El pasado jueves en elsemanaldigital.com –una especie de hoja parroquial extraoficial de Génova donde filtran lo que interesa al partido y al Gobierno– apareció un artículo con los nombres de cinco economistas de los que el Ejecutivo está harto, entre los que tengo el honor de encontrarme, y a los que “ha tomado la matrícula”. La "hoja parroquial", aquí.
En ella se puede ver que los cinco economistas perseguidos son: Centeno, Juan Laborda, José angel Díez, Alehandro Inurrieta y Juan Ramón Rallo (quién ciertamente a muy crítico con el gobierno desde su punto de vista Freakie, lo cual pone en cuestión los conocimientos de economía de Guindos). No viene en esta lista los miembros de FEFEA, que ya ha sido silenciado y reconvertido en un medio propagandístico a favor.
A mi no me extraña nada esta noticia; es más me preguntaba por qué tardaban tanto en reaccionar, dada la limpieza que han hecho de periódicos, directores, cadenas de Tv, empezando por PJ. Si pueden com PJ con el que no pudo ni F González, pese a la inquina y la malas ganas que le tenían conspicuos psocialistas (Rodríguez de la Borbolla), Rajoy ha demostrado menos palabras y más hechos.En fin, que Centeno está cercado, junto con sus otros cuatro colegas, por el poder ejecutivo, el único poder real en España. Esto es grave, porque el ostracismo implica una merma de haberes que para algunos de ellos puede ser importante. Pero más grave aún es la indefensión sistemática que hay para la crítica individual. Si eres miembro de uno de los dos partidos, o caes bajo su foco de interés, puede que te respeten, aunque te pueden convertir en un reén interesante de intercambiar por otro. Pero si eres un Centeno, persona independiente desde los albores de la Transición, que lleva por lo tanto cuarenta años diciendo lo que le viene en gana, es declarado non grato por este gobierno, que parece cada vez más un mafia de matones descabezada.
Una mafia que además, necesita de la Inquisición, aunque no se llame ya así, porque son tan incompetentes en economía, pero tan incompetentes, que disparan a bulto. En EEUU, Centeno sería llamado a testificar en el Congreso, a que expusiera su punto de vista, como han sido llamados tantos economistas críticos con el gobierno: Krugman, Stiglitz, Solow, Simon, y un largo etcétera. Así se desarticulan las críticas, no persiguiéndolas, sino exponiéndolas ante el público y los Representantes, que claro, allí son sagrados , no los corre-ve-y-diles que son aquí.
Pero vivimos una democracia de chichinabo, cuando nos daremos cuenta. Desde siempre el poder ha aplastado a las voces discrepantes. La campaña del euro fue la apoteosis de la censura y de la propaganda. Aquello fue un aplastamiento vergonzoso, una ola de entusiasmo masiva al euro, no se pudo ni levantar el dedo para hacer preguntas.
El Congreso es una cámara de resonancia del gobierno, en ella se aprueba lo que quiere, se hace lo que quiere, se mangonea el dinero, y no digamos los reinos de taifas que son las CCAA. Por eso la libertad de prensa era tan importante.
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