"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 25 de febrero de 2015

Los palos del sombrajo de Rajoy

Rajoy va a crear 3 millones de empleo. Le parece fatal que la gente se deje llevar por cantos de sirena que van a descarrilar el maravilloso plan que él tiene. No me he enterado si los va a crear en una legislatura y lo que queda de ésta, supongo que sí. Se crecerá al 2,5% y se crearán 3 millones, que serán un seguro para "cuando vienen mal dadas". Esta afirmación si que me deja patidifuso, porque cuando las cartas vienen mal dadas, en España lo primero que cae es el empleo, y a borbotones. Y más si el 80% del empleo es eventual y tiempo parcial. Como vengan mal dadas, el paro se va a disparar a más velocidad que en el 2009. España tiene el siniestro récord de ser el país donde el paro sube más y más deprisa cuando vienen mal dadas.


Hay una economía subterránea que es la que hace, o no, a un país sólido en la adversidad. España es un país con poca solidez, porque los ciclos la afectan como si estuviéramos en el antiguo Egipto, que dependía de las inundaciones del Nilo. Así era fácil que José, el judío adoptado por el faraón, pudiera predecir que después de 7 años de vacas formas venían 7 de vacas flacas. Era una economía de aluvión. Había aluvión de aguas feraces o no había. Pues España sigue siendo así.

Como lo describe estupendamente José García Domínguez,

"Mientras insistamos en seguir dando vueltas a la noria de siempre, promoviendo ocupaciones de ínfima productividad en la hostelería, el comercio minorista y el turismo de borrachera y alpargata, no habrá futuro para España. Un desastre estratégico, el que ahora anuncia con gozo Rajoy, que empezó con Aznar y siguió con Zapatero. Por algo entre 1995 y 2007 todos los países de la Unión Europea aumentaron su productividad. Todos excepto España. Aquí, lejos de subir, ¡disminuyó! Aunque parezca increíble, un trabajador español medio producía menos en 2007 que en 1995. Asunto, por cierto, que tampoco existe para el bisoño e iracundo Sánchez: ni una palabra, ni una, sobre la cuestión más grave que hipoteca la viabilidad económica del país. Ni una. Con el bisoño e iracundo Sánchez se ha cumplido de nuevo lo previsto en la célebre Ley de Gresham, la que establece que la mala moneda siempre termina por expulsar de la circulación a la elaborada con metales nobles."
Sí, es increíble que cuando la burbuja tecnológica, que produjo en todo el mundo un gran avance en productividad, en España la productividad decayó. Lejos de intentar recuperar la senda se la productividad, nos hemos dedicado al austerismo, que consiste en bajar el coste salarial hasta que entre a trabajar el más pazguato, sin seguridad en el empleo. Hay un problema de mala calidad de la educación, que lleva al mercado a gente mal preparada, lo que se compensa con bajar los salarios y dar facilidades a los empresarios con su contribución a la seguridad social. Pero no creo que esto lleva a una transformación industrial que amortice actividades obsoletas que sean sustituidas por otras don futuro.
Los palos del sombrajo del chiringuito de Rajoy son como la casa de papel los tres créditos, que un ventarrón se lo llevará de un soplo mientras el corre despavorido intentando agarrar el último y triste palito.

¿Se han hecho cambios que enderecen la baja productividad de la economía española? Imposible. Es imposible desde el gobierno cambiar la maraña de disposiciones de las CCAA que son como 17 plagas capaces de asfixiar cualquier intento de reforma, 17 plagas que cuentan un riñón o dos, y que muchas están quebradas, pese. Lo cual el gobierno las financia gratis para que sigan entorpeciendo lo que él podría hacer.

Hay en España una empresas multinacionales que se han independizado de la mediocridad española. En realidad no son españolas, no depende de la legislación de aquí. Pueden elegir la legislación más ventajosa para sus intereses. Ha cada vez más distancia entre estas grandes empresas y las demás. En una economía sana se da un dinamismo que lleva a las pequeñas a conquistar espacios y crecer. La maraña de reglamentaciones entorpecedoras, los incentivos a no convertirse en sociedades anónimas, frenan el salto Y amplían el abismo que hay entra ambas. El tejido industrial español es muy débil en comparación con los países líderes de Europa, no digamos ya EEUU.

Piensen ahora si en el debate de ayer se oyó alguna mención a estos problemas.

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