(Leyendo a Minsky)
Según la teoría neoclásica-marginalista, los precios tienen una sola función: asignar óptimamente los recursos económicos. Y la mejor manera es a través de la libertad de mercado, que determina el precio de equilibrio en cada uno de lao mercados de bienes, capitales, y trabajo.
Esto exige, por parte de los "Entrepreneurs" (empresarios), o bien una clarividencia sobre el futuro, o bien una confianza ciega en la mano invisible y su firmeza en llevar de nuevo al equilibrio. Es decir, una fe inquebrantable en el modelo de libre competencia y su resultado final.
Pero lo normal es que no una cosa ni otra esté presente en la realidad. ¿O se puede determinar la fe ciega por decreto? Lo normal es que hay una incertidumbre frente al futuro, que sólo puede romper, parcialmente, los efectos comprobados del pasado en el presente. Es decir, que las decisiones de precios y costes en el pasado haya dado lugar a un sistema de precios que permita cubrir los costes conocidos, y los costes desconocidos pero inevitables en el futuro, para mantener la empresa a flote. Es difícil imaginar a un empresario (perdón: Entrepreneur), diciendo: "bah, el sistema de libre competencia ya me determinará mi precio y el de los demás óptimos, no tengo que romperme la cabeza".
Es decir, el "Entrepreneur" maneja una información incierta, aproximada, en el mejor de los casos. Por ello, normalmemte intenta que su precios de venta cubra una serie de eventualidades. Pero para poder hacerlo necesita un cierto poder de mercado relativo, que le permita mover los precios sin perder la clientela.
En una empresa en funcionamiento, hay costes más o menos conocidos, por la experiencia del pasado. A ellos se unen los costes de financiación de las deudas contraídas, que implican una pagos regulares en el futuro. Además, hay costes inesperados que sin embargo hay que cubrir anticipadamente, como imprevistos financieros, subidas de tipos de interés, caídas de las ventas.
Con realismo, no hay otra que suponer que el empresario determina el precio sumando un margen -Mark up- a todos los costes que se le ocurre pueden presentarse.ero este sistema de margen mínimo no es aceptable en el modelo de libre competencia. Lo mismo se diría, pero con más incertidumbre, para la empresa: todos los costes son inciertos, y además ha de buscarse el nicho que la permita sobrevivir y hacerse fuerte. Tendrá que aceptar pérdidas durante un periodo que si se prolonga, la obligará a plantearse el cierre o inmovilizar más dinero con un riesgo mayor.
La diferencia entre el modelo con información asequible y el de incertidumbre es que el primero se basa en la confianza de que el propio sistema determinara los precios justos y eficaces; en el segundo, es un sistema de prueba y error, que exige calcular por exceso el margen que cubre lao costes esperado se inesperados. En él el error es decisivo, pues puede llevar a la quiebra de la empresa y al impago de los acreedores, entre ellos los trabajadores. En ese margen han de "caber" no sólo los pagos corrientes, sino los de pagos de intereses y amortización, costes de innovación tecnológica (que la empresa ha de adoptar si no quiere fenecer), y variaciones indeseables en el valor de capital, en el activo, y en el pasivo debido a variaciones en el repo de interés relevante para su acrividad.
Esa zona de incertidumbre eleva notablemente el Mark up mínimo necesario para mantener viva la empresa. Lo que a su vez determina el poder de mercado mínimo necesario para tener cierto dominio sobre el precio.
El "Entrepreneur" sabe también que hay épocas de vacas gordas y épocas de vacas flacas (ciclos), e intentará tener también un colchón para amortiguar la choque, que no sabe cuando se va a producir ni su intensidad. Lo que sabe es que el mercado no le va a ayudar en esa eventualidad, que todos intentan no reconocerla, porque obliga a tomar decisiones costosas. En todo caso, la bajada de precios y salarios que le "recomienda" el modelo clásico no le sirve de mucho, porque no sabe hasta donde debe ajustar precios, producción, empleo, capital físico, etc.
