"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 6 de diciembre de 2013

La teoría austriaca del ciclo, al desnudo

Los austeristas han conseguido colocar bastante bien entre los profanos su teoría del ciclo. Como dice Fixing the Economist, es una teoría ética -o normativa- no científica, que describe cómo deberían desarrollarse las cosas para que los axiomas de la teoría austriaca se cumplan, no como se desarrollan en la realidad.

En realidad la teoría austriaca (TA) es una teoría teledirigida desde sus supuestos iniciales hasta su bello final. Veamoslo gracias al autor del post, que sigue la exposición literal de Mises.

La TA tiene una primera parte bastante potable; lo malo es que no es más que una descripción de una burbuja tal como siempre se han producido las burbujas. La segunda parte es donde entran los "fórceps", o supuestos heroicos, para que la moraleja sea la deseada.

Partimos de una posición de equilibrio en la que se producen los bienes que la gente desea. La asignación del capital y el trabajo es óptima, los precios relativos de bienes y recursos son la señal de los mercados sobre los excesos o defectos de demanda, que se corrigen con un leve movimiento en esos precios. El tipo de interés real (el dinero no tiene efectos reales) es igual al nominal y es igual al tipo de interés natural, que es el que equilibra el ahorro con la inversión.

El dinero sólo afecta al nivel de precios, es decir, a la capacidad adquisitiva del dinero. En la situación de equilibrio, la inflación es cero, el nivel de precios estable.

Entonces el gobierno intenta aumentar la producción mediante una aumento de la liquidez (también se puede suponer un patrón oro en el que se descubren nuevos yacimientos de oro). Ese aumento de la liquidez lleva a una (transitoria) bajada del tipos de interés real, que trastoca los planes de inversión de equilibrio. Los productores ven la posibilidad de ampliar su capital y su producción a menor coste. (Hayek: invierten en capital de amortización más lenta). Entonces invierten más, e invierten - y esto es importante- en bienes superfluos, que no necesita ni desea la gente; pero ésta, al ver que el tipos e interés ha bajado (el premio por su ahorro) decide ahorrar menos y consumir más.

(Aquí podría introducirse la teoría de (la intensidad del) capital de Hayek, pero no añadiríamos nada esencial).


En la primera ronda, pues, se alcanza un mayor nivel de producción y de empleo, y de consumo, pues la caída del tipo de interés hace menos rentable el ahorro. Pero este aumento son (aquí viene el juicio moral) "redundantes", innecesarios. Sucede que, con el aumento de la demanda de inversión, y la caída del ahorro, pronto el tipo de interés exigido para financiarla sube. Ese tipo de interés real sigue subiendo, hasta que los nuevos proyectos de inversión creados quedan fuera del mercado: se vuelven insostenibles y hay que liquidarlos.

Y ahora viene la parte realmente endeble de la TA: Viene la caída, el pinchazo de la burbuja. Pero ésta es totalmente necesaria para que las cosas vuelvan a su orden "natural". La "liquidación" del exceso de inversión se produce rápidamente, se "quema la grasa excesiva", mientras que las empresas que realmente producen lo que realmente quiere la gente recuperan rápidamente la primacía. Todo vuelve a la situación anterior, gracias a la bajada del tipo de interés por sus cauces naturales (aumento del ahorro y bajada de la inversión), no por artificios de la autoridad monetaria. La autoridad monetaria ha causado la burbuja, y si intenta frenar el "liquidacionismo" "natural" del exceso de inversión, esta cometiendo otra vez el mismo error y, por lo tanto, propiciando que vuelva a invertirse en exceso.

¿Cómo consiguen los inversores saber cuales son las inversiones "sostenibles" que no han de liquidarse, y las excesivas, que han de fenecer? Misterio. Para eso hay que suponer que los agentes tiene poderes sobrehumanos de clarividencia y que los mercados financieros y de inversión son súper eficientes. En realidad, como todo el mundo sabe, cuando una fase de auge estalla, TODO se hunde, sin distinción, la "grasa" y las "proteínas". Todo entra en liquidación, pues, como indica la propia palabra, todos buscan liquidez para hacer frente a las deudas.

Sin embargo, los austeristas no tienen una teoría microeconómica desarrollada del comportamiento de los agentes que justifique esa súper clarividencia. Lo único que tiene el agente austérico es el interés propio y el conocimiento de los precios. Es lo único que necesitan para guiarse en la borrasca que se desata cuando todo cae. Los que realmente tienen una teoría son los liberales neoclásicos, los Lucasianos & co. La falta se ampliación y de profundización posterior de la TA, así como de una mínima contrastación empírica (su metodología es aprioristica) demuestra que no es más que una secta religiosa que ofrece un dogma sin fisuras. No es casual que muchos de los austéricos de LD sean católicos. Es que figuras como Rothbard se definen por el catolicismo frente al cristianismo protestante, aunque no sea creyente. De ahí el enfado de Manuel Llamas y de Pablo Molina con el papa Francisco. Pero ¿cuándo creen ellos que ha sido la iglesia liberal?

Es claro que la TA es una teoría moralista, de buenos y malos. Los malos son el gobierno, los buenos son los que no caen en la trampa de la bajada de tipos, y los engañados son los que sí caen. Sólo liquidan los engañados. Los otros, clarividentes, no necesitan hacerlo. Los buenos serán premiados y los malos caerán en la llamas del infierno. Es cariz moralista es el que le da tanto crédito entre los profanos. Sin embargo, la moral católica y la austriaca liberal se dan de tortas.

La verdad es que todos los agentes se enfrentan a una información deficiente, no cubierta sólo con los precios. Esta desinformación aumenta cuando los auges y las depresiones no dejan ver cuales son los precios de equilibrio, sobre todo de los bienes de inversión y la prima de riesgo que conllevan. Antes pensaban que nunca iban a bajar, ahora no saben hasta dónde van a caer. Uq no cubren las deudas: la crisis de liquidez origina una de solvencia incluso a los más sólidos.

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