Despilfarro o eficiencia del gasto público

Juan Carlos Barba nos ilustra en un artículo imprescindible sobre el reparto de la presión fiscal en España de los asalariados.

la conclusión es inapelable: em España, para cualquiera nivel salarial, se pagan más impuestos que en mucho países. Ergo: lo que esta mal en España no es la capacidad recaudatoria,

"Si elimináramos esa corrupción, los impuestos directos podrían reducirse casi a la mitad. Y esto es solo una parte del problema. En España tenemos una estructura de gasto público bastante enloquecida, dedicando mucho más a infraestructuras que a protección a la familia, justo lo contrario que se hace en la Europa rica. Es evidente que esto no se hace porque tengamos un déficit en infraestructuras, como puede comprobarse en cualquier informe comparativo internacional, sino porque el lobby de las constructoras pesa mucho más que el de los niños. Así nos va."

Estoy completamente de acuerdo. Solo añadiría el ejemplo de EEUU. EEUU es la cabeza de un imperio hegemónico, que mantiene con la más baja del mundo desarrollado.

Puede discutirse si ese nivel de ingresos fiscales federales (a los que se añadiría un 10% de impuestos estatales, es decir, un 27% de presión fiscal total) es suficiente desde un punto de vista de un modelo u otro. Un keynesiano, o un socialdemócrata, diría que deberían añadirse 10 pp más para dar mas cobertura social. Pero lo que no se puede discutir es que en el intervalo que va de la recaudación a su aplicación a gasto, hay una eficacia que no se encuentra en otra parte.

 
Alemania tiene un modelo social que le exige tener mucha más presión fiscal. EEUU tiene otro, pero los gastos militares -con los que nos proteje de amenazas de la que no somos conscientes, pues somos polizontes de su fuerza disuasoria sin saberlo- representan una proporción importante.
 
Nosotros estamos en un punto intermedio que no es el mejor. Una cobertura social mediocre con unos impuestos altísimos, y, por los datos de JC Barba, en toda la gama salarial. Viendo esto uno se pregunta por qué tanto ahínco en defender nuestro modelo descentralizado, despilfarrador, y lleno de agujeros por los que se escapa un montón de dinero a los bolsillos de los corruptos.