"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 1 de noviembre de 2013

Pastora de almas muertas

Pablo Bastida me envía este excelente comentario sobre un ser siniestro que tiene todavía una enorme influencia en EEUU. Felicitaciones, por lo tanto, dirigirse a él.

Como te conté, quería dedicarle unas líneas a Ayn Rand, no porque crea que se lo merece, que no, sino porque su enorme influencia sobre todo en Estados Unidos, pero no solo allí, hasta nuestros días me espanta; su fama se asienta básicamente en dos novelas de tesis, El manantial y La rebelión de Atlas (aunque la traducción literal del título original sería un "Atlas se encogió de hombros"), dos tochos de unas mil páginas, con los que la crítica inteligente ha sido despiadada, pero que acumulan ventas de unos 30 millones de ejemplares, unos 300.000 más cada año. Una encuesta encargada por la Biblioteca del Congreso de los EEUU en 1991 sobre qué libros habían influído más en la vida de los americanos halló que La rebelión de Atlas era citado en 2º puesto, tras la Biblia. También suelen estar entre las preferencias de los universitarios. Y por supuesto es la autora de cabecera de esa secta estadounidense llamada libertarians además del Tea party.

¿Que es lo que encuentran en ella? Lo primero, un asombroso simplismo: una vez le preguntaron si era capaz de exponer la esencia de su filosofía en el tiempo que pudiera permanecer sobre un solo pie. Lo logró. "Metafísica: realidad objetiva; epistemología: razón; ética: interés propio; política: capitalismo". Y se quedó tan ancha. Pura "filosofía" para las masas. Según ella, a lo largo de la historia han existido 3 grandes visiones de la moralidad; las 2 primeras son místicas, lo cual equivale a falsas, la tercera es la suya, que es "objetiva", o verificable por los sentidos. Primero imperaba la visión de la moralidad que consideraba que la fuente de esta era Dios. Más tarde se abrió camino la versión neomística según la cual el bien de la sociedad es la vara de medir de la moralidad. El defecto de ambas según Rand era que no se basan en ninguna realidad objetiva, como atea y como individualista a ultranza que era, "no existe una entidad a la que podamos llamar sociedad" (frase que recuerda al famoso "la sociedad como tal no existe" que una vez soltó Margaret Thatcher). Así que la moralidad ha de guiarse por el interés del individuo, un individuo que no pertenece a nadie, ni a Dios, ni al estado, ni a la sociedad, ni a otro hombre, y tiene el derecho y la obligación de perseguir su propio interés. Ahora viene lo complicado; como corolario de esta premisa básica, el altruismo, el sacrificio del individuo, la única realidad, en favor de una realidad distinta es necesariamente autodestructivo y por lo tanto inmoral. En cambio, el individualismo, cultivado a través de la "virtud del egoismo" es el único camino hacia la autorealización.

El hombre por lo tanto tiene derecho a la vida, pero este derecho no supone ninguna obligación en los demás de sostenerlo; eso sería una forma de esclavitud: "Nadie puede ostentar el derecho de imponer a otro una obligación no elegida libremente, un deber no recompensado o una servidumbre involuntaria. No puede existir un derecho a esclavizar". El individuo tiene un derecho sagrado a la vida, que significa que tiene derecho a perseguir a través del uso de su capacidad de elegir cualquier cosa que necesite para alimentar su existencia. Queda por lo tanto señalado como inmoral todo acto de altruismo pues solo conduce al debilitamiento de la existencia del individuo, tanto si es en favor por los propios hijos (Rand no los tuvo) o de los propios padres. Rand creía (jamás se retractó de nada) en una "sociedad" compuesta de individuos que de forma egoista escogen su bien particular en función de su propio criterio.

Es fácil imaginar adonde conduce a una sociedad esta mezcla superficial y grosera de Adam Smith y Niestsche y qué se yo quien más (aúnque no les reconoció nada, siempre dijo que toda su filosofía salió de su mente, solo le debía algo a Aristoteles). La deriva hacia la ingobernabilidad que siguen los EEUU debe mucho a la influencia de esta señora (que, aunque no venga a cuento, era fea de narices). Durante la administración Reagan se le rindió verdadero culto. Su discípulo Alan Greenspan fue puesto al frente de la Reserva Federal en este periodo con la misión de desmontar el aparato regulatorio que oprimía al sector financiero, con resultados bien conocidos. Y en cuanto al americano de a pié (bueno, de a Chevrolet, allí ni dios va a pie) según Gore Vidal en Rand "las personas que se hallan a sí mismas perdidas en una sociedad organizada encuentran una gran afinidad. Son personas renuentes a pagar impuestos, que no soportan al estado y sus leyes y que sienten remordimientos frente al dolor ajeno pero buscan endurecer sus corazones. A estas personas ella les ofrece una solución muy atractiva: el altruismo es el origen de todos los males, el interés individual es el único bien. Si alguien es estúpido o incompetente, ese es su problema".

Véase el contraste con las palabras de Jesús en el Sermón de la Montaña:

Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; (...) como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto. Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada (...) Sed, pues, misericordiosos.

Yo diría que aquí está la semilla del Humanismo, los derechos humanos, el estado de derecho y el estado del bienestar. Si el hombre solo fuera un competidor para el hombre, nunca habríamos tenido todo lo anterior, solo caos. Evelyn Waugh, un converso al catolicismo, por cierto, dijo que la gran elección de nuestros días no era entre capitalismo o comunismo, ni ninguno de los otros patéticos ismos del siglo XX, sino entre cristianismo y caos. Dios elevó el estatus del hombre al reconocerle capacidad de firmar un contrato con El, pues no otra cosa es la Alianza (genial aportación de los judíos a la civilización); además se hizo hombre para encomendarle la misión de que rompa sus lazos con el pasado, arroje a la basura la bestialidad en la que había vivido siempre y se convirtiera en Hombre. Esto SÍ que es ser subversivo. Y original. Recordemos que Jesús dijo esto en una época en la que, por mirar mal, te crucificaban (literalmente).

Como colofón, recordar que después de toda una vida despotricando del altruismo en todas sus formas (incluyendo la obligación de pagar impuestos para costear programas sociales) y ensalzando al capitalismo laissez faire, cuando se le diagnosticó un cancer de pulmón Ayn Rand se dió de alta en el programa estatal Medicaid, para recibir asistencia médica subvencionada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Brillante artículo y conclusión. Me permito citar a G. K. Chesterton, quien decía que la diferencia entre un Católico y un Altruista es que el Altruista le da dinero a las personas que se lo merecen, y el Católico le da dinero a quien no se lo merece, porque sabe que en un principio no merece tampoco el dinero que tiene.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Jajajaja

Pablo Bastida dijo...

Pues yo también tengo una buena cita, esta de Bertrand Russell, que como sabrás, se pasó toda su vida pontificando sobre todo lo divino y lo humano. Una vez le preguntaron porqué el y sus amigos no usaban su más que considerable fortuna para hacer el bien en vez de dedicarse solo a decir a los demás lo que deberían hacer y su respuesta fue: "está en un error, amigo mío; nosotros no somos cristianos, somos socialistas.