"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 1 de mayo de 2015

Hay otra izquierda

En debates a fondo perdido, o a título de inventario, con los izquierdistas españoles, me doy cuenta que tengo la batalla perdida porque están en otra galaxia: ellos están todavía - me refiero a los izquierdistas irredentos- en la ilusión de traer un mundo nuevo a España. Para ello recurren a los viejos prejuicios marxistas-a-la-española que tan estrepitosamente han fracaso una y otra vez. Esos prejuicios que hicieron caer a la República por sus propios padres, desencantados de lo "burguesa" que había salido la criatura.

Esto de burguesa era una palabra desaparecida de la calle desde la caída del muro de Berlín. Ahora revive, bajo la etiqueta de la casta, gracias a Podemos. Los burgueses eran la bestia negra de Marx. El historiador François Furet, en su espléndido "El pasado de una ilusión" ponía en evidencia su arraigo europeo continental, pues ni en RU ni en EEUU había tenido crédito. En EEUU, aunque la palabra no circule, es (o al menos lo era) un orgullo ser un "burgués" que gana dinero produciendo mercancía nueva y competitiva y dando trabajado a los asalariados. Ganar dinero no era, como en Europa, motivo de vergüenza, todo lo contrario.

Anquilosados como solemos estar en España, los esquemas marxistas vuelven a estar en boga: esta democracia podrida ha de ser sustituida por una cosa basada en un revolcón, en el que se aniquilan los miembros de la casta. Como no querrán, no habrá más remedio que ser violentos, con los explotadores, claro: los "burgueses". Banqueros, empresarios, políticos de derechas, ese revoltillo llamado la "casta", que son los únicos que "ens roban", sobre todo si son españoles (=Castellanos, o madrileños quizás). (Una excelente valoración de nuestra izquierda por Santiago Navajas.)

Sin embargo hay otra manera de ser de izquierdas, sin necesidad de derribar todo y edificar desde cero. Ahí tiene a Piketty, por ejemplo, partidario de la gestión de estado democráticomás estrecha, pero no de liquidarlo. Piketty ha encontrado amplio eco en EEUU, entre los economistas liberales (ya saben que allí significa la izquierda socialdemócrata); y aunque sus tesis han sido cuestionadas seriamente por algunos de esta banda, como Larry Summers, no por ello dejan de estar de acuerdo en que en los últimos años se han producido desviaciones graves de su paradigma económico: se han acentuado mucho las desigualdades de renta, el exceso de desregulación ha traído burbujas desequilibrantes, y un excesivo desarrollo de la economía financiera por encima de la real, que no ha tenido más remedio que endeudarse más. Eso ha dilslocado completamente la relación "razonable" entre financiación y producción real, un aumento de las rentas de la minoría mas rica (en 0,01 a 0,1%) de la renta, y ha generado unos intereses consolidados como grupo de presión que impide corregir estas tendencias.

Hay, por lo tanto, un modelo reformista contrastable con los datos, modelo que es desdeñado por nuestras izquierda montaraz, con el conocido argumento simplón de que lo que viene de EEUU es poco digno de tenerse en cuenta.

Ayer, en un debate con un "podemista", me decía, como supremo argumento, que "su sociedad ideal esta por llegar todavía". Y luego me llamaba a mí mesiánico. Me temo que el sistema de no discutir argumentos, sino encerrase en un mito de que hay una sociedad no mejor, sino óptima, y que no hay más que quitar esta democracia burguesa y podrida para conseguirla, eso si que es mesianismo.

Creo que es preferible el debate, la contrastación, indentificar los problemas, y corregirlos sin derribarlo todo. Pero claro, no es emocionante. Es más emocionante estar en una habitación cerrada, no mancharse las manos trabajando, y soñar febrilmente con un mundo perfecto. Y si encima aparece un nuevo líder que llena ese sueño de mentiras, pues para que pedir más.

