"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 4 de marzo de 2016

Hay que salvar España, pero ¿de qué?

Mientras unos quieren salvar España del capitalismo feroz, los otros la quieren salvar del comunismo tercermundista. Pero  España no es un edificio ruinoso, ni un complot del Ibex 35, España tiene otros problemas muy distintos, que no son ideológicos ni totalitarios. 

Y no son leves esos problemas. Desde la inmovilidad forzosa a que nos obliga Europa, a la falta de afición de este país a los detalles, España tiene problemas, pero no diferentes a los que otros países han afrontado y han solucionado, o por lo menos han mantenido alejados. 


Pero como decía el escritor griego y comunista, Petros Markakis, "la culpa de la crisis griega no es culpa de Merkel". La culpa de la crisis española no es culpa de Europa, de EEUU, de los demás. Es culpa nuestra. 

Es difícil señalar a alguien en concreto, pero el espectáculo de ayer en las Cortes demuestra que los 30 años de transición política se perdieron miserablemente. Contra lo que dice la mayoría, no creo que esta transición institucional, de la ley a la ley -en contra de la ruptura total que quería la izquierda - fuera mal ejecutado. Creo que hasta la Constitución, en 1978, era bastante prometedor. Perfectible pero prometedor. Lo malo fueron los actores que vinieron después a llenar el escenario. Los actores fueron jubilándose y, vinieron otros, y cada vez lo hacían peor. Hasta que llegaron unos seres infectos, los Zpes, los Monagos, las Celias Villalobos, los Rajoys, los Sánchez, y luego ya los desarrapados de la violencia. Cada vez peor, pero conseguían el trabajo, gente que les vota. 

El problema es que todos estos, que se llaman la izquierda, que sueñan con apoderarse del poder, pero se odian, no se tragan, quieren derruir el edificio que ha funcionado razonablemente, y sustituirlo por uno de estilo venezolano-cubano, en el que los servicios no funcionen, no haya ni papel higiénico, ni agua corriente, ni calefacción (ni un español con calefacción si no hay para todo el mundo, mejor muertos que sencillos), ni vacuna, ni pan. En Venezuela y Cuba supongo que la calefacción es desconocida, puedo el aire acondicionado no. O Sí, pero sólo los prebostes tienen. 

Ayer Sánchez demostró una vez más la irresistible tentación de ser visto como un izquierdista-podemista, después de que Iglesias le diera dos bofetones a cuál más sonoro. Motivo suficiente para romper cualquier atisbo de relación, pero no. De nuevo Sánchez y sus cuates, que están pa allá, vuelven a tender la mano a su maltratadores. Es como esas mujeres que quieren tanto a sus maridos, o les temen, que son incapaces de ir a poner una denuncia por maltrato. ¡Eso es Sánchez!, tan enamorado está de sí mismo como izquierdoso. Como además es bipolar, no deja de firmar documentos con Rivera, que no sé cómo no se ha dado cuenta que un gobierno de Sánchez sería un salto al vacío. Lo que de verdad quiere es un gobierno con Iglesias, lo que sería el suicido del PSOE y ya de paso, de España. La prueba:


Pero no nos engañemos, queridos. Es que estos tipejos tienen más de 10 millones de votos, que se dice pronto. 10 millones de suicidas que quieren derribar España sin dejar piedra sobre piedra. A esos millones hay que sumar los que quieren separarse violentamente, es decir, ilegalmente, a los que Sánchez les quiere abrir una puerta con una reforma constitucional, aunque por oscuras razones dice que no al referéndum buscado por Iglesias, cuando ambos planes serían la ruptura total. Como millones son una hartá de millones. Pero los demás somos más. 

Es decir, no entiendo muy bien cómo todavía no se han fundido en un beso en la boca prolongado, seguido de manoseos y arrimadas de paquete. No lo entiendo. Parece que el único que lo impide es el espíritu flotante de Felipe González, y de ahí la dedicatoria de Iglesias a la cal viva, de paso reivindicando al ETA y la violencia.

Se quieren pero se odian. Están a un tris de llegar a la cama, pero se exigen cosas que el otro no puede dar. Sánchez debe odiar también a Felipe González, porque de lo contrario le hubiera defendido con más convicción. San Felipe González, que my Lord te conserve en buena salud. 

Hay que salvar España de esta demostración de vulgaridad, lo siento por los millones de votantes de esta gente, pero los demás, los abochornados, somos más. Necesitamos un gobierno de funcionarios con manguitos, de interventores, de cuentas saneadas, de menos ideología incendiaria y más eficacia. Por eso prefiero que el gobierno en funciones dure mucho, mucho, a ver si mientras estos se lían a estacazos y se agotan. Ahora mismo, es la única posibilidad de conservar la legalidad vigente que tenemos. Y cuanto más dure la legalidad, mejor. 

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