"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 24 de septiembre de 2013

Desmitificando el liberalismo

No sé en qué experiencia se basan los liberales austéricos para defender su teoría del ultra liberalismo económico. ¿Ha existido alguna vez en la historia un mundo así? No lo creo.

La sociedad liberal elitista
Pero alguna vez Rallo & Co. Hacen mención de la época del patrón oro como era soñada a la que habría que volver. Aparte del oro, decir esto es un signo de desinformación de tamaño oceánico. Entonces, la sociedad era extremamente jerarquizada en los países supuestamente liberales, Gran Bretaña y EEUU. Para empezar, este era un grupo de 13 colonias miembros del inmenso Impwrio británico.El mundo ejemplar del liberalismo doctrinal pertenece al mundo de la teoría. Es un mundo que se contrasta deductivamente. Mises fue el que estableció el dogma de que la economía era una ciencia deductiva; una vez establecidos unos sólidos axiomas, la deducción de las conclusiones finales son firmes.


Gran Bretaña era dueña del imperio más grande jamás habido, y la Metrópoli se caracterizaba por el gobierno férreo y estanco de las clases altas. Eso sí, dirimían sus discrepancias de matiz en un parlamento al que sólo accedían grupos pudientes. Las clases bajas no se sentían especialmente representadas por esos MPs. El patrón oro era posible precisamente porque estaba garantizado por un gobierno en sintonía con los intereses de esas clases. Una parte de ellas eran rentistas, y otra empresarios emergentes, y a ambos les interesaba la respetabilidad del patrón oro, que era muy útil para mantener los precios estables para los rentistas de interés fijo y los salarios para los empresarios. La movilidad social era mínima, y las distancias económicas entre grupos sociales era sideral.

Las colonias eran colonias, es decir, sus poblaciones de origen no tenían los mismos derechos que los colonos. Había una administración diferente para el británico colono y el oriundo. La propiedad privada, esa vaca sagrada de los liberales austéricos, era un derecho de los colonos, no de los oriundos. Éstos no tenían más interés que el productivo y comercial.

Por lo tanto, es difícil encontrar una sociedad histórica que sirva de banco de pruebas del funcionamiento de las ensoñaciones liberales. Tanto Mises como Hayek desdeñaron tal cuestión, y por eso encontraron más cómodo adoptar una metodología deductiva, a la que se aferraron desesperadamente, aunque a veces cuando les convenía, hacían mención a algún episodio histórico más o menos edulcorado.

Esto no quiere decir que a finales del XVIII no empezara depertar en la Metrópoli una sociedad más abierta. El liberalismo empezó con la desregulación comenzada por la Corona a partir de 1689, cuando el último rey Tudor salió por patas y el sucesor, de la casa de Orange, empezó a liberalizar la economía británica, dejando de vender licencias de uso y abriéndolas a rodó el mundo.

Pero una sociedad tan jerárquica poco lejos podía llegar, y los que tenían más propiedades aprovecharon para hacerse con más. El siglo XVIII fue de apertura y el florecimiento de las letras y las artes, de la ilustración inglesa, paralela a la francesa pero mucho más incisiva. Entonces debieron producirse los primeros brotes de una economía liberal, con libertad de establecimiento empresarial, lo que Adam Smith reflejó en su obra. Aún así, sería falso separar esa prosperidad del gran avance colonial británico, que le aportó una rentas enormes a su economía.

En suma, es difícil asignar sólo al liberalismo el gran salto industrial de Inglaterra. Era además una sociedad militarizada, patriotera, muy cargada de impuestos para mantener el orden de las colonias, y como las tasas impositivas eran bajas, la deuda era la fuete principal. A eso contribuía el oro, que daba estabilidad a los rendimientos reales de la deuda, cuyos inversores se llevaban un buen pedazo de renta.

En suma, el liberalismo no se desarrolló en una sociedad abierta, que no empezó a cristalizar hasta al menos después de la Primera Guerra Mundial. Los beneficiarios de ese aperturismo institucional eran una parte muy pequeña de la sociedad. Por lo tanto, no es un buen banco de prueba de validez universal del liberalismo sin matices. Hubo, además, una buena parte del progreso que se debió al fomento del gobierno, como los ferrocarriles, sino como participante en la propiedad, allanando los obstáculos legales y de expropiación, tanto en GB como en EEUU. Otro tanto se puede decir de la educación, que fue uno de los objetivos de los gobierno liberales de los países nacientes, algo que sirvió para elevar el nivel educacional pero, a la vez, "hacer patria": enseñar a los educandos a amar al país. Este fue un gran fallo de la España del XIX, especialmente de Cánovas, que, como ahora, no fue capaz de unificar y pagar una enseñanza auténticamente nacional. Es algo que estamos pagando todavía, obviamente.

¿Y antes, puede encontrarse un trozo de historia que sea ejemplo de éxito del liberalismo? Obviamente no; cuanto más atrás, más cerradas y reguladas eran las sociedades regidas por un monarca absoluto cuyo mayor interés era el mercantilismo, eso que luego fue el punto de partida de Adam Smith para criticar el "mundo antiguo".

