El otro día veíamos la satisfacción o indiferencia con la que se había recibido el fracaso del proyecto Eurovegas. Es hora de preguntarse del porqué.
El porqué es muy sencillo. Es la envidia malsana que corroe este país, y que se encarna tanto en la izquierda corrupta como en la derecha falsamente moralista. Yo ya avisé que me importaba un bledo Eurovegas, que desde luego en Madrid había oferta de sobra de ludopatía y puterismo como para que nadie lo echara en falta. Es más, insinué que era más probable que España corrompiera Eurovegas que al revés.
La izquierda: Tomás Gómez ha sido el que más se ha opuesto a Eurovegas, anunciando que cuando el gobernara Madrid paralizaría el proyecto. Es decir, el personaje más dudoso del socialismo madrileño (para serlo del socialismo nacional hay que trepar por una larga cucaña llena de candidatos), un político sospechoso de no respetar la legalidad vigente en cuanto al ejercicio de la democracia, con casos judiciales pendientes de cuando ejerció la polémica alcaldía, se permite amenazar a un proyecto de Inversión a varias décadas vista.
Eso ya por sí mismo el un tiro de gracia a cualquier proyecto. Otras manifestaciones de la izquierda montaraz que nos permitimos han jugado en el mismo sentido: el cálculo de la rentabilidad de proyecto era cada vez más dudoso, mientras se elevaban los costes de todo tipo, debido a lo que iba a cambiar la legislación si llegaba el PSOE a gobernar.
La lenguaraz alcaldesa y su fracaso en obtener la olimpiada a base de "cups of café con leche", no ha hecho más que confirmar la posibilidad grande de que la derecha perdiera la alcaldía y la comunidad, lo que acercaba un escenario de cambios legislativos cada vez más voraces sobre la cuenta de resultados de Eurovegas.
Luego no ha sido la pureza ética a del PSOE español, sino más bien al contrario: esto ha sido la coartada para desanimar a la empresa a que siguiera con el proyecto. Al final lo ha resuelto pidiendo condiciones imposibles para que le dijeran que no. Una táctica de salida tan obvia que hasta un niño la hubiera empleado.
Como la zorra en la fábula de Esopo, algunos dicen ahora que Eurovegas era un bluff. Un bluff en que se se han gastado millones no era un bluff, era una tentativa seria. Pero en un país cada vez menos serio, menos independiente, menos seguro, y con futuro más incierto.
Por cierto, qué casualidad que a los dos días de conocerse la renuncia de Andelson, vuelve a la noria de la actualidad lo del apartamento de González. Aquí, en España, todo parece casual, pero no lo es. Justo como si los suyos le hubieran hecho la ronda de sacar el palito y le hubiera tocado el palito corto. Tiene la marca del fracaso. Tiene los días contados. Como la Botella. Eso sí: no se hagan ilusiones: la ley de hierro de losa artista dicta que todo candidato será peor que el anterior.
El porqué es muy sencillo. Es la envidia malsana que corroe este país, y que se encarna tanto en la izquierda corrupta como en la derecha falsamente moralista. Yo ya avisé que me importaba un bledo Eurovegas, que desde luego en Madrid había oferta de sobra de ludopatía y puterismo como para que nadie lo echara en falta. Es más, insinué que era más probable que España corrompiera Eurovegas que al revés.
La izquierda: Tomás Gómez ha sido el que más se ha opuesto a Eurovegas, anunciando que cuando el gobernara Madrid paralizaría el proyecto. Es decir, el personaje más dudoso del socialismo madrileño (para serlo del socialismo nacional hay que trepar por una larga cucaña llena de candidatos), un político sospechoso de no respetar la legalidad vigente en cuanto al ejercicio de la democracia, con casos judiciales pendientes de cuando ejerció la polémica alcaldía, se permite amenazar a un proyecto de Inversión a varias décadas vista.
Eso ya por sí mismo el un tiro de gracia a cualquier proyecto. Otras manifestaciones de la izquierda montaraz que nos permitimos han jugado en el mismo sentido: el cálculo de la rentabilidad de proyecto era cada vez más dudoso, mientras se elevaban los costes de todo tipo, debido a lo que iba a cambiar la legislación si llegaba el PSOE a gobernar.
La lenguaraz alcaldesa y su fracaso en obtener la olimpiada a base de "cups of café con leche", no ha hecho más que confirmar la posibilidad grande de que la derecha perdiera la alcaldía y la comunidad, lo que acercaba un escenario de cambios legislativos cada vez más voraces sobre la cuenta de resultados de Eurovegas.
Luego no ha sido la pureza ética a del PSOE español, sino más bien al contrario: esto ha sido la coartada para desanimar a la empresa a que siguiera con el proyecto. Al final lo ha resuelto pidiendo condiciones imposibles para que le dijeran que no. Una táctica de salida tan obvia que hasta un niño la hubiera empleado.
Como la zorra en la fábula de Esopo, algunos dicen ahora que Eurovegas era un bluff. Un bluff en que se se han gastado millones no era un bluff, era una tentativa seria. Pero en un país cada vez menos serio, menos independiente, menos seguro, y con futuro más incierto.
Por cierto, qué casualidad que a los dos días de conocerse la renuncia de Andelson, vuelve a la noria de la actualidad lo del apartamento de González. Aquí, en España, todo parece casual, pero no lo es. Justo como si los suyos le hubieran hecho la ronda de sacar el palito y le hubiera tocado el palito corto. Tiene la marca del fracaso. Tiene los días contados. Como la Botella. Eso sí: no se hagan ilusiones: la ley de hierro de losa artista dicta que todo candidato será peor que el anterior.
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