"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 8 de julio de 2016

Transgénicos y Greenpeace

De Naukas (Txema Canpillo), una revista de divulgación científica:

Greenpeace y demás organizaciones ecologistas afines:
Hartito me tenéis. Ya está bien de soltar mentiras a diestro y siniestro sobre los transgénicos. Hace años que estáis derrotados. La ciencia no os da la razón en el tema de los transgénicos. Sé que es duro admitirlo pero así funciona la ciencia: con pruebas. Y vosotros no tenéis ni una que supere una mínima evaluación crítica.
Los Nobel os acusaban de ser un obstáculo, vosotros decís que no sois tan influyentes. Y es verdad, no podéis parar investigaciones pero sois muy, muy influyentes en la opinión pública. Que la mayoría de los europeos estén en contra de los transgénicos es, fundamentalmente, por dos causas: vuestra propaganda y la incultura científica de la población. Y os aprovecháis de la segunda para que la primera sea más efectiva.
Decís que no han dado de comer al mundo, que se usan para ganado y para biocombustible. ¿Cómo van a querer comer algo que habéis demonizado tan vehementemente durante años? Creáis el problema del rechazo y os sorprendéis de las consecuencias del mismo. Sois cínicos hasta decir basta. Y me surgen otras dudas: si los transgénicos no llegan a nuestros estómagos, ¿por que apoyáis las campañas de etiquetado de alimentos en los EE. UU.? ¿Las papayas y las berenjenas transgénicas también se usan en biocombustible? ¿El gluten del trigo es un problema para el ganado?
Hay informes y declaraciones de la OMS, de la NAS, de la Royal Society, de la Comisión Europea y así hasta completar 270 instituciones y organizaciones científicas avalando la seguridad alimentaria y ambiental de los transgénicos. Pero vosotros os seguís agarrando a los científicos que disienten del consenso a los que llamáis expertos. ¿Por qué os sirven unos expertos y otros no?
Os afean que os opongáis al arroz dorado (os lo afea incluso uno de vuestros fundadores) y contestáis que los transgénicos no han solucionado el hambre en el mundo. En el próximo festival «Burning Man» van a quemar vuestra carta de respuesta en vez de la escultura que preside el evento. Nadie (bueno, la industria biotech pero que van a decir ellos) ha dicho que los transgénicos son la solución al hambre del mundo. Son una de las múltiples soluciones a un problema que tiene diversos orígenes y que necesita un enfoque multidisciplinar. Los transgénicos solo aportan su granito de arena.
El arroz dorado existe para paliar un problema de desnutrición específico, no para paliar el hambre en el mundo. Mientras no podamos asegurar una dieta rica y variada para todos los niños del mundo podemos paliar uno de sus problemas biofortificando algo fundamental en su dieta. ¿Que no es la única solución? Nadie ha dicho que sean excluyente ni que no se pueda combinar con boniatos (transgénicos naturales, por cierto). ¿Habéis pensado que a lo mejor no se pueden cultivar boniatos en el sudeste asiático o no han visto uno en su vida? Siempre es más fácil (desde el punto de vista de la inclusión en la dieta) biofortificar un alimento ya integrado que introducir nuevos.
Os seguís agarrando a vuestra sacrosanta agricultura ecológica. Una agricultura ecológica que, en Europa, permite burradas como tratar los campos con homeopatía pero repudia los transgénicos. ¿No sería mejor que fuera al revés? Si tenemos un cultivo que disminuye el uso de plaguicidas y optimiza el aporte de insumos, ¿no es de cajón usarlo si defendemos una agricultura ecológica y sostenible? La dicotomía agricultura con transgénicos/agricultura ecológica es un enfrentamiento sin sentido. No se quieren usar por puro neoludismo. Es ridículo.
Vuestra oposición a los transgénicos carece de argumentos racionales, solo apeláis a sentimientos y dogmas. Por favor, admitid vuestro error de una vez y dejad de hacer daño a la credibilidad del resto de iniciativas ecologistas. La comunidad científica (o al menos yo) os diremos que ya era hora pero también aplaudiremos.
Así que, por favor, dejad de mentir. Dejad de decir que son tóxicos. Dejad de decir que cada informe favorable esta pagado con dinero del Monsanto. Dejad de decir que nadie ha estudiado sus consecuencias a largo plazo. Dejad de decir que empobrecen a los agricultores. Dejad de decir que si se escapan al medioambiente puede arrasar ecosistemas. Todo eso son argumentos falaces desmontados una y otra vez. Cada vez que leo a un ecologista usar esos argumentos me estalla el “vergüenzajenómetro” y no gano para repuestos con el gobierno de este país.
La ciencia que avala la seguridad de los transgénicos es tan solida como la que avala el origen humano del cambio climático. Dejad ya la cabezonería. Dejad de hacer el ridículo y  victimizaros frente a la opinión pública.
Fdo: un ex-socio de muchos años.
No lo duden: seguiremos luchando contra la barbarie ecologista anti-progresista que impide salvar vidas humanas en nombre de la sacralidad de una putas plantas. 

Profesiones liberales

Cuando yo era pequeño, venía un señor a pincharmos inyecciones. Se llamaba el "practicante". Creo que su nombre derivaba de que ponía en práctica lo que habían recetado los médicos, profesión muy superior y circunspecta. Un médico era como un semi dios, llevaba traje con chaleco de botones, un maletín con sus fonendoscopio y otros instrumentos, y se le recibía en las casas con cierta pompa. Todo el mundo salía a recibirle, y con gusto, porque era como si entrara la esperanza de curación. 
El practicante era, si no tan respetado, mucho más temido. Ponía inyecciones, cataplasmas, y hacia sangrías, aunque en mi época éstas habían desaparecido. Pero cuando esas prácticas le tocaba a otro de la familia, era una fiesta. Sobre todo si venía a pinchar a una sirviente joven y nos dejaban mirar, para que aprendiéramos a tener valor. Qué cosas. Fueron las primeras nalgas de mujer que veía sin pecar, y desde luego valía la pena. 
Además, el practicante traía también un maletín, en el que había cosas fascinantes. Entonces no había jeringuillas desechables, sino que eran piezas de vidrio talladas que formaban un émbolo, que venían en una cajita de metal de extraña forma (rectangular pero rematada en semi círculo) que no he visto a ver. (He conseguido una goto en Google.)

 

Había que desinfectar la jeringuilla que se había usado con otro paciente visitado antes. Se procedía como sigue: se destapaba la cajita, y se ponía la tapadera boca arriba sobre la mesa. En ella se echaba alcohol de quemar, y una especie de puente metálico que encajaba con el ancho. Sobre ese puente, se ponía la pieza principal de la cajita, llena de agua, en la que se depositaba delicadamente las dos piezas de la jeringuilla. Se prendía el alcohol, hasta que el agua de arriba hirviera, lo que esterilizaba la jeringuilla. Entonces se usaban una pinzas para sacar ambas piezas (nunca con las manos, aunque se habían lavado previamente),  y entonces ya sí, se colocaba el émbolo en la parte gruesa, donde luego se colocaba la imponente aguja, que daba miedo. Con ella se chupaba una pequeña cantidad de agua que había hervido, medida gracias a los centilitros marcados en el lateral de la jeringuilla. Se tomaba entonces la capsulita herméticamente cerrada donde descansaban los polvos curativos, penicilina, por ejemplo. Esa cápsula tenía una tapadera sellada de goma, que se penetraba con la aguja. Se inyectaba el agua en ella, que se mezclaba con los polvos meneando un poco la solución. Se absorbía la solución por la jeringuilla, y listo. 
Era fascinante, sobre todo si después te dejaban ver cómo le ponían la inyección al pobre conejo de indias en que se había convertido la chica de servir. O a mis hermanas y otra fauna que andaba por ahí. 
Bueno, pues era una profesión honorable, además de la mar de agradable y curativa. Hacías el bien, por el que te pagaban un pequeño viático que te permitía vivir con cierto desahogo, incluso ser socio del Real Madrid e ir al fútbol a admirar a los mejores jugadores del mundo. 
Esa era otra de las atracciones de la llegada de tal personaje: como pinchaba a mucha gente, pues a lo mejor te contaba que venía justo de pinchar a mengano, socio honorable, o incluso miembro de la directiva del Real Madrid, quien le había confiando novedades importantes. O comentaba con nosotros el último partido, la última jugada de Di Stefano, que a lo mejor yo había visto con mi padre, y volvías a vivir el momento con esa memoria privilegiada que no se vuelve a tener de mayor. Recuerdo al señor Rueda, nuestro practicante, comentar un gol de Di Stefano, el mejor jugador de la historia, diciendo, -" y luego dicen que está viejo, ¡viejo! con ese cabezazo desde fuera del área, ¡por Dios! (Entonces Di Stefano tenía, me acuerdo muy bien, 32 años, y le quedaban cinco para que le echaran del Madrid). Se me quedó grabado que Di Stefano no era viejo. Y desde luego que le vi jugar muchas veces después. 
Yo tenía una vocación firme: ser sucesor de Di Stefano, algo ridículo, pues ya gastaba tres dioptrías por ojo; pero si no, mi segunda opción era ser practicante. Una profesión que te permitía entra en todas las casas, pinchar culos de chicas jóvenes, y ver los domingos a Di Stefano, era algo que llenaba casi plenamente mi horizonte infantil. 
Desde luego mejor que ser economista, actividad denigrante a la que llegue de rebote, dando tumbos antes de caer en este agujero del que ya no puedo salir. 

