La razón es que el país más avanzado es más productivo, y ha llevado una trayectoria de productividad más veloz que el país atrasado. Pero la productividad se desarrolla en las ramas de actividad exportables, mientras que el resto, la mayoría de la economía no avanza en productividad. Es difícil que cortar el pelo cambio continuamente de innovación que mejore su productividad por trabajador. Sin embargo, el salario tendrá a seguir el de los trabajadores de los sectores productivos, entre otras razones, porque la mayor renta de estos se convierte en más demanda de de servicios como la peluquería.
En suma, los salario de los sectores productivos determinan los del resto de la economía. A mayor productividad, más nivel general de salarios, mayor coste de la vida en el país rico frente al pobre. Es una de las cosas que hacen difícil comparar niveles de renta real.
Pero también se demostraba otra cosa. Al ser los tipos de cambio entre ambos tipos de países fijos, resultaba más difícil a los países pobres adaptarse a la capacidad productiva siempre creciente de los países ricos. Una devaluación -que de todos modos se producía tarde o temprano - era recomendable para que el país más débil reequilibrara sus cuentas.
Como pueden imaginar, es el mismo problema que genera el euro entre los países Norte y Sur. La imposibilidad de devalucación hace que los ajustes iban a caer sobre los hombros de los trabajadores, lo cual, como demostraba Friedman ("The case for flexible exchange rate", 1953) era mucho más lento y costoso, casi inacabable.
En efecto, es difícil imaginar que todos los trabajadores y empresarios se pongan de acuerdo en ajustar el salario de cada uno para no tener que devaluar. Mucho más fácil es devaluar y ajustar en un instante todos los precios y salarios a la vez.
La comparación que hacía era que si se quería adelantar una hora la jornada de un país, era más fácil adelantar la hora oficial, a esperar que cada uno de los ciudadanos se dignaran adelantar su reloj una hora.
Hay complicaciones que algunos aprovechan para desaconsejar tocar el tipo de cambio. La más grave es que el país esté endeudado en moneda extranjera, que aumentaría en la misma proporción que se devalúa. De todas formas, cuando la fuerzas económicas (los movimientos de capitales) convergen en una dirección, es muy difícil parar la devaluación, y la deuda es un factor que acentúa esas fuerzas, porque aumenta la desconfianza. No hay más remedio que pensar en una quita de parte de la deuda además de admitir la devaluación.
Estoy pensando en Europa, claro. Si alguien piensa que hay alternativa, quiero decir civilizada, que se caiga de los Guindos. ;-)
No hay comentarios:
Publicar un comentario