"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 14 de septiembre de 2014

El ajuste exterior, siempre es cosa de dos

Me dice un amigo que no está de acuerdo conmigo en que, si un país está en déficit y otro en superávit constantes uno frente al otro, es la culpa de ambos.

Es un error de consecuencias enormes no entender esto. Porque hay paises, como los del Euro, que se culpan a sí mismos de la opulenta deuda que todos le debemos a Alemania. Alemania tiene constante superávit frente a los demás países del euro, lo que hace que contablemente todos seamos deficitarios. Esto se traduce en una deuda creciente de todos frente a Alemania. (Hay muchos economistas de incomprensible prestigio en España que ni siquiera han reflexionado en esto. Pero si no entienden la contabilidad nacional del PIB, ¿como van a entender que la contabilidad siempre implica dos apuntes opuestos: si un país tiene superávit, otro (u otros) tiene déficit? 

Esto es debido a que la zona euro es una zona bastante cerrada (la mayoría del comercio entre países es dentro de la zona). Los déficits de unos son los superávits de otros. Esto no sería importante si estos saldos variaran de signo, se compensaran con el tiempo, de tal manera que las deudas no se acumularan. Pero para eso sería necesario que hubiera un mecanismo interno de equlibrio. Cuando el superávit de uno país alcanzara demasiado nivel durante mucho tiempo (y los déficits de los demás ídem), ese mecanismo haría aumentar la demanda interna del país excedentario y contraerse de la demanda de los deficitarios, y así facilitar la vuelta a saldos simétricos sostenibles.

¿Cuál sería ese mecanismo? Como estamos en un zona monetaria única, el mecanismo debería ser el que funcionaba con el patrón oro, puesto que no hay posibilidad de ajuste de las paridades oficiales. (Por supuesto, yo prefiero los tipos de cambio flexibles.)

En realidad el euro es como el patrón oro: unos países, los más ricos, deciden hacerse miembros de un sistema monetario en el que sus monedas deben siempre guardar el valor frente a una cantidad de oro, de tal manera que estas monedas tienen siempre el mismo valor de mercado: una vez definida la paridad oro de la libra y la paridad oro del dólar, la libra y el dólar cotizarían en el mercado de divisas a un precio expresado en £/$ constante, por ejemplo, 4 $ la £ que, si no recuerdo mal, era la cotización en el patrón oro de antes de la Primera Guerra Mundial.

El euro es de efectos idénticos: el precios de las monedas que se fundieron en él han quedado fijadas para siempre. Con la diferencia, enorme, que la llave de esa fusión se tiró al mar. Por eso el euro es mucho más rígido: un país no puede salirse voluntariamente. Del patrón oro sí.

Pero volvamos al mecanismo de cambios que funcionaba en el oro y no funciona en el euro. El mecanismo fue primeramente descrito por el filósofo David Hume (quizás el filósofo más decisivo de la historia, aunque no es el momento de hablar de ello).

Cuando un país entraba en déficit persistente (y otro país en superávit persistente), había un flujo neto de salida de oro de ese país hacia el del superávit. Las importaciones eran mayores que las importaciones: los ingresos en oro eran menores que los pagos en oro.

El oro estaba depositado en el banco cental, y éste estaba obligado a entregar oro por cada cantidad de dinero presentada al cobro. Los importadores presentarían su demanda de oro, y los exportadores su oferta de oro, a cambio de la moneda nacional. El saldo neto para el banco central era de pérdida de las reservas de oro, q cambio de entradas de moneda nadional, que quedaba retirada de la circulación. Viceversa, el saldo neto del banco central del otro país, era de entradas de oro. Por lo tanto, en esas operaciones la cantidad de dinero en circulación se reducía en el primer país u aumentaba en el segundo.

Las salidas de oro del primero contraían la cantidad de dinero interna del país: la demanda interna se contraía, los precios bajaban, y se hacían más competitivos. Por el contrario, y esto es muy importante, en el país viceversa la entrada de oro originaba un aumento de la cantidad de dinero, y los precios subían.

Esos movimientos convergentes de precios tendia a restablecer el equlibrio de los saldos exteriores. Este es en esencia es el Price-specie flow mechanism de Hume. Llamado así porque los flujos de oro originan los movimientos convergentes de precios equilibradores. Dejo de lado complicaciones que harían más difícil la comprensión, pero que no afecta al modelo: esa era la lógica del parón oro. Para ver una sareufcion total de la teoría, ver Keynes, "Tract on Monetary Reform", por el que se oponía al restablecimiento del patrón oro en los años veinte, junto a Hatrwey y Cassel, los únicos que previeron el desastre que iba a traer ese restablecimiento.

Precisamente lo que advirtió Keynes es que esa simetría armónica era ilusoria: no iba a funcionar en un mundo posbélico en profunda depresión europea y emergencia de EEUU. Efectivamente, EEUU no hizo ese papel que se esperaba con las entradas de oro: no las monetizó, no subieron sus precios, y el oro seguía afluyendo, dejando seco al resto del mundo de liquidez. Luego tomó el relevo Francia en es papel de atesorar oro. Francia fue el verdugo de la economía mundial y la causa más importante de la crisis del 1929 (ver los post de David Glasner).

Lo mismo se puede decir del euro. Alemania no cumple con el papel que le corresponde de subir sus precios internos para que que aumenten las exportaciones de los país que, como España, sí han cumplido con su papel de austeridad.

Pero parece difícil meter esto en la mollera de nuestros gobernantes, y menos aún de los ciudadanos. Al revés, parecemos empeñados en masoquizarnos y decir que debemos hacer como Alemania... Y Alemania, mientras, esta encantada y nos da caramelitos, como puestos en la burrocracia europea. Es la conjura perfecta de los necios que nos gobiernan, unos incompetentes señoritos que sólo quieren conservar el poder y el reparto reprendas a un coste incalculable para España. No nos engañemos sobre esto: el gobierno es igual de incompetente que lo fueron muchos que provocaron la crisis de los años treinta y el profundo malestar que trajo la IIWW.

Y aquí me paro. Sólo quería demostrar que el ajuste de los desequilibrios externos es cosa de dos, y que si uno no quiere jugar su papel, jamás, jamás, jamás, de los jamases habrá ajuste permanente.

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