La Diada y todo eso es un síntoma más de la caída estrepitosa de Europa. La caída de Europa está en las fracturas horizontales - de este a oeste - y verticales - de norte a sur - cada vez más profundas y alargadas. Ya nadie es capaz de contener esas fracturas divisorias. (Ver mis dos pos anteriores "No hay estado sin fronteras").
Todas esas fracturas tienen un elemento decisivo común, que casi nadie ha observado. Es la creencia difundida desde el epicentro del europeismo de que los Estados nacionales debían ser debelados. El Euro no es más que el ataque más contundente contra el estado nacional. Esa creencia es lo que induce a desdeñar el estado nacional, cuando la democracia está fundamentada en él. La democracia debe de tener una masa crítica social, masa que comparte unas creencias comunes.
El caso es que ese asalto al estado nacional no se ha correspondido con el surgimiento de un estado europeo creíble, eficiente, respetable. Es decir, la idea ha tenido efectos negativos contundentes, pero ningún efecto positivo apreciable. El estado europeo no ha aparecido, ergo, ha fracasado. Y ahora estamos mas indefensos que nunca. (Hobbes: Leviatan)
Por esa falta de estado europeo, que defienda la unidad europea, no creo que Cataluña sea expulsada de la UE si se independizara. Como decía Cameron, o Merkel, a Europa no le gusta que Cataluña se separe, "pero Europa es ante todo pragmática". La secesión sería ilegal, pero no hay un ejecutivo que vaya a hacer cumplir la ley. Además, siempre habrá una facción europeos que defenderá la permanencia de Europa: otra fractura más. Igual que Europa es incapaz de hacer frente a los verdarderos problemas, como el éxodo masivo que se nos viene encima, será incapa de resolver nada con una Cataluña separada.
Confieso que esto no lo venía venir. Siempre tuve la esperanza de que no llegáramos tan lejos. Por eso quiero rendir homenaje a aquellos que lo previeron hace tiempo. Entre ellos me acuerdo de Federico Jiménez Losantos y Albert Boadella. Sentí como un latigazo cuando hace años, muchos años, se fueron de allí para rehacer sus vidas en Madrid. Me quedé realmente en estado de choque cuando en una lejana entrevista le preguntaban a Boadella si algún día eso se pararía... Contestó que no, que Cataluña se separaría; eso era imparable. Losantos lo anunció hace mas años aún, en su libro "Lo que queda de España". Libro profético en el que no se equivocó.
Habrá más gente que lo previó. La inmensa mayoría no lo supo ver, o no quiso. Sobre todo los que viven inmersos allí. Se aludía al sentido pragmático del catalán, pero resulta que los pragmaticos han sido hasta ahora los vascos, en contra de lo que se pensaba.
No sé el porqué de esta mesura en una o y desmesura en otros. Quizás unos hayan visto la brecha social irremediable, como dice Raúl del Pozo (post anterior): no una, dos Cataluñas independientes han conseguido, una enfrente de la otra.
El no-estado europeo es en realidad una gran zona feudal, donde los señores más potentes dominan la toma de decisiones. Como en todo estado feudal, el rey es débil, apenas puede imponer decisiones nacionales. El feudalismo se acabó con las monarquías nacionales. Las monarquías liberaron a la plebe del yugo feudal, además de crear una clase nueva, los letrados y funcionarios necesarios para imponer su ley sobre los señores feudales. En conjunto, como dice Jouvenel ("sobre el Poder"), fue una liberación, una etapa en el largo camino hacia el estado liberal.
Todas esas fracturas tienen un elemento decisivo común, que casi nadie ha observado. Es la creencia difundida desde el epicentro del europeismo de que los Estados nacionales debían ser debelados. El Euro no es más que el ataque más contundente contra el estado nacional. Esa creencia es lo que induce a desdeñar el estado nacional, cuando la democracia está fundamentada en él. La democracia debe de tener una masa crítica social, masa que comparte unas creencias comunes.
El caso es que ese asalto al estado nacional no se ha correspondido con el surgimiento de un estado europeo creíble, eficiente, respetable. Es decir, la idea ha tenido efectos negativos contundentes, pero ningún efecto positivo apreciable. El estado europeo no ha aparecido, ergo, ha fracasado. Y ahora estamos mas indefensos que nunca. (Hobbes: Leviatan)
Por esa falta de estado europeo, que defienda la unidad europea, no creo que Cataluña sea expulsada de la UE si se independizara. Como decía Cameron, o Merkel, a Europa no le gusta que Cataluña se separe, "pero Europa es ante todo pragmática". La secesión sería ilegal, pero no hay un ejecutivo que vaya a hacer cumplir la ley. Además, siempre habrá una facción europeos que defenderá la permanencia de Europa: otra fractura más. Igual que Europa es incapaz de hacer frente a los verdarderos problemas, como el éxodo masivo que se nos viene encima, será incapa de resolver nada con una Cataluña separada.
Confieso que esto no lo venía venir. Siempre tuve la esperanza de que no llegáramos tan lejos. Por eso quiero rendir homenaje a aquellos que lo previeron hace tiempo. Entre ellos me acuerdo de Federico Jiménez Losantos y Albert Boadella. Sentí como un latigazo cuando hace años, muchos años, se fueron de allí para rehacer sus vidas en Madrid. Me quedé realmente en estado de choque cuando en una lejana entrevista le preguntaban a Boadella si algún día eso se pararía... Contestó que no, que Cataluña se separaría; eso era imparable. Losantos lo anunció hace mas años aún, en su libro "Lo que queda de España". Libro profético en el que no se equivocó.
Habrá más gente que lo previó. La inmensa mayoría no lo supo ver, o no quiso. Sobre todo los que viven inmersos allí. Se aludía al sentido pragmático del catalán, pero resulta que los pragmaticos han sido hasta ahora los vascos, en contra de lo que se pensaba.
No sé el porqué de esta mesura en una o y desmesura en otros. Quizás unos hayan visto la brecha social irremediable, como dice Raúl del Pozo (post anterior): no una, dos Cataluñas independientes han conseguido, una enfrente de la otra.
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