"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 15 de julio de 2015

Keynes y sus críticos

En "Una exégesis de "Mr. Keynes y los clásicos" de J. R. Hicks. El nacimiento del modelo IS-LM o el pecado original de la macroeconomía moderna", de Axel Kicillof, podrán ver la crítica demoledora al modelo IS-LM creado por Hicks, con el que pretendía hacer un síntesis entre lo que Keynes llamó los clásicos, y su novedosa teoria. Tal síntesis se basa, como muestra Kicillof, en una deformación de los clásicos tanto como una devaluación de Keynes, de tal manera que la distancia entre ellos queda reducida a nada, lo cual le permite presentar su propia aportación a la crónica, que es el modelo IS-LM.


El fraude consiguió un reconocimiento constantemente renovado, y Hicks y sus dos curvas siguen siendo la pieza básica de iniciación a la economía, además de ser, para algunos economistas, perfectamente válido para explicar la realidad. Krugman no hace mas que decir una y otra vez que el modelo explica perfectamente la Trampa de la LIquidez, que es la causa de la duración ese la crisis. Si los gobierno se hubieran atenido a las prescripciones del Keynes del IS-LM (algo que Keynes nunca aceptó), hubieran dictaminado una política fiscal expansiva de endeudamiento, que hubiera liquidado antes la crisis.

Advirtamos de entrada que el modelo, en perfecto equilibrio con pleno empleo en los años noventa, en la "Great Moderation", no desvela la gran crisis financiera que vino después.

Aparte de la utilidad del modelo como representación pedagógica de la economía macro, hay que tener en cuenta las distancias que hay entre él y lo que dijo Keynes aunque sea por higiene mental. Para ello me valgo del artículo citado, y, sobre todo, de las citas traducidas al español de Keynes, en las que se observa el rechazo del autor a las ideas que Hicks le quería endilgar. Sin embargo, el que quiera ver con detalle la falsificación de Hicks que vaya al original citado. Aquí sólo me centraré en una visión divulgativa de las ideas nucleares de Keynes.

La primera tergiversación de Hicks a las que alude Kicillof es el mercado de trabajo, del que Keynes decía que la teoría clásica (en realidad marginalista) era un absurdo que rechaza en su totalidad. Según la teoría marginal, una situación de paro era transitoria, debida nada más a lo que podía tardar los trabajadores en aceptar un nuevo salario e equilibrio más bajo. (Obsérvese que esta falacia esta en el corazón de las medidas que Europa nos ha impuesto de devolución interna.)

"Un economista clásico puede simpa-
tizar con el obrero cuando éste se
niega a aceptar una reducción de su
salario monetario y admitirá que
puede no ser inteligente obligarlo a
sujetarse a condiciones transitorias;
pero la integridad científica lo fuerza
a declarar que esta negativa es, a
pesar de todo, el motivo último de la
dificultad (Keynes 2005: 33).


 Esto era considerado por Keynes una aberración refutada por los hechos, que mostraban periodos largos de economía en equilibrio con un alto nivel de paro. En realidad, su libro es una investigación para aclarar este hecho.

La segunda traición de Hicks a Keynes es en la teoría de la demanda de dinero, una pieza fundamental, y desde luego novedosa, de sus sistema. Para los clásicos, el tipo de interés era determinado por la oferta de ahorro y la demanda de inversión. Keynes desplaza el tipo de interés al centro del mercado del dinero, con su función de demanda de dinero que se divide en dos, dependientes de dos variables diferentes.
La primera es la necesidad de liquidez para tener cubierta las tras acciones que se esperan en un periodo; la segunda, a verdadera aportación novedosa, es la demanda de liquidez en función de las expectativas que se tienen de los futuros tipos de interés, o lo que es lo mismo, de los precios de los activos.

"Sin embargo, volvamos ahora hacia
atrás y veamos por qué existe lo que
se llama preferencia por la liquidez.
A este respecto convendrá usar la
vieja distinción entre el uso del dine-
ro para las operaciones de negocios
corrientes y el que tiene como reser-
va de valor. […] Dado que la tasa de
interés nunca es negativa, ¿por qué
preferiría alguien guardar su riqueza
en una forma que rinde poco o nin-
gún interés que conservarla en otra
que sí lo da? […] Hay, sin embargo,
una condición necesaria sin la cual
no podría haber preferencia de liqui-
dez por el dinero como medio para
conservar riqueza. Esta condición


"necesaria es la existencia de incerti-
dumbre respecto al futuro de la tasa
de interés, es decir, respecto al com-
plejo de tasas para plazos variables
que regirá en fechas futuras (Keynes,


2005)

Esto una verdadera novedad en la economía (pese al intento de Hicks de minusvalorarla), porque es la primera vez que se rompe con la clásica ley de Say, que dice que el dinero en el bosillo quema, no es rentable, y por lo tanto va inmediatamente a gastarse en bienes de consumo o de inversión. Sin embargo, como demuestra la historia de las crisis y recesiones, la gente tiene buenas razones para preferir mantener su patrimonio en liquido. Cuando aumenta indefinidamente la demanda de liquidez, caen los repetidos de los activos (aumentan sus rentabiliades), pese a lo cual la gente sigue prefiriendo liquidez a comprar activos aparentemente tan rentables.