Terceras elecciones

El PP cree que ha ganado, que eso le da derecho a gobernar,  ergo que va a gobernar. Error: el PSOE se rebela incluso contra su Papa Felipe, y dice que no permitirá un gobierno "corrupto". Así que nos acercamos a unas terceras elecciones, en noviembre. 
Si alguien cree que se ha vencido definitivamente a Podemos, esperen y verán. La estulticia humana es inconmensurable. Este otoño puede ser caliente si el Brexit sigue horadando en la economía europea. Y si finalmente Bruselas le mete mano a Rajoy, y tiene que recortar, Podemos se adueñará  de la calle, que es lo suyo de verdad. No hay nada escrito, en contra de lo que parece creer Rajoy.

jueves, 7 de julio de 2016

Inversión, demanda

Por qué inversión es demanda, no oferta. Larry Summers tiene un post destacando que los tipos de interés están cayendo de nuevo a niveles nunca vistos, incluso a larguísimo plazo. El bono suizo a 50 años está en negativo. Es decir, tú compras un bono a 50 años suizo -lo que es perfectamente legal- y tienes que pagar un 1% anual. 
¿Puede uno decir que esto pasa porque la oferta esta baja por culpa de la falta de reformas estructurales? ¿O es más sensato decir que la inversión está plana por falta de expectativas de futuro? 
Algunos pretenden probar que es que la falta de reformas hace que las expectativas sean flojas. 
Depende. ¿Qué reformas? ¿Flexibilización? EEUU es un país muy flexible en su mercado laboral, y es indudable que eso ha ayudado a que la tasa de paro haya bajado al 5%. Como en Gran Bretaña, por cierto. Pero eso oculta que la Población Activa decrece. Pero no sé si eso hubiera sucedido sin el impulso fiscal/monetario. La incertidumbre además explica que sea baja la vialidad de los emprelos creasoe, pese a la libertad de despido garantizada. 
Por otro lado, la flexibilización consigue que los precios y salarios reales se ajusten a la productividad. Eso se traduce en una tasa de beneficio real óptima. ¿Pero óptima para qué? ¿Para que aumente la inversión? No, la inversión está plana, pese a las altas tasas de beneficio en EEUU. ¿Qué falla? ¿Por qué con tipos de interés nominales negativos, y reales mucho más negativos, y beneficios altos, no hay más demanda de crédito para invertir? 
No veo más explicación que falla la expectativa de demanda. Para qué voy a invertir si no voy a vender lo que puedo producir. Me conformo con contratar gente (a tiempo parcial) hasta llenar mi capacidad productiva, y voy tirando. Mientras el salario real sea tan bajo, no necesito intensificar el capital, y además obtengo benefico que coloco en bolsa. O en bonos. Con la inflación a cero, no necesito arriesgar más, mi poder de compra está garantizado. 
Las reformas estructurales, bienvenidas, dice el empresario, si bajan aún más los salarios. Para invertir más necesitaría que me garantizaran una expectativa de aumento de ventas, y unos precios que me sostuvieran el margen Precio-Coste. Una poquita de inflación ayudaría a eso, obviamente. Mayores márgenes sería una defensa contra el competidor potencial, que tendría que invertir más para instalarse, y el banco le cobraría más interés que a mí. 
No todo es oferta. 
Mientras, los tipos negativos hacen estragos en la banca, presionada además porque algunos bancos centrales les imponen penalización (tipo negativo) por atesorar su dinero. Están jugando con fuego, es decir, con la solvencia de las entidades financieras, que se encuentran entre la espada del banco central y la pared de unos clientes de dudosa solvencia crediticia. Círculo vicioso. Mientras, la banca italiana, en ruinas. 
Hemos visto en el post anterior que el multiplicador del gasto público, en estas condiciones, funciona. Pero ante esto se erige la bandera de la ortodoxia europeista, o alemana, "vade retro, Satanas", déficit jamás, y es difícil que cambie. 

Con el BOE en sus manos

Vaya charla que me han echado unos cejijuntos señores en mi último post (ver Inbestia). Que el déficit público siempre es malo. Que Keynes, el demonio. Mira que lo he explicado veces. Incluso lo he explicado en el post. Amos a ver, No siempre el déficit público es malo para la inversión privada. Cuando el tipo de interés es cero y la inversión no arranca, el déficit público es compatible con la inversion privada. Es más, la acelera. Es una mera cuestión contable: el gasto es X, y hay mucho paro. Con tipos a cero, un aumento del déficit aumenta el PIB. Es matemático. 

PIB = C+I+(G-T)+(X-M). 

Si aumenta G aumenta el PIB. Si aumenta el PIB, caeteris paribus aumenta I.  Eso sí, eso es a corto plazo. 

Otra cosita. Es imposible que si todos los paises del euro reducen la vez  G-T, no se contraiga el PIB de la zona. Imposible. Si todos a la vez contraemos la demanda, el PIB se contraerá. Toda la zona está en tipos de interés NEGATIVOS. eso significa que la inversión privada no arranca. Trampa de la liquidez. En esas consiciones, si todos recortamos gastos, todos estamos recortando el PIB del vecino. Alemania es el país más acreedor de la zona, y los paises del sur somos los Mayores deudores. El superávit exterior de Alemania es la escandalosa cifra del 8% del PIB. La deuda acumulada que le debemos, un 100% de su PIB? Cuanto más suba esa cifra, menos gasta en nosotros. Lo que ha hecho Rajoy es lo que hacen todos los políticos en año electoral. Endeudarse y mantener o aumentar el gasto, sobre todo de las CCAA. ¿Qué es insostenible a largo plazo? yes. ¡Pero lo otro también!

Pero ha ganado, y si hay otras, arrasará, porque tiene el BOE en sus manos. Los otros no lo tienen, y si lo tuvieran, lo harían peor, y sin el apoyo de Bruselas. Rajoy es un cínico. Los otros son  idiotas. Pondrían este país patas arriba. Hemos de elegir entre lo malo y lo peor. 


