"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 12 de noviembre de 2022

ZeroNet. La imposible transición ecológica

Comparto la oponían de Jeremy Warner (https://app.telegraph.co.uk/business/2022/11/12/net-zero-evangelists-need-reality-check/) sobre las letales consecuencias que tendrá los acuerdos firmados en la Cumbre del Clima CO27. No entiendo bien qué ganan los gobiernos occidentales - que son los que más han reducido sus emisiones de CO2 - sometiéndose a los ayatollahs del calentamiento. Algunos pensarán,
- “adelante, ¿no son gobiernos democráticos?”.
Sí, pero cada vez más endeudados, lo que demuestra que la democracia no es la Verdad inapelable. 
Es por eso que hablo de la Decadencia de Occidente. Yo pensaba, o soñaba,  que esta decadencia iba a ser lenta. Me temo que no, que vamos a velocidad acelerada hacia una crisis cercana y profunda, con los gobiernos y grandes empresas encelados y ciegos hacia una transición tecnológica ilusoria, imposible a corto plazo. 
No hay alternativa energética. Desde hace años, los occidentales, unos más y otros menos, hemos reducido nuestra emisión de CO2. Bien, pero eso ha tenido un coste en recortes del PIB y aumento de la Deuda. Porque han aumentado las subvenciones al programa de ZeroNet emisiones, y la alternativa no tiene mercado. Es un bien “público”. Yo no lo llamaría “bien”, pero sigamos. 
Hasta ahora hemos practicado políticas social demócratas, a lo que hemos añadido el coste creciente de cegar fuentes de energía habituales, vendiendo al electorado que había a disposición fuentes alternativas renovables. 
Falso. Lo que hemos hecho es crear fuentes ficticias que han de ser subvencionadas: molinillos, baterías eléctricas de coches... a lo que los empresarios, de coches por ejemplo, se han precipitado a cambiar la línea de producción. ¿Se han convertido en cazadores de rentas? Creo que sí. Cada vez hay más coches eléctricos, pero no se dice que las baterías cuestan fabricar un montón, además de que su producción contamina una enormidad. Su uso, además, tiene inconvenientes, como su escasa duración y el tiempo de recarga. ¿Cuando se mejorará estas limitaciones de la nuevas fuentes, y serán productivas, además de realmente ecológicas? No se sabe. 
Hay grupos de ecologistas escépticos, como Bjon Lomborg, que sí tienen en cuenta los riesgos de una transición demasiado rápida. No son pocos, pero los ecologistas hacen mucho por sofocar su voz. 
Admiten que el calentamiento es un problema, pero que la aceleración no es necesaria y tiene riesgos enormes. Hasta hoy esos riesgos se camuflan gracias al endeudamiento creciente a bajos o nulos tipos de interés... 
Pero si se mira de cerca, la inflación actual nos ilustra y nos dice que la alternativa no existe. 
La subida del coste energético y la inflación lo denuncia. Si han aumentado los costes de las fuentes condenadas y no se han podido sustituir por las anheladas, es un indicio muy fuerte de que  éstas  no existen. 
 De esto se infiere que, si se sigue adelante con la transición rápida, vamos a vivir un periodo de inflación, de deuda creciente y/o default, y de bache económico sísmico... Con el resultado probable de que no se logre  una transición eficiente. 
Creo que sería mejor bajar la velocidad y no dañar la economía (y puede que la civilización, si se produce mucho descontento. Algunas potencias están esperando eso con anhelo). Una cosa es los ciclos económicos y otra muy diferente suicidarse colectivamente. En ello estamos. 
Por qué? La causa visible es que se ha logrado formar una masa crítica de opinión a favor de la transición. Esa masa crítica crece pasivamente, sin darse cuenta de las letales consciencias. Sobre esta masa de opinión se ha edificado un movimiento radical de carácter religioso. Se ha dejado atrás el espíritu crítico y renovador de la ciencia, que no ha cambiado su paradigma desde hace al menos tres décadas. Las cenizas de ese paradigma son la base de la nueva religión... 

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