La cuestión escocesa

Hay un artículo de Bruce Anderson en el Daily Telegraph muy interesante para cualquier español quemado por el problema de Cataluña. Porque el problema de Escocia es cada vez más parecido: por lo que dice Bruce, los ingleses están experimentando en sus carnes a lo que lleva la política de apaciguamiento iniciada en 1997 por Blair: más y más histeria separatista, exactamente igual que Cataluña. Blair demostró un desconocimiento y falta de patriotismo inconmensurables, casi casi como Cameron, que se ha empeñado en seguir en esa línea.
Esta histeria incontenible se traduce en un sentimiento de superioridad sobre, y de odio a, la nación y su historia. Exactamente eso es lo que están viendo asombrados los ingleses, que, en términos relativos, han cedido mucho más a Escocia que lo que ha hecho Madrid a Barcelona: en 1997 les dieron un parlamento que no existía, y desde entonces les han cedido más y más competencias.

Naturalmente, el resultado electoral se ha tomado en Escocia como un agravio, antes aún de que Cameron forme gobierno (cabe imaginar lo que hubiera sido con un parlamento "colgado")Por una parte se siente la tentación de alegrase, por la displicencia con que el inglés ha mirado la cuestión catalana, cuando no con manifiesta simpatía por el separatismo. Sí: dan ganas de decir, ¡que se jodan! O fuked you!, o como se diga.

Pero estoy con Bruce. Es hora de no ceder al chantaje, si no se quiere que ambos problemas se retroalimenten. Es hora de que vean que una separación nunca es pacífica ni sin coste.

Cuanto más viejo es un país, más consecuencias indeseables tienen estos movimientos. Gran Breyaña tiene la mejor constitución del mundo: una que ni está escrita y que biene durando desde el siglo XVIII. España tiene una Constitución reciente, pero detrás hay una historia común que viene sede la lucha contra el Islam. Lucha que muchos se toman ahora a coña, pero que fue una de las forjas de Europa, como es claro si alguien se molesta leer al historia de Europa entre el siglo XI y el XVII. Aunado el Mediterráneo fue un mar infestado de piratas sarracenos que secuestraban cristianos muy avanzado el siglo XIX.

La fuerzas nacionalistas son la mayor debilidad de Europa, como se ve desde La Paz de Versalles de 1919. Es irónico que para combatir esas fuerzas se haya hecho un adefesio como el euro cuyas disfunciones han vuelto a reavivar esas fuerzas. Con euro o sin euro, seria un error mostrar más debilidad frente a ellas.