"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 7 de octubre de 2014

Culturas económicas dispares

Como se puede ver en el excelente artículo de Ambrose Evans-Pritchard, en Europa conviven tantas culturas económicas como países. Hay tres países decisivos en la UE: Alemania, Francia y RU. Los tres son, se podría decir, "de su padre y de su madre" desde el punto de vista de sus prioridades económicas. Detrás de esas culturas hay una masa de electores bien diferentes, que están en un amplio tanto que va de los alemanes adoradores del rigor alemán a los españoles que no creen en el trabajo. 
No sólo hay unas diferencias que ellos mismos reconocen, como ha hecho el Primer Ministro francés, Valls (español de origen), en una visita a su colega Cameron"
"Mr Valls plays down any suggestion that he is pursuing an Anglo-Saxon market agenda. "We will not get rid of the 35-hour working week. We are not a Thatcherite government," he said. Yet his aim is to slash the size of the French state from 56pc of GDP to average European levels, a drastic overhaul of the French model."
Es decir, esas diferencias profundas obligan, involuntariamente, a marcar territorio ideológico: "sí, pertenecemos al mismo club, pero ud ni nadie me va a decir qué producto vendo en mi casa y cómo lo vendo."
Lo malo es que economía teórica sólo hay una, pero ningún miembro de ese club la quiere comprar, porque choca frontalmente con las culturas de cada país. Ni siquiera hay una base de entendimiento común entre Francia y Alemania, algo que podríamos llamar "Economía continental". Por su parte, RU a ni es una sociedad que abrace el liberalismo thatcheriano, como se ha visto en Escocia, cuyo independentismo era sobre todo un deseo de alejarse la Londres Tory. También la fuerza creciente en contra de la UE es otro signo de hartazgo de intrusismo, sea este veraz o no.
En el artículo se aprecia vívidamente la desesperación de Francia, que ha dado un giro de 180 % hacia la política de austeridad, pero que se da cuenta que ha sido suicida y reclama a Alemania (como Italia) que levante el pie del acelerador de la austeridad ruinosa.
"The warnings came amid reports the European Commission may strike down France’s draft budget for 2015, refusing to give Paris two extra years until 2017 to meet the 3pc limit. Brussels is also threatening "infringement proceedings", a process that could ultimately lead to fines. This would put the new Juncker Commission on a dangerous collision course with both France and Italy, two of the eurozone’s big three, now closely aligned in a joint push for EMU-wide reflation and New Deal policies."
Porque a todo esto, hay un poder suelto en Bruselas, un poder que amenaza con castigar a los países incumplidores con el déficit (cuidado, Rajoy). Este poder suelto tiene su ideología propia, que es la administración de los Tratados sacrosantos (sólo para ellos) y no atiende a circunstancias particulares a la hora de poner la regla y medir desviaciones y luego darte con ella en los nudillos. Si de alguna parte del imperio sale una propuesta innovadora, Bruselas es la encargada de encajar eso en El Santo Tratado de Lisboa, Summa teológica de todos los Tratados habidos. Le importa mucho menos la efectividad.
Pero bajo este poder Bruseliano sólo caen los países que no llegan a una determinado peso específico. España por ejemplo. Alemania esta "par dessus de la mêlé" en cuanto a Bruselas, y todo lo demás: el BCE es una sucursal del Bundesbank.
Francia e Italia, países fundadores, pueden aspirar a colocar a alguien "de los nuestros", como Draghi en la presidencia del BCE, pero eso Junkers, nuevo presidente de la Comisión, viejo aliado de Merkel, se lo pasa por la entrepierna. España ni siquiera puede evitar que un independentista catalán fuera el jefe de gabinete del Comisario de Economía Olin Rehn... La concesión de puestos en la burocracia no son más que premios de consolación de cara a la opinión pública, totalmente inanes.
Y no tiene efectos similares un política económica sembrada en tan distintos barbechos. No puede tenerlos, pero es que además, la ortodoxia económica europea es en realidad falsa, porque nadie la apadrina. Es un modelo de corte anglosajón utilizado por el BCE, pero al que nadie hace caso, ni Alemania, que es un país cooperativista, en el que los precios macroeconómicos decisivos (interés, salarios, precios) se deciden en comandita por el gobierno, los empresarios y los sindicatos. La geometría de la mesa puede cambiar, pero la esencia es esa.
En suma, salir medio bien de esta urdimbre es difícil, porque no hay la más mínima posibilidad de unión ente dos países grandes, menos de tres.


Por eso creo que de tan gran diversidad de cultura y, por ende, de intereses, pueda salir un gobierno económico que hiciera una política económica para sacarnos del pozo. Para empezar, Alemania no está en el pozo.



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