"Hay la posibilidad, por las razones
examinadas antes, de que, tan pron-
to como la tasa de interés ha bajado
a cierto nivel, la preferencia por la
liquidez pueda volverse virtualmente
absoluta en el sentido de que casi
todos prefieran efectivo a conservar
una deuda que da una tasa de inte-
rés tan baja. En este caso la autori-
dad monetaria habría perdido el con-
trol efectivo sobre la tasa de interés,
pero aunque este caso extremo
pueda llegar a tener importancia

práctica en el futuro, aun no conoz-
co ningún ejemplo de él. […] Más
aún, si tal situación se presentara,
querría decir que la autoridad públi-
ca misma podría obtener préstamos
en escala ilimitada del sistema ban-
cario a una tasa de interés nominal


Keynes también la emprende contra el intento de devaluar sus aportaciones mediante la "nueva" teoría clásica, presentada por Ohlin, de que el tipo de Interés es el precio entre al semana de fondos prestables y la oferta bancaria del crédito. Como Keynes demuestra, no hay niguna diferencia con la teoría clásica ahorro-inversión, no es más que un disfraz actualizado.

"La oferta neta de crédito, así defini-
da, es exactamente la misma cosa
que la cantidad de ahorro; y la con-
clusión es exactamente la misma
que la de la doctrina clásica, nueva-
mente, es decir, que la cantidad de
ahorro depende de la tasa de inte-
rés. […] ¿Qué pasa con la demanda
de crédito? […] La demanda neta de
crédito a diferentes tasas de interés


es exactamente la misma cosa que
la cantidad de inversión neta a dife-
rentes tasas de interés. […] Por
tanto, hemos regresado por comple-
to a la doctrina clásica que el profe-
sor Ohlin acaba de repudiar, es
decir, que la tasa de interés se fija
en el nivel en que la oferta de crédi-
to, bajo la forma de ahorro, se igua-
la a la demanda de crédito, bajo la
forma de inversión (Keynes 1937:
244-245; trad. AK).



Finalmente, la ultima traición de Hicks es equiparar la teoría clásica de la inversión como función de la productividad marginal del capital, con la de Keynes, para quien la inversión depende de la "eficacia marginal del capital", que es completamente distinta y otra pero a clave de distinción entre Keynes y el pasado.

Para los clasicos, la productividad marginal del capital es algo mensurable en términos reales. La inversión aumentaría hasta que dicha productividad marginal iguale el tipo de interés que se paga al ahorro, recompensa por no consumir ahora.

Para Keynes, no existe una cosa llamada capital físico, que se pueda medir. Lo que sí hay es la expectativa del empresario de una corriente de beneficios de su inversión, que comparará con el tipo de interés actual. Pero lo importante es que esa eficiencia marginal tiene un componente subjetivo en el que entra la valoración que hace el empresario del futuro económico. Keynes cree que en esta función empresarial incluye de manera terminante la incertidumbre, concepto, que, a diferencia del riesgo, no es estimable peobabilosticamente, simplemente porque no hay información. Entonces el empresario valora ese futuro incierto con su "animal spirit", y tenderá a seguir, a falta de otra fuente, lo que piensan y hagan los demás.

Keynes no era tan romo como pretendía Hicks para apuntarse el tanto de que era keynesiano y a la vez clásico. Para demostralo devaluó enormemente estas aportaciones vitales que hemos visto.

Luego vino la crítica de los nievos clásicos, de Lucas & co. La crítica de esta corriente peincipal de pensamiento dice que los keynesiana no tiene "fundamentos", es decir, un modelo de comportamiento del hombre o el agente ante el hecho ecónomico. Aparte de que esto no es cierto, que Keynes explicó precisamente por qué los fundamentos de sus predecesores eran pueriles y no coincidentes con la realidad, él si hizo un modelo de comportamiento, aunque no aplicable a todo el mundo, en el que introducía una consideración fundamental que informa todas sus ecuaciones de comportamiento: la incertidumbre invaluable ante el futuro.

Luego se vino a decir que Keynes era un aso especial de la economía de siempre, que su pretensión de ser "general" era eso, pretenciosa. La verdad es que yo no he visto ningún pedido digamos próspero, que haya sido un reflejo del modelo clásico. La misma "Great Moderation" fue un cúmulo de circunstancias favorables, y tras su equilibrio perfecto se ocultaba una burbuja financiera enorme, que nadie quiso ver. Si hay alguien predijo este hecho -la crisis- fue el difunto Minsky, que no vivió para ver que tenía razón.

2 comentarios:

Pablo Bastida dijo...

Este Kicillof, ¿es el mismo que el ministro de economía de Argentina? De serlo, parece haber encontrado la forma de estimular la economía de su país... empezando por él mismo:
http://www.abc.es/internacional/20150514/abci-kicillof-dinero-201505141832.html

www.MiguelNavascues.com dijo...

Pues...sí, no lo había visto. Pero el artículo es muy bueno, y bien engarzado con los textos De Keynes. Es la mejor explicación que he visto de los fallos de la teoría IS-LM. ¡Parece que estamo ante el Varoufakis argentino! La verdad es la verdad, la diga Agamenon o la diga su porquero...