al carayo!
Ah, oye, hablando del carayo, ¿y como lo lleváis lo del Tren ese de Santiago?- Bah, tenemos una víctima propiciatoria. El conductor, del que no recuerdo su nombre. Ah, sí, se llama Garzón! Un nombre apropiado para hacer de cordero Pascual. Nada, está clarísimo. No frenó cuando debía...
De un artículos de González Quirós en el Condidencial:
El éxito de la farsa exige una lógica complaciente en el engañado, pero en España no escasea el producto: para el español medio es un axioma que si Alonso se sale de pista a 300 por hora la culpa es o de Ferrari o del circuito, pero si un tren de alta velocidad descarrila la culpa es del maquinista. Los que se pregunten por fallos del sistema, del trazado, del diseño del tren o de la política ferroviaria son unos antipatriotas, con Rajoy o con Zapatero, que tanto da.
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