Algo similar podríamos decir del trabajador, sobre su decisiones sobre el salario que merece, el trabajo, su estimación de vida laboral que cualquier eventualidad puede cortar, los costes de mantener a una familia, y las inversiones que haga, sobre todo en vivienda. Estas decisiones son difíciles por sí solas, y más en conexión unas con otras.
Todo esto explica que en ciertas condiciones la incertidumbre se contagie, y que haya movimientos excesivos en los niveles de precios de los activos, en los tipos de interés, y en los volúmenes de producción y empleo. Los Neokeynesianos tienen una micro en la que se introducen tigideces de precios y salarios que justifican temporales desviaciones del nivel del PIB de su máximo. El Monetarismo explica desviaciones temporales debidas a que la incertidumbre lleva a demandar más liquidez y atesorarla. Pero sólo hay un modelo que explica desviaciones permanentes.
Por lo tanto, la miro economía determina como se distribuye el cash flow que cada empresa necesita para funcionar, pero (Minsky) el Cash flow total de la economía lo determina la macroeconomía. Incluso-incluso- los precios relativos, competencia exclusiva de la micro, se ven afectados por cómo ese cash flow se gasta en salarios, en capital, en consumo o en ahorro.
Esto nos lleva a una conclusión revolucionaria. La economía no es la asignaciones e recursos y la agregación de las partes. La asignación e recursos está íntimamente determinada por el cash flow, las decisiones de inversión y las deudas. El dinero "matters": no es neutral respecto a la asignación recursos.
Todo lo demás es ideología. Que los empresarios, cuando tienen que despedir porque la demanda cae, buscan apoyo del gobierno para decir que la culpa la tienen los salarios, es pura ideología. Son pocos los que dicen que el banco central debería bajar los tipos de interés, en larte por que su interés errado les lleva a pensar más en aumentar su poder de mercado que en aumentar la demanda para todos. Los sindicatos no se quedan atrás en defender su oligopolio de mercado. Ambos prefieren no perder el control de su corralito antes de dar entrar a posibles nuevos competidores que les alteren los márgenes.
Según la teoría neoclásica-marginalista, los precios tienen una sola función: asignar óptimamente los recursos económicos. Y la mejor manera es a través de la libertad de mercado, que determina el precio de equilibrio en cada uno de lao mercados de bienes, capitales, y trabajo.
Esto exige, por parte de los "Entrepreneurs" (empresarios), o bien una clarividencia sobre el futuro, o bien una confianza ciega en la mano invisible y su firmeza en llevar de nuevo al equilibrio. Es decir, una fe inquebrantable en el modelo de libre competencia y su resultado final.
Pero lo normal es que no una cosa ni otra esté presente en la realidad. ¿O se puede determinar la fe ciega por decreto? Lo normal es que hay una incertidumbre frente al futuro, que sólo puede romper, parcialmente, los efectos comprobados del pasado en el presente. Es decir, que las decisiones de precios y costes en el pasado haya dado lugar a un sistema de precios que permita cubrir los costes conocidos, y los costes desconocidos pero inevitables en el futuro, para mantener la empresa a flote. Es difícil imaginar a un empresario (perdón: Entrepreneur), diciendo: "bah, el sistema de libre competencia ya me determinará mi precio y el de los demás óptimos, no tengo que romperme la cabeza".
Es decir, el "Entrepreneur" maneja una información incierta, aproximada, en el mejor de los casos. Por ello, normalmemte intenta que su precios de venta cubra una serie de eventualidades. Pero para poder hacerlo necesita un cierto poder de mercado relativo, que le permita mover los precios sin perder la clientela.
En una empresa en funcionamiento, hay costes más o menos conocidos, por la experiencia del pasado. A ellos se unen los costes de financiación de las deudas contraídas, que implican una pagos regulares en el futuro. Además, hay costes inesperados que sin embargo hay que cubrir anticipadamente, como imprevistos financieros, subidas de tipos de interés, caídas de las ventas.
