El segundo factor es bien conocido en nuestro país: "Si la capacidad de los consumidores para pagar sus deudas mejora, probablemente darán prioridad a devolver sus hipotecas, no los préstamos al consumo, debido a la naturaleza de deuda con recurso de las primeras" (es decir, de deuda con garantía, en este caso de la vivienda, que perderían en caso de impago).
Estos elementos hacen que no se pueda confiar en que la mejoría de la confianza del consumidor se vaya a traducir en una reducción de la morosidad. Al revés –cuando baja la confianza– esta correlación sí funciona con 12 meses de adelanto, como se puede apreciar en el gráfico adjunto (la línea verde es la confianza del consumidor y la azul es la morosidad del crédito al consumo). Así, la mayor caída de la confianza del consumidor se produjo en verano de 2012, cuando se juntaron el rescate financiero de España, la subida del IVA y la supresión de la paga extra de los funcionarios. Un año después, la morosidad se disparaba.
Por el contrario, la euforia de los consumidores registrada a finales de 2008 tras las elecciones generales, justo al comienzo de la crisis financiera y cuando ésta no había llegado al ciudadano, no se tradujo en una recuperación económica, sino en todo lo contrario: en 2009 la recesión estalló con toda su virulencia. Y ahora Moody's afirma que "observamos la misma divergencia, ya que la confianza del consumidor ha subido de forma sostenida desde el tercer trimestre de 2012, mientras los impagos se mantienen elevados", algo que achaca a la elevada tasa de desempleo.
De hecho, el analista de la agencia de calificación Antonio Tena llega incluso a dudar de la fortaleza del consumo actual en España. Aunque la contabilidad nacional muestra que el consumo de los hogares crece más rápido que el PIB (el 3,5% frente al 2,7%), recuerda que la encuesta de presupuestos familiares está mucho más en línea con el pobre comportamiento financiero de los consumidores. Según esta medida, el gasto medio de los hogares en 2014 fue un 0,2% inferior al de 2013 y se situó un 15% por debajo de los niveles previos a la crisis.
Abajo, una comparación entre ambas fuentes, en tasas interanuales. La serie en verde es el consumo de hogares del PIB, la verde, el consumo según la Enxuesta de PTOs Familiares. Como norma, suele dar un consumo más alto el consumo del PIB que la Encuesta.
Como no dispongo de una metodología detallada de la elaboración del PIB, no sé como se explica esa distancia tan notable entre ambas fuentes.
Estaremos atentos. Es más, estaremos abiertos a cualquier matización.
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