miércoles, 6 de julio de 2016

Por qué Rajoy ha ganado. Multiplicador keynesiano

El gobierno en funciones, concretamente Guindos, está descubriendo con contenida -más bien sofocada- alegría que el keynesianismo funciona. De momento le funciona a España. España es el país que más crece de la Ona euro, gracias a que es el país donde el déficit público aumenta. ¿Cuál es el secreto del keynesianismo? Que el déficit sea financiado mediante monetización de la deuda, que es lo que hace Draghi. Así no suben los tipos de interés, incluso bajan, y el dinero escondido en la cueva bancaria sale a pasear gracias al crédito al gasto público. Si además rebajas los impuestos, miel sobre ojuelos, el consumo también ayuda. Y encima, arañas unos votos. Esa es gran parte de la explicación del éxito electoral de Rajoy, un mecanismo del que no disponen no PSOE no Podemos, aunque a ellos no les dejarían utilizarlo. Porque hay que reconocer que estos viejos del PP lo hacen discretamente. Si lo anuncias y te pasas, entonces no hay más remedio que castigarte con un reglazo en los nudillos. 
Eso sí, no lo dicen en voz alta. Guindos anuncia que este año España crecerá más del 3,2% previsto, gracias a que Moscovisi, Comisario de Bruselas de la cosa, ha dicho que sería un error exigir a España ahora una penalización. Ha dicho, literalmente, que el control del déficit es una ley que hay que cumplir, pero "una ley inteligente". Bravo. Moscovisi, francés, acaba descubrir el casuismo jesuita que invadió Francia cuando Luis XIV, a quien se le perdonaban los pecados sexuales y de cuernos porque era "su catolicisima majestad", más que el rey de España,incluso que el Papa. No sería inteligente condenarle. Las confesiones de Luis XIV deberían ser más divertidas que una partida de poker. 
Ahora el PP tiene garantizada la mayoría absoluta si al los cabezas huecas de la oposición se les ocurre ponerse tiquismiquis. Lo que está claro es que Moscovisi ha votado PP. 
Mientras, tenemos ante nuestra vista un experimento en vivo sobre el multiplicador keynesiano, que como decía su creador y Krugman, funciona perfectamente cuando estamos en una Trampa de la Liquidez gigantesca. Es decir, en determinadas condiciones, que es lo que Keynes pretendía, no s. siempre, se pongan como se pongan sus seguidores. Lo que no funciona es el monetarismo. Yo por eso les he votado (tapándome la nariz), porque estos Hunos son menos tontos que los Hotros (eso suponiendo que se hayan enterado). Los Hotros tiene la cabeza llena de pólvora, unos seca y otros, mojada. Es menos arriesgado el cinismo inteligente, el casuismo jesuita, que la pólvora, seca o mojada. Olé.

martes, 5 de julio de 2016

Reflexiones ex post. Vacío de poder

El Brexit se está convirtiendo en una seria amenaza de pánico contagioso. La culpa es de los impulsores del mismo, que han dado una espantá digna de Curro Romero, ese torero que tenía la manía de salir corriendo del foso si el toro "le miraba mal". El Brexit les ha mirado mal, no han estado a la altura de su reto, y ha dimitido en cadena, después de haber prendido fuego a la mecha. Y mientras, todo el mundo debatiendo si habría que hacer tal o cual cosa, cuando lo que hay es un vacío de poder oceánico que está generando un agujero negro que puede arrastrarnos a todos. 
Por poner en orden las cosas, y siguiendo el sensato argumento de Coppola  primero, el referéndum no es vinculante, el Brexit debe ser ratificado por el parlamento mediante una ley, que lógicamente debe venir de una proposición de ley del gobierno. 
Segundo, pero no hay gobierno. Cameron ha dimitido, y lo han hecho sus sucesores naturales, los tories que apostaron por el Brexit. O bien estos acuerdan rápidamente quién es el nuevo Premier, o bien, espero que no, hay elecciones, que deberían ser convocadas aunque fuera por un gobierno provisional. El caos puede ser definitivo en un periodo electoral que no sería menor de un mes, mínimo.
(Por cierto, esto solo puede pasar en un país en el que el gobierno domina al parlamento. No creo que en EEUU, donde hay separación de poderes tan clara u efectiva , fuera tan probable. El Parliement es soberano, pero no tanto).
Vacío de poder es lo que peor puede pasar en un país, y más en un país que no suele padecer este tipo de males. El Brexit se originó para recuperar poderes que habían sido secuestrarlos por la UE, y ahora resulta que nadie los quiere. 
Esto podría dar lugar a un decisión parlamentaria contra el Brexit, pero Coppola dice que eso sería contraproducente. Puede ser más contraproducente aún este vacío, alimentado además por la estulticia del Banco de Inglaterra, que ha echado gasolina al fuego diciendo que se acercan tiempos de incertidumbre. Bueno, pues gracias a esa declaración, que ahonda la herida, ya hay amenazas de corralitos contra la huida de dinero de fondos de inversión. Si esto se extiende, apaga y vámonos. 

Europa, especie en extinción

Gran artículo de José Ignacio Torreblanca, "Europa, especie en extinción" en el País. Algunos párrafos:

De todas formas, soy escéptico en que haya una salida "endógena". Los líderes europeos, nacionales y de la UE, esa amalgama de voluntades que ocultan en realidad el peso de las naciones fuertes, las acreedoras, sólo están preocupados por vigilar el déficit de los paises como España. Siguen siendo vocacionalmente guardias urbanos deseosos de poner multas. Creen que con multas severas y amenazas conseguirán enderezar la terrible decadencia. 
Europa ha llegado a su techo. No veo posible una unión fiscal más estrecha, una mutua libación de la deuda: creo que antes de eso Alemania rompería Europa. El techo de Europa es los intereses nacionales, inextinguibles. La representación seguirá mientras Alemania pueda gobernar el euro. 
Aun así, me parece imposible que las fuerzas centrípetas venzan alguna vez a la fuerzas centrífugas. Éstas fueron desdeñadas cuando se firmó Maastricht, y sin embargo el "Opting out"  de Gran Bretaña, y la posterior crisis del SME, debería haber servido de advertencia de los invisibles obstáculos al constructivismo eufórico. 
Como dice Bill Mitchell en el primer capítulo de su libro "Distopía" (un excelente recuento de los errores europeos), Europa sólo tiene una salida óptima del atolladero: deshacer ordenadamente el euro, verdadera soga de la economía. Que el euro sea el mayor error, demuestra que no se puede jugar a intercambiar soberanías nacionales como fichas. Que no se reconozca todavía, demuestra lo difícil que va a ser recomponer las averías. 

José Ignacio Torreblanca: 

"La Unión Europea está viviendo un momento 1914: avanza como un sonámbulo hacia el abismo pero, por una mezcla de arrogancia e incompetencia igual a la de aquel entonces, se muestra convencida de que al final todo saldrá bien. Como en aquel fatídico año, los europeos parecen no darse cuenta de que los supuestos bajo los cuales ha venido funcionando el orden del que se ha nutrido el proceso de integración europeo, han dejado de aplicarse, poniendo su existencia en peligro.

En el exterior, el orden internacional sobre el que se ha sustentado el proyecto europeo durante las seis décadas transcurridas desde su puesta en marcha, ha cambiado tan radical y profundamente que ha convertido a la Unión Europea en un ente obsoleto e incapaz de valerse por sí mismo. Criada bajo el paraguas de seguridad estadounidense, a la UE no se le da bien la geopolítica, ni a escala global ni a escala regional, pues desconoce el lenguaje de poder (estatal y militar) que domina las relaciones internacionales en este siglo XXI marcado por el auge de China y la resurgencia de Rusia...

Si Europa quiere sobrevivir políticamente necesita una periferia en paz y una globalización compatible con sus principios y valores. Pero en lugar de crear un anillo de prosperidad y seguridad en su entorno, está presionada por un inmenso arco de inestabilidad que se extiende desde el Ártico hasta Magreb, y que en ausencia de políticas de seguridad interior y exterior comunes, termina permeando sus fronteras y desequilibrando el propio proyecto europeo.

En el interior, las tensiones generadas por los fallos de diseño del euro y la insuficiente y dividida respuesta a la hora de afrontar con eficacia y rapidez una crisis financiera como la que se desencadenó en 2008, ha creado una crisis de legitimidad de muy difícil superación. 

... A la divergencia económica entre norte y sur, centro y periferia, acreedores y deudores, se añade así una mala sangre política en la que los reproches morales acompañan a la percepción de que la integración europea se ha convertido en un juego de suma cero donde todos piensan que están siendo explotados por otros.

No es de extrañar que en una Europa que no crece, no crea empleo y que enfrenta a unos socios con otros en torno a unas políticas de austeridad que unos perciben como abusivas y otros como de todo punto insuficientes, se produzca un auge de fuerzas anti-europeas. Aunque disfrazadas bajo un manto democrático, y pese a su considerable maestría en el marketing político, esas fuerzas no representan otra cosa que la reedición de los viejos nacionalismos que asolaron Europa. Que los problemas que señalan los eurófobos sean reales no convierte sus soluciones (salir de la UE, volver a la moneda nacional, expulsar a los inmigrantes) en acertadas.

