En este blog de Bill Mitchell se analizan las diferentes soluciones propuestas para el problema de la ausencia de unidad fiscal en el euro. Es un problema que en el presente ha quedado relegado o archivado, dado el descenso vertiginoso de las primas de riesgo, descenso que habría venido a dar el triunfo a las teorías que hemos llamado aquí austéricas, siguiendo a Krugman, que creo que fue el primero en usar el término.
Bien -se dicen los eurocratas y demás paturrela que nos aplastan- "la caída de los tipos de interés de la deuda y de su diferencial con el bono alemán demuestran que tenemos razón. Los gobiernos han controlado el déficit y la deuda, y el tipo de interés ha caído. Caso cerrado".
Pero no son así los hechos: el rendimiento de la deuda ha caído por otros motivos, porque desde luego el gobierno de España no ha controlado el déficit ni la deuda, que sigue disparada. Es más, los tres países rescatados duramente, Irlanda, Grecia y Portugal, han logrado un superávit primario (déficit menos pagos de intereses), lo que no ha conseguido España, que no cumple con el déficit, que sigue siendo un 6,6% de PIB, y un déficit primario de más del 2%.
Así que el tipo de interés no parece que sea un buen indicador de la buena o mala gestión del presupuesto. No: el tipo de interés de la deuda rara vez lo ha sido: es un indicador de expectativas en que el déficit presupuestario tiene una pequeña cabida. Los tipos de interés tan bajos están indicando unas expectativas bajas de crecimiento y de inflación cero o negativa, y una correspondiente expectativa de que el BCE va a combatir esa deflación, aunque todavía no se ha aclarado a sí mismo como lo va a hacer. Para el gusto de algunos, no debería hacer nada, si acaso subir los tipos de interés. Por ejemplo, vean a Daniel Lacalle.
Como se ve en el gráfico sobre EEUU, el tipo de interés de la duda a largo plazo (azul) está más influido por el tipo de interés de la FED a un día (verde) que por el déficit (-) superávit (+) fiscal (rojo).
Nótese, sobre todo, el aumento del déficit en los años 2000 acompañado de una bajada del rendimiento de la deuda. El tipo de interés a largo plazo indica los tipos a corto esperados en el intervalo, y la FED y su tipo de interés interbancario tiene una influencia indudable. Es la primera información que tienen los mercados para formar sus expectativas. Por eso los tipos a largo han subido en cuanto la FED ha amagado con reducir paulatinamente el QE.
En Europa hemos visto que los tipos de rendimiento de deuda se dispararon cuando los mercados temieron que los países periféricos no iban a ser suficientemente apoyados monetariamente, y ahora que la deuda ha silbido varios miles de decibelios, resulta que sus tipos bajan. Mientras confíen en el BCE seguirán bajos.
El BCE ha roto una barrera, pero no todas. Los tipos de interés para el sector privado están muy altos, especialmente en términos reales, cosa que no parece apreciar el señor Lacalle. Quizás no sepa que el coste de la financiación es mayor cuando la inflación es baja. A lo mejor es que es puramente financiero y no ha comprendido "los dos extremos de la cuerda financiera". No se ha percatado que el extremo final de la cuerda es la inversión real, son la cual, como dice Piketty, el sistema financiero es puro aire, pura soflama, la nada más absoluta.
Y desde luego no hay inversión real cuando los ricos de interés de esa cabo final de la cuerda, deflactados de la deflación esperada, son cada vez más altos. En el gráfico siguiente, arriba, el tipo de interés a 10 años en España (azul), y el tipo de crédito bancario medio solicitado por la banca a hogares y empresas (rojo); en verde la tasa de inflación. Abajo, el resultado de deflactar los tipos de interés por la inflación. Ergo, desde que Draghi anunció su famoso OMT, los tipos nominales han bajado, y la prima de riesgo, pero los reales no lo han hecho, al revés. ¿Tendrá relaxion alguna con que el crédito baña dio sigue cayendo? Va a ser que sí.
Lo malo es que, dice Bill Mitchell, como no se ha acabado de cerrar institucionalmente la Unión Monetaria, ni siquiera a nivel fiscal, cualquier movimiento del ala de una mariposa en Taiwán podría desarrollar la tormenta perfecta en la UM. Sobre todo cuando vivimos una euforia que parece dar la razón al gobierno y/o a los austéricos, que lo ven todo de cine porque sólo ven lo que quieren ver. Pero los saldos negativos acumulados requerirían décadas de crecimiento mayor del 3% durante unos años para normalizarlos. Lo que no sea eso, "The rest is simply smoke and mirrors".
