Al Euro, en su peor momento - no hay más que recordar las portadas de los medios anglosajones como The Economist - lo salvó Draghi, como he explicado hasta la saciedad en este blog, y queda relatado aquí espléndidamente por Mervin King.
Merkel ha sido la peor y más mezquina enemiga del euro. Ella es incompatible con la moneda única, porque Alemania lo es. Si no se hubiera inventado el diabolico euro, Merkel podría haber sido una gran líder de Europa, por su espíritu conciliador y su grandeza de miras. Pero entonces todo hubiera sido distinto, hubiera habido menos problemas de coordinación, y el euro no hubiera aplastado a los países del Sur de Europa. Como digo, ella no es moralmente culpable, porque Alemania es así, y ella es deudora de sus votantes, alemanes de clase media que no quieren oír hablar de unidad fiscal con países como España.
Ese mantra es el más enraizado en el pueblo alemán, que tiene pavor a repetir los años veinte y treinta del siglo pasado, y es un obstáculo insalvable para que alguna vez cuaje el euro como algo natural en las cuatro esquinas de Europa. Por el contrario, ¿qué ha hecho el euro en sus 26 años de vida? Darle alas a la burbuja, y luego dividir acerbamente a los paises entre Norte y Sur. Para que hubiera funcionado como lazo de unión, y no cadena de preso, tenían que haber construido antes una nación. Pero eso hubiera significado, en pocas palabras, que Merkel hubiera sido primera ministra de Berlín y Madrid, pasando por Andalucía... inimaginable.
Mientras, nos hemos inventado cuentos chinos - modelos económicos - para justificar la racionalidad económica de euro, que no la tiene. Nos hemos ensimismado en mantener la ficción de que el "rey no está desnudo", pero las hordas bárbaras están a las puertas de nuestras decadentes instituciones. Hay una relación directa y firme entrevel euro y la crisis inacabable, y entre ésta y el malestar social que nos embarga.
Miren la decadencia de la socialdemocracia. El euro ha sido letal para la socialdemocracia Europea, que sin darse cuenta se ha metido en un jardín de derechas del que es incapaz de salir, para lo cual propone ideas cada vez más radicales pero fieles al Ordoliberalismo alemán y al euro. Así les ha ido, PSOE incluido.
No hay salida.
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