Pero es precisamente el negacionismo del establishment europeo y su falta de respuesta lo que da credibilidad a esas soluciones... 

Los líderes europeos no pueden seguir mirando hacia otro lado, aplicando soluciones parciales e insuficientes a los problemas que se apilan encima de la mesa... 

 Es necesario refundar Europa sobre un nuevo pacto que incluya la economía y la seguridad, dentro y fuera de Europa. Porque en ausencia de una salida europea, habrá una salida nacional. La UE es todo lo que tenemos para interponer entre nuestros valores y el caos. Es única, valiosa y frágil. Por eso es una especie amenazada."

José Ignacio Torreblanca es jefe de Opinión en ELPAIS (Op-Ed editor).


Dos visiones irreconciliables del Brexit

De LK, en Social Democracy for de XXI Century. Pro Brexit.

 

De Rocardo, hoy, El Mundo. Anti Brexit español de izquierdas 

 

lunes, 4 de julio de 2016

Juicio a la globalización

Hasta hace bien poco pensé que nunca me vería renegando de la globalización. La globalización es el nuevo paradigma que surgió en 1980, cuando Reagan y Thatcher llegaron al poder e imprimieron un sesgo liberal a la economía mundial. La base es la famosa teoría de David Ricardo,el gran economista del siglo XIX , que predica que la productividad mundial aumentará si los países se rigen según  "La ventaja comparativa": Los países se beneficiarán de comerciar entre ellos sobre la base de la ventaja relativa (no absoluta) de la combinación de sus factores. Era una mejora sobre la teoría de Adam Smith, que decía que el comercio internacional se basa en la ventaja absoluta de los paises. Para entender la diferencia, veamos el ejemplo que proponía Ricardo. 

Supongamos que Gran Bretaña y Portugal tienen las siguientes escalas de productividad del trabajo para el vino y la ropa, producciones típicas de entonces. 

 

Según Adam Smith, Portugal tiene todas las ventajas de productividad en ambos productos, por lo que se especializaría en los dos (ventaja absoluta) e Inglaterra se quedaría solo con las importaciones de ambos ¿cómo las pagaría? Tendría que establecer barreras comerciales para poder sobrevivir. 

Ricardo lo que quiere demostrar es que la barrera arancelarias son contraproducentes: reducen el bienestar general. Para él lo importante es la ventaja comparativa en cada país. England tiene ventaja comparativa en la ropa sobre el vino (necesita menos cantidad de trabajo), y Portugal, por el contrario, en el vino. 

Si este país se especializa en el vino e England en la ropa, ambos saldrán beneficiados, y el producto "mundial" será el máximo posible. England se ahorraría los 120 trabajadores en vino, que podría aplicar a producir más ropa, parte de la cual exportaría a Portugal. Portugal desplazaría los 90 trabajadores de la ropa a la produccion de vino, por lo que conseguirá más del doble de vino, parte del cual exportaría a England. Por lo tanta, las barreras comerciales impiden maximizar el bienestar de conseguir más con menos trabajo. 

Debe observase que esta teoría tiene la virtud de la sencillez, pero el vició de la simplicidad. Supone, primero, que los factores de producción se mueven dentro de las fronteras de cada país, no internacionalmente (¿ por qué no considera la emigración de trabajadores entre ambos países?), y es demasiado estático: no tiene en cuenta los cambios que se producen en el tiempo, cambios tecnológicos, principalmente. Además, tiene efectos colaterales severos para los países que empiezan a industrializarse, como veremos enseguida. 

Supongamos que el el siglo XIX los países hubieran seguido la teoría de Ricardo, y Portugal  se hubiera especializado en vino e Inglaterra en lana. La súper especialización les hubiera debilitarlo a la larga, porque su oferta hubiera sido limitada a uno o pocos productos, lo que hubiera aumentado la demencia del precio, y hecho más difícil la industrialización, que es un proceso de ampliación continúa de la oferta y de los sectores industriales, una diversificación necesaria para crecer a largo plazo, aunque no cumpla con la ventaja comparativa. En realidad, la ventaja comparativa no es estática: puede modificarse a través del tiempo, por lo que estancarse en una gama de productos limitada es suicida. Es más, la teoría de Ricardo vino a dar márchamo de legitimidad a lo que Inglaterra estaba imponiendo en su colonias, para importar de ellas a precios convenientes lo que la metrópoli quería, y exportarles sus manufacturas. La teoría venía a justificar que la lana de Egipto fuera a Inglaterra, que la convertía en ropa elaborada que exportaba al continente. Eso es lo que Napoleón quiso truncar, dicho sea de paso, invadiendo Egipto y luego declarando el boycot a Inglaterra de los paises europeos que él había conquistado, llamando  de paso a los ingleses "pueblo de tenderos". Bueno, tenderos imperiales, en todo caso. 

En todo caso, desde entonces, un pilar básico de la economía teórica ha sido la ventaja del comercio internacional, en el que el mercado mundial es mucho más competente y productivo que la suma de los mercados nacionales, lo que aumenta el bienestar todos.  

Es posible que esto sea cierto, pero nunca lo podremos comprobar con certeza, porque la globalización que se inició en los ochenta no ha sido nada transparente. En realidad los países que se han beneficiado, como China y otros países emergentes, no han jugado limpio. Han manipulado sus tipos de cambio, y otros instrumentos, como barreras arancelarias contra la productividad de los paises desarrollados. Japón fue el primero en industrializarse mediante la protección, la industrialización con ayudas públicas, y la devaluación artificial de su moneda. Luego fue Corea, y después China. Veamos cómo funciona esto con el ejemplo de China. 

China y su política del yuan explican más de su éxito que la teoría de la ventaja comparativa, que poco ha tenido que ver en su "milagro". Los elementos esenciales del desarrollo chino han sido: estatalización, barreras arancelarias, devaluación. Las primeras se explican por sí solas, ¿cómo  funciona la tercera? 

Una devaluación es "natural" (por un déficit de balanza de pagos) o "artificial" (por intervención con las reservas de divisas). China ha mantenido un tipo de cambio manipulado que le ha permitido conquista los mercados mundiales. Para ello, no hay más que ver la evolución de sus reservas de divisas, en el gráfico. 

 

Al comprar divisas, el banco central las paga con su moneda, el yuan, lo que aumenta su oferta y este se devalúa. ¿Sencillo no? para un país como China sí, pero para un país como EEUU o la UE no, porque rompería un acuerdo de caballeros, o sea, de la OMC. Pero China es Un país de "interés estratégico", además de un cliente cada vez más interesante con 1200 millones de consumidores. Hay que mimarles. 

Lo mismo se puede decir de Corea y su política de "industrialización desede arriba" (chaebol), exactamente como lo había sido la base del desarrollo japonés: industrialización dirigida y devaluación. Supongamos que al abrir las compuertas de los mercados nacionales, en vez de monedas nacionales hubiera habido una moneda única, una especie de Euro. Me temo que la globalización no hubiera sido tan exitosa para los paises asiáticos, sobre todo después de la crisis de 2008. 

Japón en los años setenta, como China en los noventa, invadió y se apoderó de los mercados desarrollados, empezando por EEUU -que desde entonces arrastra un déficit comercial endémico-, no sólo porque aplicaba tecnología importada -a veces plagiada- que aumentaba su productividad, sino porque esa productividad era inflada con la devaluación permanente de sus moneda. Así, los precios internos se mantenían más que competitivos, originando grandes bolsas de excedentes exteriores que luego eran invertidos en los paises conquistados comercialmente. 

Ahora vamos a los efectos demoledores en los paises desarrollados.  Esa hipercompetitividad artificial golpeaba duramente los salarios de los paises invadidos. Al principio era en la base de la escala salarial, pero no tardó mucho en comerse casi toda la escala salarial expuesta a la competencia exterior: no a los abogados, por supuesto. Las profesiones no expuestas a la competencia exterior en realidad se han beneficiado de la globalización, al aumentar sus rentas en términos de poder adquisitivo, gracias a la presión a la baja sobre los precios mundiales, y por ende, de su consumo. Si se venció a la inflación en los años noventa, fue por las oleadas deflacionistas que venían de Asia, a base de productividad inflada (por no hablar de las condiciones legales de trabajo) con devaluaciones. Pero pregunten a un ingeniero que no haya emigrado a esos países.

