"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 27 de marzo de 2024

Billy Wilder huye de Hitler

Cuando Billy Wilder se escapó del Berlin de los nazis en 1933 (del libro de entrevistas de C.C. Cameron Crowe, a B.W. Billy Wilder).

¿Puede concretar el momento en el que decidió irse de Berlín? 

B.W. El momento se lo puedo decir exactamente. Fue en 1933. Hitler había asumido el poder. No sabía hasta qué punto... El Reichstag estaba ardiendo, evidentemente por culpa de los comunistas; ¿quién, si no, iba a hacerlo? Todos los partidos pasaron a ser ilegales, sólo quedó el Partido Nacionalsocialista. El fuego ardía todavía... y entonces me fui al hotel. Hice mis maletas y me fui a la estación con aquella chica llamada Hella. Nos fuimos a París. Podía ir a París. No tenía pasaporte alemán. Nos fuimos. Ya estaban colocando a hombres de las SS en las estaciones. Ése fue el momento exacto en el que lo decidí. 

C.C. ¿Estaba con Hella cuando decidió marcharse? 

B.W. Sí. 

C.C. La miró y le dijo: «Tenemos que salir de aquí». 

B.W. Sí, exactamente. «Tenemos que salir de aquí.» Porque, para entonces, ya no había más que un partido, el Partido Nacionalsocialista. Es como el comunismo: un solo partido, no se permiten los demás. Así que le dije: «Tenemos que irnos. Esto se va a poner feo». 

C.C. ¿El viaje en tren a París fue romántico, aterrador...? 

B.W. Vendí todos mis muebles, llevaba todo mi dinero en el bolsillo. En billetes de cien dólares. Alrededor de dos mil dólares; lo guardamos y nos fuimos. Cuando llegamos a París, fuimos a un hotel que nos habían recomendado, Montparnasse; dominaba el cementerio, y no nos gustó demasiado. Estaba alejado de los demás. Al día siguiente caminamos por todo París, todo el maldito París, y encontramos otro hotel, el Ansonia. Y luego llegaron a ese mismo hotel otros refugiados. Acabó lleno de gente. C.C. ¿Y se convirtió en una fiesta? 

B.W. Nada de fiestas. Era triste. Estábamos tristes...

B.W. ¿Despedirme de mis padres? Ellos se habían quedado en Viena y, cuando dejé la ciudad para ir a Berlín, les dije: «Seguramente no volveré nunca... Luego me escribí con ellos. En 1928, mi padre viajó a Estados Unidos...

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