Montoro es el ministro que ha tenido la Santa jeta de decir que los golpistas no usaron ni un euro público el día de autos del 1 de Octubre, poniendo en jaque al juez Llarena, en primer lugar, y la política de extradición de los fugados en segundo lugar, que - se supone - desea seguir el gobierno; pero que cabe poner en duda (cómo hace Jesús Cacho) cuáles son sus verdaderas intenciones, pues lo que más parece es que no quiere de verdad juzgarlos, sino llevarse bien con ellos. En todo caso, ha dejado solo al juez que se las apañe como pueda, y no ha movido un dedo en Europa para activar el caso de España y desactivar al independentismo, que va ganando posiciones en lo social e incluso en lo político.
Europa se puede encontrar, si no anda con cuidado, con que el problema catalán puede ser el primer impulsor de la ruptura de la descosida Europa. Es el primero de una cadena de potenciales amenazas populistas-nacionalistas-rupturistas, mientras en el frente institucional, como expliqué anteayer, el proceso de más Unidad se estanca.
Así que tiene razón Bermejo, en mi opinión. Ciudadanos debería ser valiente y asumir una responsabilidad que en España está en el aire, que nadie quiere recoger. Debería quitar de en medio al PP, que está podrido por dentro, que no sirve ya para mantener España unida, y que se pasa por el forro de su arco a Europa, a la que lleva cinco años toreando con la deuda y los presupuestos, aunque ésta, ciertamente, se deja poner los cuernos complacientemente.
Los últimos destrozos del PP y la apatía de Rajoy - caso Cifuentes, caso Montoro/Llarenas -prueban que al gobierno sólo le interesa continuar como hasta ahora esperando que Ciudadanos no ose ser valiente, que siga apoyándole como garantía de sus escaños. Craso error y muy grave para España, que sigue deshaciéndose mientras el tiempo pasa.
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