Bien -se dicen los eurocratas y demás paturrela que nos aplastan- "la caída de los tipos de interés de la deuda y de su diferencial con el bono alemán demuestran que tenemos razón. Los gobiernos han controlado el déficit y la deuda, y el tipo de interés ha caído. Caso cerrado".
Pero no son así los hechos: el rendimiento de la deuda ha caído por otros motivos, porque desde luego el gobierno de España no ha controlado el déficit ni la deuda, que sigue disparada. Es más, los tres países rescatados duramente, Irlanda, Grecia y Portugal, han logrado un superávit primario (déficit menos pagos de intereses), lo que no ha conseguido España, que no cumple con el déficit, que sigue siendo un 6,6% de PIB, y un déficit primario de más del 2%.
Así que el tipo de interés no parece que sea un buen indicador de la buena o mala gestión del presupuesto. No: el tipo de interés de la deuda rara vez lo ha sido: es un indicador de expectativas en que el déficit presupuestario tiene una pequeña cabida. Los tipos de interés tan bajos están indicando unas expectativas bajas de crecimiento y de inflación cero o negativa, y una correspondiente expectativa de que el BCE va a combatir esa deflación, aunque todavía no se ha aclarado a sí mismo como lo va a hacer. Para el gusto de algunos, no debería hacer nada, si acaso subir los tipos de interés. Por ejemplo, vean a Daniel Lacalle.
Como se ve en el gráfico sobre EEUU, el tipo de interés de la duda a largo plazo (azul) está más influido por el tipo de interés de la FED a un día (verde) que por el déficit (-) superávit (+) fiscal (rojo).
Nótese, sobre todo, el aumento del déficit en los años 2000 acompañado de una bajada del rendimiento de la deuda. El tipo de interés a largo plazo indica los tipos a corto esperados en el intervalo, y la FED y su tipo de interés interbancario tiene una influencia indudable. Es la primera información que tienen los mercados para formar sus expectativas. Por eso los tipos a largo han subido en cuanto la FED ha amagado con reducir paulatinamente el QE.
En Europa hemos visto que los tipos de rendimiento de deuda se dispararon cuando los mercados temieron que los países periféricos no iban a ser suficientemente apoyados monetariamente, y ahora que la deuda ha silbido varios miles de decibelios, resulta que sus tipos bajan. Mientras confíen en el BCE seguirán bajos.
El BCE ha roto una barrera, pero no todas. Los tipos de interés para el sector privado están muy altos, especialmente en términos reales, cosa que no parece apreciar el señor Lacalle. Quizás no sepa que el coste de la financiación es mayor cuando la inflación es baja. A lo mejor es que es puramente financiero y no ha comprendido "los dos extremos de la cuerda financiera". No se ha percatado que el extremo final de la cuerda es la inversión real, son la cual, como dice Piketty, el sistema financiero es puro aire, pura soflama, la nada más absoluta.
Y desde luego no hay inversión real cuando los ricos de interés de esa cabo final de la cuerda, deflactados de la deflación esperada, son cada vez más altos. En el gráfico siguiente, arriba, el tipo de interés a 10 años en España (azul), y el tipo de crédito bancario medio solicitado por la banca a hogares y empresas (rojo); en verde la tasa de inflación. Abajo, el resultado de deflactar los tipos de interés por la inflación. Ergo, desde que Draghi anunció su famoso OMT, los tipos nominales han bajado, y la prima de riesgo, pero los reales no lo han hecho, al revés. ¿Tendrá relaxion alguna con que el crédito baña dio sigue cayendo? Va a ser que sí.
Lo malo es que, dice Bill Mitchell, como no se ha acabado de cerrar institucionalmente la Unión Monetaria, ni siquiera a nivel fiscal, cualquier movimiento del ala de una mariposa en Taiwán podría desarrollar la tormenta perfecta en la UM. Sobre todo cuando vivimos una euforia que parece dar la razón al gobierno y/o a los austéricos, que lo ven todo de cine porque sólo ven lo que quieren ver. Pero los saldos negativos acumulados requerirían décadas de crecimiento mayor del 3% durante unos años para normalizarlos. Lo que no sea eso, "The rest is simply smoke and mirrors".
No hay comentarios:
Publicar un comentario