EEUU absorbió el choque porque su productividad aumentó, lo que sin embargo no se tradujo en un aumento del salario real, 

 

Eso no podía dejar de aumentar las diferencias de rentas entre grupos sociales, a lo que colaboró la desregulación que tuvo lugar al mismo tiempo, y permitió el acceso de las rentas altas a nuevas formas de ahorro inaccesibles a las rentas estancadas por la globalización. 

Así que no sabemos en realidad qué hubiera sido la globalización si hubiera sido transparente. Lo que sabemos es que el tipo de cambio es un instrumento muy poderoso para desarrollar o asfixiar un país, y que los historiadores del futuro tendrán que parase a ver quien fue el idiota que desdeñó esa fuerza del bien y del mal. En todo caso, lo que fue locura es imponer el Euro en el momento en que comenzaba la globalización, porque eso ahondó aún más la herida. 

Además, lo que pasó con esas reservas chinas explica en parte la crisis de 2008: se invertían en dólares, para forzar la debilidad del yuan y mantener la competitividad. Eso entraba en el circuito financiero americano, lo que fortalecía la financiación a la burbuja inmobiliaria. Demasiado dinero para un solo activo, la vivienda... Los movimientos financieros internacionales aumentaron los desequilibrios internos de los paises  como EEUU, lo que incendió la burbuja. 

En suma, fracaso de la globalización, sobre todo de la financiera. Sus efectos sobre el estancamiento-redistribución de la renta explica el malestar que ha suscitado el populismo, es decir, el ahondamiento de la crisis política. 



domingo, 3 de julio de 2016

Las falacias de la Oferta y la Demanda

Estoy leyendo un librito ("La economía desenmascarada" actualizado en 2011), que tuvo bastante repercusión cuando salió (2001) de las manos de su autor, Steve Keen, aunque sus argumentos demoledores no hicieron mella en la Doxa académica central, la Economía de Mercado. Ésta sigue incolume en su navegación de crucero, mientras el autor del libro, aunque que famoso, sigue expulsado de las puertas del Olimpo por haber osado cuestionar las bases de la economía oficial. 
No sé adónde me llevará la lectura completa, pero necesito poner en claro lo que he leído hasta ahora, bastante demoledor para TODOS los economistas, sobre todo los que se tragan sin pestañear los informes sesgados de la UE, FMI, etc.
No existen la curva de Demanda ni la curva de Oferta, que son la base de la defensa de la economía de mercado. La demostración de Keen es contundente; más aún lo es su prueba de que esto lo sabían los grandes nombres de la economía marginalista, -entre los que cita a Andreu Mas Colell, nuestro es consejero de economía de la Generalitat catalana-. Es posible que a los economistas de segundo nivel se les haya pasado por alto las graves fallas que Keen denuncia, pero a Samuelson, o Mas Colell, evidentemente no. Lo ocultaron porque les convenía. 
1) La Demanda. La curva de Demanda decreciente según sube el precio es una pieza crucial de la economía. Es como una Ley que dice que en un mercado de un bien X, la demanda de ese bien desciende si el precio sube. Esto, que puede ser verdad para un individuo, puede ser verdad para el total del mercado de X si solo si se cumplen unas condiciones muy irreales: 
i) que todos los consumidores tengan los mismos gustos y preferencias relativas por este bien y los demás;
ii) que al aumentar la renta todos los consumidores reaccionan igual, uno cambian esas preferencias mostradas con la renta anterior. 
iii) que la distribución de la renta es fija y óptima (es curioso que luego se abandone este supuesto para demostrar que la distribución no influye en el volumen producido). 
Es obvio que estas condiciones sólo se cumplen en una tribu africana estancada. En una economía  dinámica, en la que los cambios de gustos y las innovaciones son constantes, es pura entelequia. Ergo, la demanda no es constantemente decreciente al precio, ni para un individuo, ni para la suma de todos. 
En realidad, estos supuestos llevan a las mismas conclusiones que si se supone que la economía total es un Robinson Crusoe que es el único consumidor y productor. Eso lo reconoce Samuelson, 

"Comenzaba de forma bastante sensata, señalando lo absurdo de modelizar un país entero como si fuera un individuo singular en busca de la maximización de la utilidad: ¿Cómo nos defenderemos cuando nos desafíen por utilizar curvas de indiferencia sociales para un país o un grupo de individuos? Supongo que con uno de estos dos razonamientos: a) Alegaremos que nuestro país está habitado exclusivamente por Robinson Crusoe y afirmaremos que solo estamos mostrando cómo se determina el comercio en un país semejante; lo cual hay que admitir que no es muy realista. b) Para dar la impresión de que somos más realistas, podemos alegar que nuestro país está habitado por un número de individuos idénticos con idénticos gustos; han de tener, además, el mismo patrimonio de bienes, si queremos que este artificio de examinar lo que ocurre con curvas de indiferencia individuales nos aporte una descripción certera del equilibrio de mercado resultante. Este razonamiento tampoco es que sea muy realista, aunque puede parecer que hemos mejorado algo con respecto a Robinson Crusoe […] "

2) La Oferta. La Oferta se define como la curva empresarial de coste marginal, que es el incremento de coste debido al aumento de una unidad adicional de la producción de X. Es creciente porque los costes añadidos de aumentar la producción crecen más que proporcionalmente. Similarmente a la demanda, para que eso sea así exige unas condiciones heroicas que se ocultan debajo de la alfombra. Para que la curva de coste marginal sea la curva de oferta y su cruce con la de demanda determine el precio, tiene que suceder:
i) competencia perfecta. Esto supone muchos productores, tan pequeños respecto al mercado, que lo que uno hace no pueden influir en el conjunto. Si no hay competencia perfecta -es decir, hay monopolio-, el monopolista no obtiene su máximo beneficio al llevar el coste marginal C' hasta que iguale al precio, precio que puede determinar él mismo. Maximiza el beneficio cuando el coste marginal se iguala al ingreso marginal, pero ese no es el precio.  El monopolio anula la posibilidad de que la oferta sea el C'. 
iii) Así se puede suponer que cada productor se enfrenta a un precio dado, en el que no influye, lo que hace que este predio coincida con el ingreso marginal (incremento de ingreso al aumentarla producción una unidad de X).  
iii) cada productor aumentará la oferta hasta que el ingreso marginal se iguale al coste marginal. El ingreso marginal es igual, como hemos visto, en competencia perfecta, al precio. ¿Por qué es necesario que haya competencia? Porque en competencia, Px = C' supone que el volumen ofertado es máximo, y el  precio mínimo, no como en monopolio, en que P es mayor al C' y la cantidad ofertada menor, con menos bienestar para todos. 
iv) la curva de coste marginal C' es creciente por naturaleza: cada aumento de producción obliga a caer en costes cada vez mayores. 
Como la empresa es tan pequeña que no influye en el mercado, la Oferta total es la suma de las ofertas individuales (los costes marginales C'). Esa oferta global creciente al precio se encuentra con la Demanda decreciente, que hemos deducido antes, y se cruzan en el punto de equilibrio que determina P. 
Pero hay una falsedad en la curva de oferta. Es posible que el mercado sea insensible a la acción de un oferente, pero es falso que lo sea a la suma de varios. Como hemos visto en la demanda, no es plausible que todos los oferentes sean iguales, que ofrezcan el mismo producto exactamente igual, pasivamente, que sólo se guíen por el precio para sus decisiones. Lo normal es que intenten sacar ventaja de la diferenciación de precios, de la calidad de la oferta, y de la innovación. 
La competencia perfecta no existe. Ergo, la suma de los C' No es la curva de Oferta global. Si no son los costes internos, ¿qué es lo que limita el crecimiento de la producción? Como decía Piero Sraffa, 

