"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Merkel: apoyar el euro barriendo para casa

Un irónico artículo de Evans-Prichard pone en su sitio al escandalosamente chulesco Schauble, ministro de finanzas alemán,que en "Ignore the doomsayers: Europe is being fixed" pretende demostrar que los problemas de Europa ya están arreglados. Ya digo, chulesco hasta decir basta.

¿Cómo demuestra el chulo de Schaüble que Europa va como un tiro? Pues nada, muy fácil, fíjense en Alemania. Alemania estaba derrumbada por sus excesos hasta que se puso las pilas, decretó el austerismo, y después de una travesía del desierto de dos décadas, ha florecido como un jardín en primavera.

Lo único que tiene que hacer los países de euro es seguir ese camino de espinas para al final cosechar la rosas. Alemania es la prueba de que al final el dolor compensa y es gratificante.

¿Se puede ser más chulo? Mientras Alemania ha cosechado un superávit exterior cada vez más alto, que llega ya hasta el 6% del PIB, y, por ende, acumula un crédito enorme frente a los demás paises del euro (crédito que es la otra cara de la moderna de nuestra deuda exterior y lao países del sur de Europa), las disfunciones que causa el euro impiden que ese gigantesco capital se invierta en los países que lo necesitan. ¿Por qué? Porque están bajo sospecha de insolvencia. Y el riesgo de invertir en ellos en comparación con la rentabilidad que ofrecen no compensa.

Precisamente está anomalía, un país crecientemente acreedor que no invierte en los otros países de la zona, es el signo más expresivo de que las disfunciones del euro no se han arreglado. Eso al menos dice la teoría neoclásica, que el ahorro se iguala a la demanda de inversión vía tipos de interés. El ingente ahorro alemán debería verse atraído por las oportunidades inversionistas en el sur de Europa. Oportunidades que vimos ayer en el post anterior: la inversión en España (y Portugal y Grecia, no digamos) está por los suelos. Unos mercados libres de tipo de cambio y de tipo de interés ya hubieran ajustado hace años el valor de mercado de los activos internos, poniéndolos más baratos y atractivos, y su rentabilidad de equilibrio. La histórica se hubiera acabado ya sin el euro. Si al menos el euro hubiera limado los riesgos transfronterizos, como se pensaba, pero ha sido justo al revés.

Con el euro tenemos esta "pequeña" dificultad, que el mercado cambiario no existe, y no puede hacer su papel de equilibrar los precios internos y externos de bienes y capital. Por lo tanto, hay que encontrar otra vía de compensación que impida que se distancien cada vez más los países cada vez más ricos de los cada vez más pobres. Esa vía sólo puede ser un subóptimo, es decir, una chapucilla. Y esa chapucilla sólo puede ser un flujo constante de fondos públicos de norte a sur.

Este flujo tiene varias formas posibles. La primera, admitir que las deudas que tenemos con los países del norte son impagables. La segunda, que las necesidades de capital si no se vehiculan por la vía privada, habrán de hacerlo por la pública. La tercera, que si hay una Union Monetaria de verdad, la regulación y supervisión deben de ser centrales de verdad. Es decir, quita de deudas, unión fiscal, unión bancaria,que unifique riesgos hasta que apenas se diferencien. Lo que supone una revolución muy desagradable para loa contribuyentes alemanes, que se jactan precisamente de la ideología de Schaüble, impuestos cada vez más bajos y gastos cada vez más bajos.

El problema del euro es político. Lo ha expresado a la perfección la Canciller Merkel en la campaña electoral: "apoyar al euro pero barriendo para casa". Ese es el núcleo del problema, la tensión latente entre los intereses nacionales y los comunitarios. Eso hace del euro un tigre de papel. Hay países que parecen no tener intereses nacionales, porque no creen en la nación. Eso es lo que refuerza algo a ese tigre de papel, que los países con intereses nacionales son los que dominan el euro, y mientras ellos ganen, el euro se sostendrá y la pobreza también se sostendrá. Cuando uno gana el la ruleta los único ente, ¿por qué seguir jugando, si no es un jugador compulsivo? Alemania gana se retira a su guarida, y así será mientras no cambien las reglas.

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