El puñetazo en la mesa de Vox y la irrupción de una alegría manifiesta demuestran que nuestra democracia no representa bien el pueblo español. Han tenido que ser unas elecciones regionales las que, inesperadamente, hagan saltar la espita de la olla podrida. Porque hay olor a podredumbre, mejor dicho olores de variados focos, y por fin un partido ha sido realmente representativo del hartazgo por esta democracia malsana. Una democracia en manos de un partido socialista, pero aliado con otro comunista, para cargarse las instituciones básicas y la misma indentidad española. (En realidad no sé si es al revés, un parido comunista y su filial socialista...)Si el parlamento fuere representativo; si el gobierno lo fuera; si el comunismo no campeara a sus anchas; si los separatistas y terroristas no estuvieran al mismo nivel que las más altas autoridades; si los partidos de derechas no fueran tan débiles y maicomplejines (incluyo a C’s); Sobre todo, si cada región no fuera un reino de taifas que se financia gracias a Madrid para hacer de su capa un sayo... ¿estaríamos al borde de la extinción? Lo dudo.
Hay una falacia muy repandida que dice que el problema es de poca proporcionalidad. Yo creo que es todo lo contrario. El problema es que la proporcionalidad exige un sistema electoral cuyos candidatos son puestos por las cúpulas de los partidos, a los que les interesa sólo mantener el tinglado resultante: diputados clonados y apesebrados que inclinan la testuz ante la cúpula de su partido. La única manera de librarse de eso es mediante elecciones mayoritarias, en las que cada circunscripción elige una persona, la que más votos tenga, en representación de todos los habitantes de esa circunscripción. Es decir, un sistema como el de EEUU, el británico, o el francés, que se lo debe a De Gaulle, que lo instauró en 1958, con el sistema de doble vuelta. Este sistema permite eliminar a los candidatos menos votados, y los dos más votados se enfrentan en la segunda vuelta por la representación de todos, los votantes y no votantes.
Además, como muy explicaba Popper, la proporcionalidad permite que los partidos corruptos se mantengan en el poder o sus aledaños mediante alianzas gubernamentales.
Con el sistema mayoritario se logra independizar al diputado de los mandamases del partido, y sentirse apoyados por sus representados. En EEUU e Inglaterra, los diputados deben visitar su circunscripción periódicamente, porque de ella depende su reelección, y no del partido.
Un parlamento así es lo que necesitamos, y Vox va por ahí. Como también una de sus promesas es acabar con las autonomías, es decir, con la aberración de los 17 parlamentos autonómicos, fuente de debilidad del parlamento nacional, lo que mengua su representación. ¿Quién impuso tal aberración? ¿Cómo puede cada región imponer su propia educación, su propia lengua? Estaba claro que íbamos a acabar en un reino de taifas, como así ha sido. España es uno de los paises peor clasificados en las mediciones de organismos internacionales en educación, y a ello ha contribuido la ruptura de España en 17 estaditos. ¿Y que me dicen de la fragmentación del mercado nacional en 17 mercados cada uno con sus reglamentos propios, reñidos con los del vecino? Ídem para los servicios públicos, que te tienes que tentar las ropas si te trasladas a otra región, Andalucía por ejemplo, de unos servicios sanitarios desastrosos.
De modo que en el plano institucional, tan decisivo a largo plazo para una economía sólida, VOX TIENE RAZÓN.
Ignoro su programa económico, pero eso es muy pronto para juzgarlo. Basta que con este tema está en lo cierto, y la gente se empieza a dar cuenta. Con que haga cambiar a los partidos de derecha, y los enderece, ya habrá conseguido algo importante. Algo que necesita como agua de mayo el PSOE, pero del que no espero nada. El PSOE fue grande con un presidente, y desde entonces perdió el norte. Demasiados marxistas de salón.
Lo que ofrece Vox en estos temas y otros, como la Justicia, es crucial para recuperar España para los españoles. No quiere decir que va a llegar al poder a las primeras de cambio. Ya lo están estigmatizando los demás y la prensa infame, que ha recogido el latiguillo de Podemos: fascistas de extrema derecha. Los ataques más repugnantes vendrán del PP y de C’s, a los que más daño hace. Por cierto, no entiendo como no lo ha sabido ver Podemos y su sucursal el PSOE, pues a ellos les beneficia que los votos vayan de éstos a Vox. Esto se muestra lo tontos que son.
España necesita sanear su malsana democracia. Pero no debe plantearse como una refundación desde los cimientos, sino de los cambios quirúrgicos dolorosos, pero necesarios, para poder aspirar a una normalización de la vida pública.