En otras palabras: los bancos europeos están trufados de deuda pública (cada sistema bancario de la deuda de su país). En el gráfico se ve que los bancos tienen en sus activos deuda pública y crédito, y en el pasivo la contrapartida, depósitos y otros activos.
Como lo explica Garicano:
“Durante la crisis de la eurozona (2012), se generó un peligroso círculo vicioso entre los bancos y los gobiernos soberanos. Los bancos poseían grandes cantidades de deuda pública. Cuando los gobiernos se vieron sometidos a tensiones, las tenencias bancarias perdieron valor. Cuando los bancos se debilitaron, los gobiernos afrontaron los costes del rescate, lo que empeoró su situación. Cada problema agrava al anterior.”
Estamos hablando de un Banco Central que adolece de ciertas debilidades, que podrían haberse solucionado en su momento, después de la gran crisis de 2008-12, concretamente en 2014.
Entonces se intentó centralizar en el BCE sus funciones de regularización y supervisión, para fortalecer su política monetaria; no se llegó a ningún acuerdo europeo para unificar la supervisión y la regulación de la banca en el BCE. De modo que el regulador/supervisor es el banco central de cada país sobre su propia banca, pero no el BCE.
El resultado ha sido una gigantesca monetización de deuda, unos activos bancarios mayormente de títulos públicos, que se consideran los más seguros de todos - por eso son la referencia mínima de tipos de interés, al tener la menor prima de riesgo-. Es decir, están recomendados por las “autoridades” (gobierno y banco central), que son casi los únicos que compran cuando los ,sedados tiemblan. De ahí el último flujo llamado “Bail out”, que consiste en que el BCE rescate tarde y mal a los bancos de su deuda pública podrida, como se hizo en 2012 con el “Quantitavity easing” del que habrán oído hablar. Desde luego hubiera sido mucho peor dejar que quebrara un banco después de otro, y al final enfrentarse a una bonita deflación.
Y es donde estamos, como en 2012 pero mucho peor, porque la deuda pública se ha multiplicado por cinco, con lo que el descalabro es mucho mayor.
No sé si algún país se salva, pero no Alemania desde luego, como cuenta Garicano. En Alemania las cajas de ahorro están gobernadas directamente por el gobierno de los Länders, que manipulan el crédito políticamente, sobre todo en elecciones. Manejan le 50% del activo bancario. Si Alemania hubiera firmado el acuerdo de 2014 para centralizar todo en el BCE, hubiera tenido que renunciar al cambalache de sus cajas, digno de Argentina, por cierto. Ídem Italia, etc…
Estamos al borde de una caída de todo el sistema, y de la UE también, y el BCE no podrá hacer nada si no abre el toril a la inflación.
Eso es lo que yo llamo la monomanía de hablar sólo de la llamada “economía real” (PIB, inflación, paro, etc.), cuando entre estas variables hay relaciones subterráneas que al final son las que mandan. Estadísticamente el PIB está correlacionado con el tipo de interés. Pero si éste está manipulado y de repente la gente se da cuenta, cae el castillo de naipes. Hay que levantar las alfombras con más frecuencia.
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