"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 20 de noviembre de 2016

Por qué no hay una república

Como sabrán por la prensa y la propia transmisión de la sesión inaugural de la Legislatura, un sujeto asalta-mercados y que pegó a una mujer por no cerrar su tienda en un huelga "obligatoria" - para más señas llamado Cañamero - lucía una camiseta que rezaba: "Yo no he votado a ningún rey". 

 

Yo tampoco he votado a ningún rey. Ni siquiera voté el referéndum para la Reforma Política de 1976, donde se consagraba la monarquia constitucional como forma de Estado. 
La razón de por qué no voté ese referéndum - de lo que me arrepentí con los años - es que yo era del PSOE, y Felipe González había recomendado abstenerse, pues sospechaba que era una artimaña para perpetuarse en el poder de Adolfo Suárez con el amparo del rey. Como militante convencido del PSOE, obedecí la consigna. El referéndum fue ganado con el 90% de los votos. Fracaso de Felipe & co.
Sin embargo, el referéndum de la Reforma Política fue el primer peldaño para llegar a la plena democracia cuando se votó en otro referéndum, por amplísima mayoría, la Constitución de 1978.
¿Por que no hubo un referéndum sobre la preferencia de los españoles sobre Republica o Monarquia? 
Hace poco hemos sabido la razón, porque se ha desenterrado una entrevista de Victoria Prego a Adolfo Suárez, donde, creyendo que hablaba "off the record", explicaba que había habido muchas presiones de países extranjeros - es de suponer que azuzados por personajes interiores como Felipe González - para que se celebrara ese referéndum, pero las encuentras no daban plena seguridad a la victoria de la monarquía. Y una república hubiera obligado a partir de cero, con la obligada dimisión del rey y de Adolfo Suárez. 
La pregunta obligada es por qué está entrevista, que pueden ver y leer aquí,  ha estado veintiún años enterrada. Es de una importancia histórica enorme. Habla de un sesgo, una debilidad española, que en aquellos momentos de confusión podría haber llevado a los españoles - sobre todo si Felipe González con su carisma hubiera querido - a elegir la República, y probablemente el desastre. 
Desaste, porque el rey demostró más allá de cualquier duda su determinación de ser rey constitucional, como su prima la reina de Inglaterra, y como tantos otros monarcas de países que son los más prósperos de Europa. Si se hacen dos listas cruzadas, una de países más ricos, y otra de países monarquicos, saldría un escándalo: los paises monarquicos son mucho más ricos y sociales que los países  republicanos. Supongo que no hace falta que haga un cuadrito. Comparen los paises  Nórdicos con Italia y Portugal o las republicas ex comunistas. Francia es, gracias a De Gaulle, una república presidencialista, una monarquía sin corona. Para mí gusto, el régimen mejor para Francia. 
Cada país tiene un régimen de carácter contingente, no diseñado desde una torre de marfil por un genio muy listo, sino adecuado a la circunstancias, si es que éstas permiten alcanzar el objetivo principal. 
Esto me lleva a reflexionar que ese sesgo español al suicidio social no es de ahora, debido a la crisis, sino que está enraizado en nuestros genes. O en nuestra historia, de coronas decapitadas y de golpes de estado para quitar Reyes (visigodos) y poner repúblicas (siglo XIX) en poco más de cincuenta años, Repúblicas que fueron infaustas. No porque sea una forma de Estado infausta; es que en España tiende a caer en manos de incompetentes que se pierden en la discusión inacabable de los principios y confunden la forma de estado con el sistema económico, debiendo ser la república de izquierdas por necesidad, como demuestra la historia de nuestras dos malhadadas repúblicas. 
Repito: la entrevista debe ser vista y leída por cualquier interesado al momento en el que estamos, porque pone a cada uno en su sitio, y al rey en especial, pues se demuestra que fue la pieza esencial de la Transición a un régimen democrático, no porque generosidad, sino porque sabía que no hubiera sobrevivido si no lo era. 
Ahora estamos de nuevo en Transición, pero me temo que no encauzada ni ilusionante como la anterior. 

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