"La tesis de Sraffa descarta la proposición neoclásica de que los costes crecientes y el ingreso marginal constante (o decreciente) determinan la producción de una sola empresa o una sola industria. Esto plantea la siguiente pregunta: si los costes crecientes no limitan la producción de una empresa, entonces ¿qué lo hace? El argumento de Sraffa es simple. La producción de una sola empresa está limitada por todos aquellos factores que los hombres de negocios ordinarios conocen bien, pero de los que la teoría económica hace abstracción. Estos son, en particular, los costes crecientes de la financiación y el marketing, que son ambos en último término producto de la dificultad de animar a los consumidores a comprar tu producción antes que la del rival. Esto, a su vez, es producto del hecho de que, en realidad, los productos no son homogéneos, y los consumidores sí tienen preferencias por la producción de una empresa frente a la de otra. Sraffa se burlaba de la creencia económica de que el límite de producción de una empresa lo fijen los costes crecientes, y enfatizaba la importancia de la financiación y el marketing a la hora de limitar el tamaño de una empresa en particular: Los hombres de negocios, que se consideran sí mismos objeto de las condiciones impuestas por la competencia, considerarían absurda la afirmación de que el límite a su producción hay que buscarlo en las condiciones internas de producción en su empresa, que no permitirían la producción de una mayor cantidad sin un incremento en el coste. El principal obstáculo contra el que tienen que luchar cuando quieren incrementar gradualmente su producción no radica en el coste de producción —que, al contrario, en general los anima en esa dirección—, sino en la dificultad de vender la mayor cantidad de bienes sin reducir el precio, o sin tener que afrontar mayores gastos de marketing. (Ibíd.). La economía ignora por completo esta respuesta del mundo real, al asumir que los productos son homogéneos, que los consumidores son indiferentes ante la producción de las distintas empresas y que deciden sus compras solo en función del precio, que no hay gastos de transporte, etc. En un mundo semejante, nadie necesita del marketing porque los consumidores ya lo saben todo, y solo el precio (que los consumidores ya conocen) distingue la producción de una empresa de la de otra. Pero Sraffa dice que estos postulados, en el mundo real, son la excepción a la regla. En la mayoría de las industrias, los productos son heterogéneos, los consumidores no lo saben todo y consideran otros aspectos del producto aparte del precio. Incluso allí donde los productos son homogéneos, los costes de transporte entran en la ecuación para dar a una empresa en concreto un monopolio local de hecho. Como resultado de todo ello, incluso el concepto mismo de mercado competitivo —en el que todas las empresas adoptan precios que les vienen dados—es cuestionable. En su lugar, la mayor parte de las empresas tratarán de actuar como monopolios, cada una en distinto grado —monopolios que, según la teoría neoclásica, afrontan una curva de demanda de pendiente descendente—...
...Cada empresa tiene un producto que puede caer dentro de una categoría más amplia —como, por ejemplo, automóviles—pero que se distingue cualitativamente de sus rivales en una forma que a un subgrupo particular de compradores, no le es indiferente. La empresa trata de manipular la demanda de su producto, pero afronta costes prohibitivos ante cualquier intento de eliminar completamente a sus competidores para hacerse así con toda la industria. La empresa no solo debe persuadir a otros nichos del mercado para que compren su producto —convencer a los compradores de Porsche de que compren Volvo, por ejemplo—sino que debe convencer también a los inversores y a los bancos de que el gasto de construir una fábrica lo suficientemente grande como para producir para ambos nichos del mercado merece la pena el riesgo. Por lo tanto, junto con la dificultad que plantea llevar el marketing más allá del nicho de tu producto está el problema de las financiaciones crecientes...

La Demanda, como suma de las demandas individuales, no existe. En realidad no hay garantía ninguna que al variar el nivel renta siga siendo decreciente al precio. 
En suma, la fundación de la economía en las decisiones de un individuo racional se basa en unos supuestos imposibles. La economía imperante es la manipulación permanente de estos supuestos,   dotándola de mayor verosimilitud a base de complicaciones matemáticas, pero dando la espalda a la realidad. 
¿Es por eso necesario abandonar la economía de mercado, o basta con tutelarla para que no se desvíe demasiado de un óptimo? El capitalismo, como decía el mismo Marx en el Manifiesto Comunista, tiene una capacidad de avance que es imposible encontrar en los experimentos comunistas que se ha visto en la historia reciente. Por otra parte, la "maldición de Lucas" -cualquier decisión de política económica cambia el comportamiento de los agentes e invalida las intenciones de los gobernantes-, sigue siendo cierta en determinadas condiciones. 
Lo dejo aquí, de momento.

sábado, 2 de julio de 2016

Desmontando los componentes del efecto Brexit

Dice Paul Krugman en su columna que él no quiere defender el Brexit, pero que le huelen a chamusquina los argumentos que han sacado los antecedentes Brexit para predecir todo tipo de plagas y desastres a corto y largo plazo. Él reconoce que puede haber efectos a largo plazo, por el cambio estructural que puede implicar, pero eso no trae irremediables efectos a corto plazo. 
Es verdad que no me esperaba este rencor de los anti Brexit una vez que han perdido el referéndum. Hasta  el FT, y nada menos que Martin Wolf, siguen disparando las baterías de las predicciones más funestas, sin que realmente hayainformación   ni modelos fiables para hacer previsiones tan precisas y unidireccionales (además, están escupiendo sobre sus cabezas, porque el Brexit es irreversible). Sobre todo por que el Brexit es un hecho político, y cuyas consecuencias dependen de que haya un nuevo acuerdo político razonable que permita seguir comerciando a ambas partes en un nuevo contexto. Eso marcará nuevos horizontes sobre los que los agentes decidirán subir o bajar la inversión, sin que sepamos ahora mismo qué. 
Por lo tanto, los que han perdido, o una de dos: están manejado argumentos  simplones del tipo siux: "yo europeo bueno, blanco; tu inglés imbécil, no querer ti porque tú no querer mi: te voy a crujir, no vas a vender rifles en mi coto de caza, la has cagado. O si no, están dando por un hecho cerrado que habrá represalias europeas que contraerán inmediante mente las exportaciones inglesas, a lo que RU seguramente respondería de la misma manera. Entonces seguro que el Brexit tendría efectos contractivos. 
Pero es poco probable. La balanza comercial RU Europa está claramente a favor de esta última. Una guerra comercial beneficiaría a RU en primer lugar. 
Centrémonos en la inversión para intenta adivinar qué pasaría: es posible que los empresarios que venden una parte a Europa estén en la incertidumbre sobre el resultado final. Esto enfriaría y contraería sus planes de inversión para los próximos años, esperando a que las reglas del juego se aclaren. Este retroceso en los planes de inversión irían acompañados de un retroceso en los futuros contratos. Esto, a su vez, contraería los planes de consumo de los que vieran sus puestos de trabajo en peligro. Pero exactamente lo mismo se tendría que ver en el lado continental: la incertidumbre es la misma para ambos lados
Pero, como dice Krugman, nadie habla de un rebrote de la inversión cuando se aclare el panorama, lo que es como un engranaje lógico que no quieren ver los anti Brexit. Si hablamos en el terreno de las conjeturas, no es descabellado pensar que cuando se despeje la incertidumbre, haya un rebote de la inversión. 
Creo que más no se puede decir desde el punto de vista de la evonomía real. El efecto Brexit por sí mismo es un shock sobre la economía real que no tiene por qué fijar un escenario permanente de más incertidumbre. Los shocks  permanentes suelen venir de las crisis financieras, mismamente 2008. Y ahí sí que nos esperan perspectivas no halagüeñas, que vienen aleteando desde la crisis. Me refiero a la endeblez del sistema financiero, en el que siguen aflorando recurrentemente agujeros negros, como los 340 mm de créditos dudosos de la banca italiana, que es la última que ha saltado, pero que no será la única, ni en Europa ni en otra parte del mundo. 
En el plano financiero sí que pueden pasar cosas desagradables, y los estados financieros están tan trabados que tienen un gran riesgo de contagio. El otro día hablaba del inesperado efecto del Brexit sobre la acción de MetLife, un compañía de seguros americana que no tiene nada que ver con Europa ni RU:

Al día siguiente del Brexit, la compañía de seguros norteamericana MetLife, sin exposición al riesgo en Europa ni RU, sufrió una caída de esas acciones del 14%. No tiene ningún sentido, a menos que se piense en que la caída de los rendimientos de los bonos publicos, principal activo de estas compañías, afecta seriamente a su salud. 
Es un espectacular -e inesperado- efecto de un referéndum en la economía, que además amenaza con durar, como no se enderecen pronto las ya débiles expectativas de futuro. El Brexit habría venido a laminar el brote optimismo que se quería ver en la recuperación de la economía, optimismo un tanto forzado, todo hay que decirlo. 

