Sánchez es un posa vasos, y lo mismo sirve para sostener una cerveza que una ginebra con tónica. Lo importante es salir en la foto, aunque ésta sea de dos dimensiones, mientras en el mundo real de tres dimensiones se le ve sólo en las fotos, porque es como Rajoy, no da explicaciones en directo.
Sánchez y su Sancho Panza Carmen Calvo han dicho que habrá líneas rojas en este diálogo con los separatistas, pero hemos visto esas líneas rojas saltarse con gran agilidad (por ejemplo, reconociéndoles la plurinacionalidad. Vaya agilidad de dos dimensiones para saltar). Naturalmente, por los del gobierno español, porque en cuanto a cesiones, Torra no ha hecho ni una: cuestión básica para él es la autodeterminación.
Sánchez lo aguanta todo porque el no tiene nada dentro, como unidemensional que es. No cabe ni un pensamiento en él. Lo que le gusta es la política de imagen, de figurar, y no sabemos cuáles son sus líneas maestras de gobierno porque no las tiene. Sólo el hecho que su máxima representante en este tema sea Carmen Calvo, aquella que se creyó que la estaban tomando el pelo porque alguien dijo “Carmen dixit”, y contestó “ni pixi ni dixi” (referente a unos dibujos animados), es para temblar, pero no de risa.
No hay margen político con los catalanistas, ya se lo han cepillado ellos. Pretender que hay margen para la política es cosa de Iceta y los socialistas catalanes, que no quieren defender los derechos de los catalanes españoles, que además son mayoría. Y de Sánchez, porque eso le permite hacer de posa vasos. Lo bueno de los posa vasos es que ruedan muy bien, tiene dos caras, y según te pongas una de ellas te pasa por delante, la otra no. ¿Qué hay en la cara B del posa vasos Sánchez? la nada más absoluta.
San Dios, que pasen cuanto antes estos momentos de confusión que pueden traernos grandes traumas, por favor.
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