Yo creo en los beneficios del liberalismo económico. Es una forma de organización social que como ninguna ha sabido mover los recursos y hacer crecer la sociedad en su lucha contra la miseria. Pero me parece pueril negar que el papel del Estado ha sido clave, tanto al proteger instituciones claves como la propiedad, y lao mercados, como al dar cobertura a necesidades que jamás se habrían ofrecido por el sector privado.

10 comentarios:

Iracundo dijo...

Impecable artículo, lo suscribo por completo. Llevo años atacando las tesis ancaps desde mi blog (razón entre otras por la que me expulsaron de Redliberal). Los ejemplos históricos que se citaban mucho hace años eran una presunta Irlanda "anárquica", Islandia y alguna cosita exótica más como la actual Somalia.

PS: ¿hasta qué punto se puede atribuir al papel hegemónico de la Iglesia Católica en España el fracaso de los sucesivos gobiernos españoles del siglo XIX-XX en implantar un "patriotismo ilustrado" a través de la escuela? La "ciudad de Dios" es muy grande o muy pequeña, a conveniencia del párroco.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Interesante, Iracundo. Muy interesante. Yo creo que el estado liberal español fue muy débil. Unas guerras coloniales sangrientas le dejaban poco presupuesto para hacer cosas buenas. Creo que se "delegó" la educación el la Iglesia, que hizo una gran labor. Salvo que no hubo visión a largo plazo y no se impuso un programa educativo digamos civilizador.
Si leen el discurso de Ortega y Gasset que he comentado, verán que dice que, cuando habla, 1932, había ¡un instituto nacional para toda Barcelona! Inmediatamente piensas en el sentido catalanista de la Iglesia de entonces (heredera de un Carlismo fracasado), y te lo explicas casi todo.
Y era 1932.
Yo me pregunto: ¿hubieran tenido tanto éxito las ideologías anti sistema en España a finales del XIX si el estado liberal hubiera dado una buena educación general? ¿No fue en gran parte convulso el primer tercio del siglo XX por eso? No fue el PSOE un partido golpista contra sí mismo por eso?
Etc, etc...

Anónimo dijo...

Conviene tener en cuenta la estructura de la Iglesia en Iglesias particulares (http://es.wikipedia.org/wiki/Iglesia_particular) y las consecuencias agravantes de ese "particularismo" que tuvo la eliminación del Latin como lengua de la iglesia

Anónimo dijo...

Falta recordar la política denominada inculturización seguida por la Iglesia consistente en que "el anuncio del Evangelio en las diversas culturas, aunque exige de cada destinatario la adhesión de la fe, no les impida conservar una identidad cultural propia"

www.MiguelNavascues.com dijo...

El latín era una barrera para los pobres sin cultura. En eso tenía razón Lutero. El latín mató el interés por el mensaje evangélico, y Lutero lo resucitó gracias a la imprenta y a fomentar la lengua vernácula. Aumentó la religiosidad y la culturización. La Iglesia perdió siglos en eso.
Todo por querer ser el monopolio de la verdad. Un gran error histórico.

Anónimo dijo...

D. Miguel, el uso de una lengua muerta intentaba que el mensaje no sufriera alteración por no sufrir modificaciones semánticas.Estas alteraciones surgirian en las traducciones pero se preservaba el original al que siempre se podría recurrir

Anónimo dijo...

Lo antedicho no quita para que el uso del latín tuviera otras finalidades menos nobles..

www.MiguelNavascues.com dijo...

¡Pero si el latín de la Iglesia era mucho peor que el original! no ve que era una lengua muerta! y por ello artificial! no el papa había mamado el latín de su madre! ¿Quién hablaba latín en la intimidad? Nadie. Seguro que más de un papa pensaba en su lengua y luego traducía más o menos bien. Vaya cursilería útil para que la gente no pudiera leer las escrituras.

Mikkis dijo...

El dichoso patrón oro sólo fue posible en Inglaterra gracias al superávit de balanza comercial que generaban sus colonias y haciendo de prestamista a largo plazo a algunos de los países con déficit de balanza comercial. Beneficiaba a Inglaterra (prestamista internacional que consolidaba su poder imperial) y aseguraba la estabilidad de su flujo comercial. A la vez, claro, beneficiaba a la élite política y comercial. Qué sentido tendrá un patrón así en el mundo actual. También podemos replicar el socialismo utópico, o el impuesto único sobre la tierra de George.

Religión y capitalismo, el melón de Weber. ¿determinismo? ¿darwinismo social? Muchos estudios empíricos no avalan la tesis. Que no está tan lejos del materialismo histórico de Marx.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Pues sí, muy bueno, Mikkis. En realidad el futuro no se puede diseñar. Sobre todo mirando sólo al pasado. El patrón oro deu una pieza más del engranaje. Extraerlo del contexto y pretender que es la fuente de toda Ventura, es de gilipollas, pero la mayoría de lao economistas lo son, porque es lo que hacen. Descontextualizar y luego decirc que la solución es tal o cual.
La economía debería tener prohibido descontextualizar.