Vivimos en un escenario de frágil confianza -de ahí los bajos tipos de interés- , que se quiebra a las primeras de cambio. En este escenario, cualquier evento puede suscitar un riesgo sistémico de una a otra parte del mundo. Muchos sistemas bancarios no han vencido sus problemas desde la crisis, entre otras cosas porque no hay crecimiento. 
Por eso no me sugiera nada, ni bueno ni malo, la reacción alcista de las bolsas después de su rotunda caída el día después del referéndum. Hombre, sin duda es mejor que lo opuesto: que hubiera seguido cayendo. Pero las bolsas para mí solo reflejan un estado de ánimo de un día para otro, el ánimo del especulador, cuya función no es interpretar la salud de las empresas cotizadas, sino cuando va a subir o bajar el mercado en los próximos minutos. Si uds han leído algo de chartismo, verán que hablan de curvas de las que se intenta inferir tendencias, por las figuras aparentes que forman, no de la contabilidad de tal o cual empresa. No es crítico. Apuestan su propio dinero. Pero no se piieden extraer de sus decisiones expectativas sobre la economía real. 
Lo que me parece preocupante es la tendencia general a la baja de rendimientos de la renta fija, incluidos los de RU. Y lo malo es que la prima de riesgo de los países del Sur de Europa aumenta; pero no la de RU... 

viernes, 1 de julio de 2016

El paquete oferta de la socialdemocracia y la lucha de clases

La caída del PSOE elección tras elección quizás tenga algún que ver con lo que le ha pasado al partido laborista inglés. ¿Y qué le ha pasado al partido laborista? que ya no representa los intereses de los trabajadores.  Ha perdido a sus electores de siempre, mientras no ganaba ninguno nuevo con sus programas de "renovación".  
La socialdemocracia europea ha pasado por un periodo de aggiornamento desde hace treinta años, cuando la derecha liberal conquistó al mundo con la desregulación. Al ver cómo las masas iban detrás de Reagan y Thatcher, tuvieron que replantearse su oferta, inclinarse económicamente a la derecha, al ver que sus planteamientos eran mucho más capaces de crear enpleo. 
El primero (o segundo, si se cuenta al pionero Felipe González) en hacerlo con éxito fue Bill Clinton, un nuevo Moisés que llevó a los demócratas a través  del desierto, gobernando lo que se ha llamado la "Great Moderation", una década de constante crecimiento sin inflación. El segundo fue Tony Blair.  Ello parecía confirmar la Nueva Economía: no se necesitan estímulos fiscales para estabilizar la economía; si acaso basta un poquito de buen manejo de la política monetaria, para estabilizar la inflación y que el paro no aumente mucho en las recesiones. Greenspan, desde la FED, conducía con rotundo éxito aparente la aplicación de la nueva doctrina: los mercados funcionan, no hace falta que le gobierno se inmiscuya. 
Lo malo es que, por debajo, lo que hacía crecer la economía sin inflación era la burbuja financiera, no reflejada en los precios, pero que estaba acumulando deudas astronómicas. No se quiso mirar a esas deudas, que al fin y al cabo, se decía, eran consecuencia del mercado libre, que sabía leer con perspicacia el futuro: si eran deudas privadas, eran por definición solventes. 
Pero esas deudas eran la respuesta de los trabajadores medios a las nuevas condiciones precariedad y bajos salarios, una cosa que iba dentro de todo el paquete ideológico de la Nueva Economía: mercados laborales flexibles hacían crecer el empleo sin amenazas inflacionistas. El resultado para los trabajadores debía ser una menor permanencia en el puesto de trabajo, aunque no tenía por que bajar el salario real si la productividad crecía con la producción. De ahí las prisas por hacerse con un piso que tenía financiación asequible a 30 años. Esto fue alentado desde el poder a modo de contentar a los trabajadores. Los trabajadores ya no ahorraban, se endeudaban pensando que era mejor así: se hacían propietarios de algo que "jamás bajaría de precio". 
En otras palabras, se estaba preparando un "momento Minsky": la economía es tanto más frágil cuanto más tiempo lleva aparentemente estable. La crisis pilló a todo el mundo (sí, me incluyo), soñando en un mundo cada vez más perfecto, glorificándose todos de que en más de 0 años no se hubiera registrado ni una recesión. Más dura fue la caída. 
Bien, pues los partidos socialdemócratas del mundo hiciesen un largo viaje desde el sueño sindical, de trabajadores protegidos de la cuna a la tumba por la seguridad social, y un trabajo estable para toda la vida. Compraron el paquete entero, la globalización, la precariedad, y para más INRI los europeos se tragaron el euro y el austerismo, lo que ya rallaba en la locura. Así, un buen día la derecha y la izquierda europea defendían prácticamente la misma política económica. Para ello, la izquierda hubo de desembarazarse de los sindicatos -anacrónicos y anclados  en el marxismo del siglo XIX, Por otra parte-. 
La caída del muro de Berlín en 1989 fue al aldabonazo y el acicate para borrar huellas y arrimarse a la Nueva Economía. Lo malo es que esta economía exigía que todos los mercados fueran  libres. El euro suponía cerrar el mercado de divisas que, imperfecto como es, al menos amortiguaba los choque económicos, castigando además al país con superávit a revaluarse. Cerrar ese mercado sin abrir un mecanismo de compensación para las contracciones era castigar a la clase trabajadora a quedarse sin empleo y admitir salarios muy bajos. Es difícil de explicar cómo los economistas de izquierdas aceptaron pasivamente el euro, sin exigir nada a cambio. 
En suma, la aocialdemocracia europea se quedó sin recursos ni ideas que ofrecer. Vendían Europa, pero Europa tenía cada vez menos prestigio, salvo para el votante de derechas, que aprecia que sus rentas estén protegidas contra la inflación. Y si el sistema produce deflación, pues mejor, aunque también traiga más paro. 
Por eso Europa  está gobernada por los acredores, encantados con la deflación, que revaloriza sus activos, mientras la izquierda tiene que aliarse con la derecha para seguir un lugar al sol, pues su merienda se la están robándo los nuevos partidos. El PSOE, desde la crisis, no ha vendido más que ideología sin sentido, solo interesante para su vieja  guardia de hijos de la burguesía que quieren  ganar la guerra: alimenro para pececines de colores que no crea empleo, pero sí destruye clase media. El colmo del colmo es haber aceptado la inmigración masiva, que es tóxica para los escasos puestos de trabajo que hay. Venía también con el paquete europeo. El paradigma de esta caída es el partido laborista, con un Corbyn que ha apoyado con reticencia el Remain, lo que le ha enajenado ya del todo a los pobres trabajadores, que se han ido al populismo de Nigel Farage, y han votado al Brexit cercanas no medio de prot ver sus empleos, como nos cuenta Paul Embery, un laborista inglés. 
Así que no es de extrañar que la socialdemocracia pierda clientela. También la perderá la derecha, no se preocupen, por la toxicidad galopante del Europeismo. 

