"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 28 de noviembre de 2014

La devaluación interna no ha funcionado

Pruebas: el aumento reciente de la demanda interna ha mostrado inmediatamente fugas crecientes al exterior. Las importaciones aumentan casi el sobre que las exportaciones,

Esas importaciones, por otra parte, muestran un crecimiento cada vez mayor en el consumo de las familias fuera de España (turismo y viajes y otros), que en el tercer Trim crecen al 10% anual, frente al aumento del total de importaciones del 8,2%.

 
Compárese, además, ese aumento del consumo en en exterior (10%) con el aumento del consumo interno de las familias, de un 2%,
 
 
Ergo, no ha habido ajuste de costes internos a través de la devaluación interna. En cuanto la demanda interna se ha puesto a crecer, la balanza de pagos se deteriora con rapidez, además, parece que la fuga es principalmente hacia al consumo, no los bienes de inversión.


¿Por qué no ha funcionado la estrategia de la devaluación-depresión interna?

Primero, porque ha creado una deflación en todas las economías con la que comerciamos, sobre todo en el área del euro. Ergo, todas han tenido el mismo ajuste de precios reales internos-externos. La competitividad respecto al área no ha variado significativamente.

Además, esa deflación interna empeora el problema de las deudas acumuladas. Mientras los países del norte de la Zona Euro tienen menos deudas y mantienen una inflación positiva, los países más endeudados han caído en deflación por culpa de esa estrategia errónea:

Una devaluación monetaria hubiera hecho posible una inflación interna mayor (bueno para reducir las deudas/PIB) y a la vez un ajuste de precisos internos/externos más rápido. Los márgenes de explotación hubieran aumentado, animando la inversión y el empleo. El ajuste de salarios reales a la productividad hubiera sido más ágil.


En tercer lugar, porque los salarios han mostrado la rigidez a la baja predicha por la teoría de raíz Keynesiana. Si los salarios a e resisten a bajar, mientras los pecios se desinflan, los márgenes se contraen, lo contrario del objetivo buscado con una devaluación, interna o externa. En el gráfico, de un trabajo del FMI, se puede ver la mayor rigidez salarial a la baja en la época de recesión que en la época del boom.

Es decir, a pesar de la reforma laboral, los salarios se han hecho más rígidos al ajuste con la recesión, lo que no sólo sucede en España, y tiene una sencilla explicación cuando dejamos de lado la hipótesis de las expectativas racionales. (Lo relevante no es la rigidez en sí, sino que aumenta con la recesión).

Ahora se habla de la vía de ajuste de la depreciación del euro frente al dólar y las divisas de los países emergentes, como medida suficiente para recuperar la competitividad. Obviamente, el efecto de esta devaluación, iniciada por el euro, no es tan contundente como sería una devaluación de la peseta con el euro y esas monedas que giran en torno al dólar. Además que eel recorrido de esa depreciación debería ser mayor, para obtener los resultados de una devaluación de un 30% en pocos días, como suelen ser los ajustes tras un largo periodo de pérdida de competitividad.

La devaluación interna, defendida por la mayoría de los economistas, predica que un ajuste interno de precios y salarios es similar a una depreciación de la moneda. Es más, si se parte de las expectativas racionales, es la única vía real de ajuste, pues la devaluación monetaria será perfectamente prevista por los agentes, que contrarrestarían los ajustes reales, anulándolos.

Pero hemos visto que los salarios nominales intensifican su rigidez a la baja en la recesión.

Por lo tanto, en conjunto, como dice Krugman, los hechos han refutado la economía ortodoxa en la que se basa la política económica de Europa. Hay un cierto grado, decisivo, de ilusión monetaria que inclina la balanza hacia la necesidad de ajustes cambiarios, que además permiten más grados de libertad a la política monetaria interna. Con el euro sólo queda un política monetaria conjunta, que no puede de satisfacer a todos los países. Acertadamente o no, Alemania no quiere una política inflacionista general, pero tampoco le interesa que el euro desapareciera. Con razón o sin ella, es su postura, y su hegmonia se lo permite.

 

 

 

 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A juzgar por la cantidad de coches de lujo recien matriculados que veo, diria que los empresarios se han embuchado la bajada de sueldos y han pasado de invertir, ¿me equivoco?

www.MiguelNavascues.com dijo...

Los coches de lujo de importación son una parte se ese consumo externo. El caso es que son baratos para los españoles que los compran.