Con realismo, no hay otra que suponer que el empresario determina el precio sumando un margen -Mark up- a todos los costes que se le ocurre pueden presentarse.ero este sistema de margen mínimo no es aceptable en el modelo de libre competencia. Lo mismo se diría, pero con más incertidumbre, para la empresa: todos los costes son inciertos, y además ha de buscarse el nicho que la permita sobrevivir y hacerse fuerte. Tendrá que aceptar pérdidas durante un periodo que si se prolonga, la obligará a plantearse el cierre o inmovilizar más dinero con un riesgo mayor.
La diferencia entre el modelo con información asequible y el de incertidumbre es que el primero se basa en la confianza de que el propio sistema determinara los precios justos y eficaces; en el segundo, es un sistema de prueba y error, que exige calcular por exceso el margen que cubre lao costes esperado se inesperados. En él el error es decisivo, pues puede llevar a la quiebra de la empresa y al impago de los acreedores, entre ellos los trabajadores. En ese margen han de "caber" no sólo los pagos corrientes, sino los de pagos de intereses y amortización, costes de innovación tecnológica (que la empresa ha de adoptar si no quiere fenecer), y variaciones indeseables en el valor de capital, en el activo, y en el pasivo debido a variaciones en el repo de interés relevante para su acrividad.
Esa zona de incertidumbre eleva notablemente el Mark up mínimo necesario para mantener viva la empresa. Lo que a su vez determina el poder de mercado mínimo necesario para tener cierto dominio sobre el precio.
El "Entrepreneur" sabe también que hay épocas de vacas gordas y épocas de vacas flacas (ciclos), e intentará tener también un colchón para amortiguar la choque, que no sabe cuando se va a producir ni su intensidad. Lo que sabe es que el mercado no le va a ayudar en esa eventualidad, que todos intentan no reconocerla, porque obliga a tomar decisiones costosas. En todo caso, la bajada de precios y salarios que le "recomienda" el modelo clásico no le sirve de mucho, porque no sabe hasta donde debe ajustar precios, producción, empleo, capital físico, etc.
Algo similar podríamos decir del trabajador, sobre su decisiones sobre el salario que merece, el trabajo, su estimación de vida laboral que cualquier eventualidad puede cortar, los costes de mantener a una familia, y las inversiones que haga, sobre todo en vivienda. Estas decisiones son difíciles por sí solas, y más en conexión unas con otras.
Todo esto explica que en ciertas condiciones la incertidumbre se contagie, y que haya movimientos excesivos en los niveles de precios de los activos, en los tipos de interés, y en los volúmenes de producción y empleo. Los Neokeynesianos tienen una micro en la que se introducen tigideces de precios y salarios que justifican temporales desviaciones del nivel del PIB de su máximo. El Monetarismo explica desviaciones temporales debidas a que la incertidumbre lleva a demandar más liquidez y atesorarla. Pero sólo hay un modelo que explica desviaciones permanentes.
Por lo tanto, la miro economía determina como se distribuye el cash flow que cada empresa necesita para funcionar, pero (Minsky) el Cash flow total de la economía lo determina la macroeconomía. Incluso-incluso- los precios relativos, competencia exclusiva de la micro, se ven afectados por cómo ese cash flow se gasta en salarios, en capital, en consumo o en ahorro.
Esto nos lleva a una conclusión revolucionaria. La economía no es la asignaciones e recursos y la agregación de las partes. La asignación e recursos está íntimamente determinada por el cash flow, las decisiones de inversión y las deudas. El dinero "matters": no es neutral respecto a la asignación recursos.
Todo lo demás es ideología. Que los empresarios, cuando tienen que despedir porque la demanda cae, buscan apoyo del gobierno para decir que la culpa la tienen los salarios, es pura ideología. Son pocos los que dicen que el banco central debería bajar los tipos de interés, en larte por que su interés errado les lleva a pensar más en aumentar su poder de mercado que en aumentar la demanda para todos. Los sindicatos no se quedan atrás en defender su oligopolio de mercado. Ambos prefieren no perder el control de su corralito antes de dar entrar a posibles nuevos competidores que les alteren los márgenes.
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