"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 15 de septiembre de 2018

¿Dónde se inició el fuego?

En el décimo aniversario de la caída de Lehman Brothers, se pueden leer múltiples análisis y opiniones sobre los origenes de la crisis. A mí me han llamado la atención dos: la de Ben Bernanke, que estuvo al frente del ejército que evitó una crisis como la de 1929, y la opuesta de Paul Krugman. 
Yo estoy decididamente con Bernanke, que defiende que fue una crisis financiera avivada por el pánico. Krugman dice que no ve la conexión, y opina que fue una crisis iniciada en la caída inmobiliaria. Veamos primero cómo Bernanke resume su postura:

Los economistas no pudieron predecir la crisis financiera mundial y subestimaron sus consecuencias para la economía en general. Centrándose en el segundo de estos fracasos, estos documentos hacen dos contribuciones. Primero, reviso la investigación desde la crisis sobre el papel de los factores de crédito en las decisiones de los hogares, las empresas y los intermediarios financieros y en la elaboración de modelos macroeconómicos. Esta investigación proporciona un amplio respaldo para la opinión de que la evolución del mercado crediticio merece una mayor atención por parte de los macroeconomistas, no sólo para analizar los efectos económicos de las crisis financieras, sino también en el estudio de los ciclos económicos ordinarios. En segundo lugar, proporciono nueva evidencia sobre los canales por los cuales la reciente crisis financiera deprimió la actividad económica en los Estados Unidos. Aunque el deterioro de los balances de los hogares y el desapalancamiento asociado probablemente contribuyeron a la desaceleración económica inicial y la lentitud de la recuperación, considero que la inusual severidad de la Gran Recesión se debió principalmente al pánico en los mercados de financiación y titulización, que interrumpió la suministro de crédito. Este hallazgo ayuda a justificar los extraordinarios esfuerzos del gobierno para frenar el pánico a fin de evitar un mayor daño a la economía real.

La verdad es que me suena todo tan natural, creo que es porque ha sido desde hace años mi modelo explicativo. Aparte que no sé cómo se puede desligar la caída de los balances de las familias por la crisis inmobiliaria del sector financiero, por mucho que a Krugman le falte ver la conexión. Pero veamos ahora cómo define Krugman su postura:

Lo que hace Bernanke es, a mi modo de ver, una especie de análisis de forma reducida, identificando factores en los mercados crediticios y usando series temporales para estimar su impacto en el producto. Lo que Baker hace, y le sigo en gran medida, es más un análisis estructural basado en la contabilidad: observe los componentes de la demanda agregada y pregunte qué implica su comportamiento sobre las causas. En principio, estos enfoques deben ser consistentes.

Mi problema con el trabajo de Bernanke, en una primera lectura, es que no veo muy bien cómo puede funcionar esa coherencia. Específicamente, tengo problemas para ver el "mecanismo de transmisión", es decir, la forma en que se supone que el shock financiero ha afectado el gasto real en la medida necesaria para justificar un primer informe sobre las finanzas de la depresión.

A estas alturas, me parece inaudito que alguien se plantee dudas sobre el “mecanismo de transmisión” del crédito a la economía real. No existe economía real sin crédito. En este caso de la crisis, los bancos, que son los que conceden créditos, se dieron cuenta que los enjuagues que habían inventado para expandir el crédito inmobiliario a todo sujeto ambulante, por muy pobre que fuera, estaba fallando. La caída de los precios del ladrillo significaba de repente tener un colateral inexistente, sobre todo cuando llegó el pánico y los precios cayeron como piedras, lo que hizo caer como piedras también las acciones de los bancos, primero, y luego de todo lo demás. Porque de repente, como aviso Keynes, la liquidez se había vuelto la prioridad número uno, y todos, bancos, familias, y empresas vendían lo que tenían en el activo, es decir, valores que podían ser solventes, pero no eran liquidez. 
Así que lo bancos empezaron a reclamar los créditos, los que habían comprado ABS (las famosas longanizas de subprimes) vendieron, o lo intentaron, y las familias abandonaron simplemente su casa hipotecada dando por hecho que ya no era suya, sino del banco. Lo cual a éste no le hacia ninguna gracia, porque su precio no cubría el valor de la hipoteca. 
Todos estos activos estaban financiados con deudas que se dejaban de pagar, lo que aumentaba el pánico y la desconfianza. 
Lo que hicieron Bernanke y Paulson (Secretario del Tesoro) fue salvar a los bancos en primer lugar, capitalizándolos y abriendo las ventanas de liquidez, bajando los tipos de interés. Luego, cuando se vio que la crisis había dejado la economía hecha unos trapos, se inició en famoso QE (Expansión cuantitativa) es decir, la compra de activos para insuflar más liquidez a la banca y que la prestara. 
Puedo decir sin error a equivocarme, que si en Europa se hubiera hecho esto entonces, y no en 2013, la crisis hubiera durado menos. 
No sé  exactamente qué quiere decir Krugman con la no conexión entre finanzas y economía real, Wall Street y Main Street. Para mí la conexión es clara: son las expectativas, muchacho, las expectativas son las que hacen necesario las finanzas. El futuro es incierto, y la división del trabajo hace que unos se especialicen en prestar y otros en invertir esos préstamos a largo plazo. No ha economía sin expectativas. 
En Anna Isaac, de Daily Telegraph, tenemos este sencillo gráfico de los puntos más decisivos de la caída,





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