Por qué la izquierda española odia a España

Excelente semblanza de Manuela Carmena por Cristina Losada, que nos ayuda a entender la verdadera motivación de la gente de izquierda da de este país: el rencor y el odio a la transición de 1978. Desgraciadamente, ese odio esta muy difundido entre la izquierda, incluso entre la izquierda caviar, de salón, que, como Azaña, odian la historia de España. En realidad tienen un impulso irracional por reformar España desde los Reyes Católicos, al menos.

Un historiador, hispanista, y de izquierdas, como es Joseph Perez, me decía que le disgustaba lo mal que se había celebrado el centenario de su reinado y fundación de España, porque para él habían sido una grandes reyes. Que duda cabe -le dije-, pero yo estoy rodeado de conocidos y amigos que lo niegan, aunque son cultos. Recuerdo una excursión a Segovia con uno de esos amigos, admirador de la ciudad, de sus monumentos; sin embargo, eso lo hacia compatible con su opinión hostil a Isabel y Fernando.

Poco después, en el viaje de vuelta, hablaba con admiración de Azaña. No es casual que un admirador de Azaña odie la historia de España. Azaña fue presidente de la República de un país al que detestaba. Eso destilan sus diarios, sobre todo aquel capítulo en el que se le aparece (sic) Alfonso XIII (entonces en el exilio) que se rinde ante la maestría y sabiduría con la que Azaña ha dirigido la sesión del Congreso. Azaña no oculta su orgullo (sic) de haberle mostrado al rey cómo debe gobernarse un país. (Con un final un tanto equivoco):

Alfonso XIII: Es usted duro conmigo porque para usted será cierto que abusé del poder. Yo quería hacer algo grande en España.

»Azaña: Es increíble. Nadie le hubiera supuesto capaz de grandeza ni en su imaginación.
»Alfonso XIII: ¿Y usted tampoco lo cree?
»Azaña: Tampoco.
»Alfonso XIII: ¿Por qué?
»Azaña: Porque no es usted artista». (¿¿??)
(De un diálogo ficticio que establece Azaña con Alfonso XIII, anotado en su «Diario» el 27 de mayo de 1932).

Un tipo que fabrica un sueño en el que el rey exiliado se rinde ante él. Y lo cuenta en sus diarios. No hace falta decir más. Pero hay que saberlo para entender esa gran bolsa de intelectuales que generan ese odio y los mantienen vivo entre sus huestes. El origen de ese espíritu es la Institución Libre de Enseñanza, aquel intento de refundar el espíritu de España lo mas lejos posible de su historia.

De ahí la bandera republicana en cualquier acto que se precie, una provocación a la gente normal, una estridencia que no viene a cuento, pero mantiene viva la supuesta herida abierta que la transición no permitió cerrar, esa transición en falso, no revolucionaria... Porque en eso se ha convertido la tricolor. En una bandera de enganche por el odio.

Creo que la derecha ha hecho más recorrido para democratizarse que la izquierda, y eso es porque ésta se cree en posesión de la patente democrática. Pero la democracia no es de izquierdas. Y los que creen que la democracia es roja o no es, contribuyen poderosamente a su debilidad. Así estamos: cuarenta años después de la muerte de Franco, cada vez hay más banderas repubicanas que españolas. Deberían enseñar que todos nos levantamos sobre los hombros de un antepasado, y este a su vez... Somos una cadena ininterrumpida. Sin embargo los politicos han conseguido borrar eso, cambiarlo por el adanismo.

Entre esa ideología falsa y el vacío educacional que ha habido, no hay nadie que defienda España, ¡aunque sólo fuera por coherencia con las tesis redistributivas de la izquierda!