"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 28 de enero de 2016

Élites y cuadros

Hoy es día de mono-tono: sólo un tema invade los medios: Bankia. Bankia es la prueba del nueve de que hay un abismo entre la información que poseen los gestores de un banco y sus clientes personales. Un abismo que tritura la teoría de la EMH, la hipótesis de la eficiencia del mercado.
 
¿Por qué, si no, tendría que haber instituciones protectoras de las personas en su relación con las entidades? Las hay en todo el mundo civilizado, pero, al menos en España, no funcionan. Peor: funcionan a favor de los poderosos. Miguel Ángel Fernández Ordóñez y Julio Segura, Gobernador del BdE y Presidente de la CNMV, son los máximos responsables de lo que pasó.
El primero va hoy por ahí promocionando su libro, en el que brilla con luz propia su honradez e inocencia de primera comunión. Mejor sería que se vistiera un sayal de sarga y se cubriera de ceniza, igual que el otro mandarrián. Pero non, non, non: pertenecen a esa clase de personas que se creen más listos de lo que son, y van por la vida mirando por encima de los demás, como si los demás le debiéramos la vida.
Son los últimos ejemplares de la élite en la sombra de este país. Hubo un tiempo en que esas élites fueron útiles al país, desde al menos que, en 1959, contribuyeron a convertir a España en una economía occidental. Lo que es curioso es que ya desde entonces eran profesionales con tendencias a la izquierda.
 
Esa intrahistoria habría que contarla, porque explica mucho de lo que pasa hoy. Por ejemplo,
 
Esos profesionales preparados ¿de dónde salieron, si el franquismo era una cutrez? Cuando yo hice mis primeras oposiciones, los mejores, los más preparados, que habían sacado su puesto durante el último tramo del régimen, eran (o éramos) de izquierdas, y en cuanto murió el dictador corrieron como un aluvión a meterse en el PSOE (debería decir: corrimos). En parte era natural que cuando el régimen agonizaba y mostraba su peor cara, la gente empezará a buscar soluciones en otro lado.


Pero de antes le venía la casta al galgo. Los Técnicos Comerciales, un cuerpo de élite que fue el agente principal en la reforma de 1959, que puso a España en la economía y las instituciones occidentales, eran todos de izquierdas al final del régimen. Luis Ángel Rojo, seguramente el mejor economista de España, fue el líder de ese grupo de funcionarios que de la mano de un gobierno franquista transformó España. Era de izquierdas. A Franco lo que más le interesaba era la eficacia.


La derecha no tiene esa habilidad para atraer y crear su propia "intelisenzia", tan conveniente para gobernar. No tiene ningún arraigo entre los medios culturales e intelectuales, quienes les desprecian. Lo intenta Aznar con FAES, pero son incapaces. No sé la razón, pero ellos desde luego lo hacen mal. Aparte de que no tienen el glamour de la izquierda rosácea, al que persiguen, sin embargo, denodadamente. Recuerdo una entrevista de Rato en el que se definía admirador del Ché Guevara, nada menos. Sería porque Guevara fue gobernador del Banco de Cuba... Claro, ¡siguió sus pasos de truhán!



Esto explica, en parte, la abismal división entre los dos partidos mayores, PP y PSOE. Al primero se le ve el complejo que tiene de no tener cabezas brillantes, mientras que al otro le sobra complejo de superioridad falsa, porque sus líderes son mostrencos. Se entiende que Felipe gobernara cuatro legislaturas, con el poder en la calle y la disposición de los mejores profesionales. Para dirigir a tanta cabeza pensante, hay que ser un líder capaz. Cuando falla uno de los dos, el liderazgo o la materia gris, nada funciona.



Cuando ganó Zapatero, gran parte de los cuadros de élite de la función pública participó en esa victoria, luego le asesoraron, y muchos fueron a servir en numerosos puestos de responsabilidad. Cuando ganó Aznar, no hubo nada comparable. Es como si el PSOE sólo tuviera que silbar para que los mejores acudieran a su servicio. Pero Zapatero no es Felipe. Se cargó España y al partido.


 

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