Derribarlo todo no garantiza el resultado soñado. Todo lo contrario, a juzgar por la historia. Por eso estos radicales no quieren saber nada de la historia, que es sumamente iluminadora sobre los regímenes de esa raíz, que aplastaron a miles de millones en el siglo XX.

Un ejemplo de esa izquierda que intenta cercar los problemas y proponer soluciones, lo pueden ver en este artículo de Dean Baker, y la réplica que obtiene de un comentarista. El debate es sobre si las bolsas están en una burbuja que ha puesto las cotizaciones muy por encima de las perspectivas de la economía real. Dean Baker, (social)demócrata, dice que no, y aporta datos comparativos con otras burbujas que son contundentes. No obstante, su replicante no deja de mostrar algunos indicios muy inquietantes de que hay una sobre valoración y un sobre endeudamiento de las empresa que cotizan.

Otro ejemplo al que recurro con frecuencia es el de la tesis de la "Secular Stagflation", típica de la izquierda económica americana.

En ninguno de estos debates aparece la palabra "burgués", ni falta que les hace para criticar al partido Republicano y la oligarquía financiera como causantes necesarios de ese estado de cosas. No se ve por ninguna parte propuestas de pegar fuego a todo y partir desde el erial. Lo que se ve es propuestas de reformas, de regulación financiera, de un mayor activismo del estado en la distribución y en la política de estabilización, basada en un análisis muy consistente de los datos aportados por la crisis, que han desbaratado gran parte de las creencias de los gurús de la derecha, como la Hipótesis de la Eficacia de los Mercados.

Hay otra izquierda, y la ha habido siempre. Pero no ha posado sus pies aquí. Aquí se prefieren los discursos emocionantes, vengativos, e ilusorios. Al cabo del tiempo, seguimos siendo una sociedad que se agarra a la pereza de no pensar, si no es para rumiar ideas especulares.

Claro que la respuesta del otro lado es desoladora; sobre todo porque ha sido absorbida por la socialdemocracia ilustrada, que estudió en EEUU cuando imperaba la economía de las expectativas racionales, y no les ha dado tiempo a bajarse de esa pollina. Ademas. Es pollina ayuda a bandearse en el mundo del Euro, al que si se le quita el suelo del libre mercado, se derrumba.

Así que esa izquierda ilustrada se encuentra un poco huérfana, agarrada a una brocha cuando la escalera ha sido quitada, y así están, en el aire. Por eso no hay un partido que tenga un análisis del Euro serio. Eso se traga y ya está. Pero seria mejor tragarlo sabiendo cuales son las consecuencias, no cerrando los ojos como avestruces a ver si por un milagro no suceden.

Sí, hay otra manera de ser de izquierdas. En Europa se podría llamar socialdemocracia, evolutiva, no aferrada a ideologías fracasadas. Esa socialdemocracia que creo que Popper no le hacia ascos. Claro que aquí Popper es un completo desconocido y, por lo tanto, un fascista.
 

4 comentarios:

Pablo Bastida dijo...

Perfecto, simplemente perfecto post.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Joé, me abrumas. Ya sabes lo que me importa tu opinión. Gracias!

Pablo Bastida dijo...

Has puesto el dedo en la llaga al decir que detrás de nuestras miserias lo que hay es pereza mental; Popper, ¡menudo ejemplo! ¡pero si Pedro Sánchez dijo el otro día que Antonio Machado era de Soria! Y lo peor es que vamos a peor, perdón por la redundancia. Te aseguro que al menos la mitad de ese 50% de jóvenes españoles que está en paro lo estarían también aunque la economía fuese como un tiro.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Pues es posible, porque hemos hecho un boquete monumental en nuestra educación, y eso ya no se recupera. La educación está más alejada hoy de lo que demanda el mundo que hace 30 años, eso es innegable. No solo hemos perdido capacidad técnica, sino también perspectiva, que se ha sustituido por ideología. Somos ideología fantásticos de mesa camilla. Nuestra cultura nos la da la Tv. Y las redes sociales. Desbarajuste magnifico.