Al final del día, llego a una relevación clarividente: Bárcenas era el amigo invisible de Rajoy. Era fiel, era gratificante, y se amoldaba a los deseos inexpresables. No hablaba con Dios, o con Superman, o el hombre araña, sino con Bárcenas. Así nos va.
Como un niño, preguntado por el amigo invisible, Rajoy lo ha negado. Claro, si para él no existe.
Como un niño, preguntado por el amigo invisible, Rajoy lo ha negado. Claro, si para él no existe.
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