"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 27 de agosto de 2014

Demanda de dinero y la ley de Say

Un error muy difundido es pensar que todo lo que no es austérico es keynesiano. 
El señor al que critico en el post anterior es de esos. Keynesanismo es lo peor, y entre eso y su austrianismo, inasequible a la contrastación con los hechos, no hay nada, piensan. 
Así, resulta que la crisis que sufrimos es de oferta. 
Esta monstruosidad no tiene cabida más que en la Ley de Say, que es uno de los pilares de liberalismo austérico. La demanda, dice la Ley, se genera automáticamente de la misma oferta. ¿Cómo es eso? Pues porque el dinero no renta, y no tiene sentido atesorarlo, por lo que cuando un trabajador o un empresario cobra sus ingresos, inmediatamente se lo gasta en consumo o inversión. 
Sin embargo, eso es rotundamente falso. La demanda de dinero es estable. Depende del estado de ánimo de la gente, y cuando aumenta la incertidumbre, aumenta la demanda de dinero. 
Incluso si no hay deudas, si la gente tiene un percepción peor del futuro, retendrá más tiempo el dinero antes de gastarlo. Pero si tiene deudas que pagar, con más razón. Y si todo el mundo, para reponer el dinero en su cartera de activos, vende los demás activos, obviamente estos caen de precio, más cuanto más sea la oferta en venta frente a la demanda. A veces "todo el mundo" quiere decir que la demanda de activos es cero, como en la crisis del 29, en que hubo acciones que se recogían del suelo. 
Esto, naturalmente, contrae la demanda de bienes y servicios. Contrae la DE-MAN-DA. La demanda existe, y a veces cae muy por debajo de la oferta. Entonces los empresarios despiden ttabajadores. Estos consumen menos, y de nuevo se despide más gente. Este proceso no tiene suelo, como se vio en 1929. Esta vez, en 2008, gracias a que los bancos centrales (incluso el BCE) hueco en algo, la cosa no fue tan grave. Pero podría haber sido peor, pues el nivel de apalancamiento era mucho más alto. No tengan duda, como dice Thimothy Geithner en su libro, que podría haber sido mucho peor. 
Toda la banca mundial podría haber quebrado, y el pánico hubiera llegado al paroxismo. La interconexión bancaria mundial es hoy desgraciadamente mucho más intensa que entonces. 
Por lo tanto, desde hace mucho se sabe que las crisis de liquidez pueden ser potencialmente muy dañinas, cosa que ignoran sólo los austriacos, que están ciegos. Pero no lo ignoran ni los keynesianos ni los monetaristas, que en esto comparten mucho terreno. 
De hecho, la teoría del dinero que comparten fue establecida por Keynes, y luego vino Friedman a apropiarsela -decentemente: siempre reconoció que Keynes era un economista monetario de primera. 
(Lo que no reconoció Friedman es la trampa de la liquidez, que es un caso extremo de una demanda ilimitada de liquidez. Pero creo que podemos dejar eso a un lado.)
Esta teoría es la primera en decir que el dinero es un activo (= depósito de valor), que en momentos críticos es deseado frente a todos los demás. Esto creo que es sencillo de entender. 
Para Friedman -que era ultraliberal en su crencia en la eficiencia de los mercados-, cuando la demanda de liquidez es ilimitada, el BC debe comprar (como decía Bagehot en el XIX) todo los activos, incluso privados, de primera calidad que pueda, hasta que la oferta de dinero sea tan ilimitada como la demanda. Esa es la teoría del QE de la FED: aumentar la oferta de dinero hasta que la gente poco a poco poder da la neurosis del dinero. En cierto momento, ese dinero será un exceso, y el BC procederá a retirarlo. 

En suma, un exceso de demanda de dinero es exactamente igual a una contracción de la demanda de bienes. Se puede ser liberal y reconocer que el mercado de dinero es falible, que no se equilibra él sólo. 

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