Esto último era y sigue siendo verdad: en España hemos adolecido de una falta de vertebración social. Franco presumió ante Kissinger, cuando vino a verle en sus postrimerías para ver cómo veía Franco su posterioridad, y éste le contestó: “ya, ustedes quieren saber lo que va a pasar cuando yo me muera y, como le dije a su colega Vernon Walters, me ufano de haber legado al futuro algo que no existía antes: una clase media amplia y numerosa, que forjará una sociedad estable”.
Pobre: no le faltaba razón, pero él, como todo el mundo, no veía lo que iba a acontecer después de la agonía y muerte del comunismo en el mayor oprobio: su reconversión en una filosofía Woke que era mucho más potente que el comunismo ortodoxo, que no ponía cachondeo a nadie. La prueba es que todos los regímenes comunistas llegaron al poder mediante cruentos conflictos y exterminios. El modelo fetén lo implantó Lenin.
Lenin también inventó (no era tonto, pese a ser un psicopata) la propaganda indirecta , consistente no en hablar bien del comunismo, sino de utilizar a los intelectuales occidentales para contar horrores de la sociedad democrática, especialmente la americana. Y le salió muy bien, aunque se le fueron todos los recursos en eso, porque requería mucha gente en nómina…
Y perdieron en la oprobiosa caída del muro de Berlín, pero solo fue una batalla; han ganado la guerra cultural. Ahora somos una sociedad de lerdos que se debate entre si apoyar a Kamala Harris, o votar directamente al niño viejo llamado Trump.
Aquí en España estamos en nuestras cuitas particulares, como no menos que Inglaterra, que se hundirá en el mar, Alemania que ha destrozado su orgullosa industria, la mejor del mundo o Francia, a dos pasos de tirara por la borda la V República tras 70 años de buenos servicios. Somos sociedades en extinción.
El problema de hoy no es que ya no haya estadistas como De Gaulle, Adenauer, Churchill, etc. es que la batalla social para frenar la memez y la vulgaridad es irreversible. La bastedad se ve por la calle. Antes venían 40 millones de turistas al años medio decentes y gastaban dinero. Ahora vienen ¡100 millones! Y son unos zarapastrosos mal vestidos que no sé cómo, da igual que suba el petróleo a las nubes, siempre consiguen embutirlos en un avión o en un megabarco de pisos y llegar al fin del mundo haciendo selfies, que lo único que importa.
3 comentarios:
Y ya va tocando el post veraniego de rigor...
Delicioso artículo. Un verdadero placer leerlo. Ahora, como en el chiste, ¿cuáles son las malas noticias?
Jajajaja
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