Los terremotos del Brexit

En un excelente artículo, Gillian Tett sintetiza lo que están haciendo los mercados a raíz del Brexit. 
Los tipos de interés de los bonos a largo han caído (el valor de los bonos ha subido) a nuevos récords, y el tipo de interés negativo se ha extendido a nada menos que 11,4 billones de bonos públicos en el mundo. Esto no es nada bueno: los mercados están descontando que en una década no habrá crecimiento ni inflación. Esta puede cambiar, pero son las expectativas que hay ahora, y que se han recrudecido con el Brexit. 
Al día siguiente del Brexit, la compañía de seguros norteamericana MetLife, sin exposición al riesgo en Europa ni RU, sufrió una caída de esas acciones del 14%. No tiene ningún sentido, a menos que se piense en que la caída de los rendimientos de los bonos publicos, principal activo de estas compañías, afecta seriamente a su salud. 
Es un espectacular -e inesperado- efecto de un referéndum en la economía, que además amenaza con durar, como no se enderecen pronto las ya débiles expectativas de futuro. El Brexit habría venido a laminar el brote optimismo que se quería ver en la recuperación de la economía, optimismo un tanto forzado, todo hay que decirlo. 

jueves, 30 de junio de 2016

Sí, es posible acabar con el hambre el el mundo

Ayer decía (reflexiones sobre la nada) que si Stephen Hawkins tiene razón en que a este planeta no le quedan 1000 años, creo sinceramente que deberíamos concentrar nuestros máximo esfuerzos en combatir el hambre en el mundo. Me parece un objetivo de  máxima importancia y, gracias a la ciencia, a nuestro alcance. De hecho, el hambre ha retrocedido mucho en las últimas décadas gracias a la introducción de técnicas nuevas en los cultivos. 
Dice Noah Harira, en su gran libro "Sapiens", que cuando la humanidad dejó de ser cazadora y se dedicó al cultivo y al sedentarismo, no mejoró su alimentación ni su régimen de vida. Antes conseguía los alimentos en una parte de día, yese alimento era suficientemente nutritivo. La agricultura, al principio, no era suficientemente nutritiva, ni en proteínas ni vitaminas; las cosechas eran azarosas. El Progreso de la agricultura fue muy lento hasta que llegó la Revolución Industrial, más que nada porque ésta vino acompañada del desarrollo científico y técnico definitivo, que aumentó la productividad agraria hasta el punto de borrar del horizonte la profecía de Malthus de el hambreera inevitable cuando la población aumentaba por encima de los alimentos. Desde entonces, cada vez menos tierra fue necesaria para alimentar de sobra a la población creciente, cosa a la que Noé heno acostumbrado como si fuera un hecho natural que debemos a la naturaleza. 
Sin embargo, quedan muchas zonas en el mundo donde hay hambre o desnutrición. Y miren uds por donde, en algunos casos es gracias a Greenpeace, esa organización que, donde puede impone sus creencias  absurdas sobre el avance en la fabricación de alimentos. Leemos en LD, a Daniel G. Herrera, 

Aunque la ciencia ha dado cumplida respuesta a las objeciones de apariencia científica de los ecologistas a los organismos genéticamente modificados (OGM), también conocidos como transgénicos, desde Greenpeace y otras asociaciones ecologistas llevan décadas ocupándose de crear un clima de terror entre los consumidores que ha provocado numerosas prohibiciones y trabas a su investigación y uso en los campos.

Los ecologistas son muy propensos a envolverse en el manto de la ciencia cuando consideran que conviene a sus intereses, como en el caso del cambio climático, y a ignorarla por completo cuando no lo hace, como es el caso de los transgénicos. Pero ahora tendrán más complicado hacerlo. Más de un centenar de premios Nobel, 109 en el momento de escribir estas líneas, han firmado una dura carta abierta en la que exigen a Greenpeace que cese en su oposición a los transgénicos en general, y más en concreto al arroz dorado.

La carta recuerda que, cada año, entre 250.000 y medio millón de niños en los países pobres se quedan ciegos por falta de vitamina A, y la mitad de ellos mueren de esa enfermedad menos de un año después. Sumando niños y adultos, UNICEF calcula que mueren por esta enfermedad entre uno y dos millones de personas cada año. Esta enfermedad podría prevenirse gracias a un organismo transgénico, el llamado arroz dorado.

A finales de los años 90, dos científicos europeos, Ingo Potrykus y Peter Beyer, desarrollaron una variedad de arroz –un alimento en el que se basa la dieta en muchos países pobres– que incluía entre sus nutrientes la provitamina A o betacaroteno, un compuesto químico que nuestro cuerpo transforma en vitamina A, gracias al uso de genes provenientes de bacterias y otras plantas, como el maíz o los narcisos. Lo llamaron arroz dorado por su color, por otra parte muy apropiado para hacer una paella. Aunque originalmente su creación contenía un porcentaje demasiado pequeño de provitamina, con el paso de los años se ha mejorado hasta conseguir que 144 gramos de este arroz basten para ingerir la dosis diaria necesaria en una dieta sana.

Los argumentos contra Greenpeace

En su carta, los científicos recuerdan que "las agencias científicas y regulatorias de todo el mundo han dictaminado de forma repetida y consistente que los cultivos y alimentos mejorados con biotecnología son tan seguros, si no más, que los provenientes de otras formas de producción", sin que se haya registrado jamás un solo caso de animales o seres humanos con problemas de salud provocados por su consumo. Además, explican que son menos dañinos para el medio ambiente y denominan su uso "agricultura de precisión", puesto que los transgénicos son un desarrollo más avanzado y preciso que las antiguas formas de desarrollo de nuevas variedades de cultivos.

Los firmantes instan en su carta a Greenpeace a abandonar su campaña contra el arroz dorado en concreto, y contra los cultivos y alimentos mejorados mediante biotecnología en general, y a los gobiernos a ignorar esa campaña y hacer todo lo que esté en su mano para oponerse a las acciones de Greenpeace y facilitar el acceso de los agricultores a todas las herramientas de la biología moderna, especialmente las semillas mejoradas mediante biotecnología. "Se debe frenar la oposición basada en emociones y dogmas que van en contra de los datos. ¿Cuántos pobres deben morir en el mundo antes de que consideremos esto un "crimen contra la humanidad"?"

Piensen en lo arraigado que están creencias contradictorias, como el amor a la naturaleza, la admiración por científicos como Hawkins, y la frivolidad con la que se mira la plaga del hambre, como una cosa del destino o de la distribución de la renta. 
Sí, si quisiéramos, podríamos alimentar a la población del planeta, pero para ello hay que dejar de lado creencias y falacias que impiden fijar objetivos realmente alcanzables y deseables.  Lean también en El País "109 premiso nobeles acusan a Green Peace de crimen contra la humanidad". 

Yahve

Pablo Echenique, ese argentino que ha venido de Argentina para darnos lecciones de amor progresista,  ha dicho: 

 "Ya sabéis que yo soy mucho de amor y eso, pero no me resisto a añadir algo también necesario para este momento. Ante cualquier conflicto interno, desde la Secretaría de Organización se buscará en un primer momento la solución mediada, amorosa, consensuada y de sentido común. En caso de que la vía del amor y los cuidados se demuestre inútil, se actuará de manera contundente, decidida, concreta y grave contra quienes no comprendan (hablo en general; no de este órgano) que las guerras internas nos desangran, nos queman y nos hartan. Para que crezca el amor no sólo hay que regarlo sino también extirpar las malas hierbas de las violencias enquistadas. Sé que no hará falta, pero siempre es bueno tener un plan B cuando el amor no gana".

Asombroso. Ahora entiendo por qué han perdido las elecciones. Les han calado. 

miércoles, 29 de junio de 2016

Reflexiones sobre la nada

Dice Stephen Hawkins que nos debemos largar de la tierra antes de 1000 años, porque "este frágil planeta" desaparecerá. No sé qué le parece a uds. Mil años, la verdad, no estaremos aquí para verlo. Supongo que los ateos estarán contentos de confirmar que dios no existe y que estamos abocados a la extinción. Yo no la verdad. No soy creyente, pero supongo que uno forja su vida alrededor de creencias que no puede racionalizar. Me parece. Nunca he entendido creer en lo que haces si no crees en algo: "presencias reales" como decía George Steiner, otro ateo, pero que no comprendía el arte si no es por eso. 
¿Hawkins? No sé que crédito merece. La ciencia es aproximativa y provisional. Eso sí, se supone que cada vez está más cerca de la verdad. Según Hawkins, el universo se expande y la tierra explosionará. Si se cree, ¿por que entonces preocuparse de calentamiento? Es ridículo, la matraca que dan con el dudoso calentamiento, aparte que desvía recursos para otras cosas más per notorias, como el hambre. Además, no deja de ser una creencia en "presencias", en algo sacras en la naturaleza, cosa que niegan los científicos del calentamiento. Son ateos. Eso sí, nos quieren meter sus creencias contradictorias por el ano y con ello reducir la producción mundial de alimentos, que es cada vez más abundante gracias a las nuevas tecnologías biológicas (que Europa se niega a importar: otra creencia estúpida). 
En fin, no me parece alentador.