"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 1 de enero de 2014

Aborto sí o no

Me escandalizan los argumentos en la polémica desatada sobre la nueva ley del aborto. Me escandaliza sólo por una razón: la seguridad con la que cierran toda discusión los progres. Para ellos la ley de plazos es la más lógica. Pero para que esto sea cierto hay que admitir que el único sujeto de derechos es la embarazada, y que se superponen a los derechos del posible padre, y del nasciturus.

Simplificando así se optienen siempre resultados tajantes. Luego no hay más que envolverlo en el papel celofán adecuado, ponerle la etiqueta progre, y a correr. De eso se colige que la ley de Gallardón es retrógrada y ya está montado el tiberio... En las redes sociales, donde "todo ser con dos deditos tiene afincada su opinión intransigente".

No voy a opinar de la ley, sino del aborto. Para empezar, diré que no me parece progre ser proaborto intransigente, como parece colegir Carmen Rigald en EM de hoy, que rechaza la ley por eso.

"En esas ando de 15 días a esta parte, concretamente desde que Gallardón se sacó de la chistera el proyecto de ley del aborto. Con tal motivo, alguna gente próxima al gobierno ha vuelto a utilizar el término «progresista», que estaba desahuciado desde que en la era ZP se emprendió una feroz campaña para denostarlo. A partir de ese momento, pronunciar la palabra progre fue como mentar la peste. Incluso los que estábamos familiarizados con ella la repudiamos por una cuestión de bochorno.

"Hasta hoy. Los Marhuenda de turno han rescatado del vertedero la palabra «progresista» para bendecir con ella el proyecto de ley de Gallardón. Libres son de defender sus ideas con las palabras que les vengan en gana, aunque estén cargadas de cinismo. Es más: puede que tengan algo de razón en su valoración de lo progresista. Progresar no siempre es sinónimo de mejorar. Se avanza, pero hay avanzadillas que tiran de espaldas. A veces el progreso es perjudicial para la salud. Vayamos con un ejemplo. Hoy, la ciencia ha llevado al límite la esperanza de vida, pero los gobiernos no ponen los medios para que vivamos dignamente."

A esta señora le molesta que los paniaguados del gobierno del PP usurpen la palabra progresista. A mi me molestan los paniaguados, y Maruenda lo es. Pues que la compren en propiedad, la palabra progre, si quieren estar seguros que no se abusa de ella. Yo creía que el uso del RAE era gratis.

De todas formas, empezar por las etiquetas, o por los adjetivos calificativos, no es la mejor manera de desistir de un problema. Es una manera de cerrarlo en falso, como se suele hacer en este país. ¡"Eso que va que decir ud es una majadería"! expresión que, decía la gran escritora exiliada María Zambrano, era lo que más había añorado de España, pues en ningún país donde vivió oyó tal expresión. La comprendo.

Bueno, voy derecho a mi opinión, que verán como les sorprende: soy antiabortista por principio. En primer lugar, tengo dudas, no las seguridades progres de nuestros progres, tajantes ellos. Dudas son amores, y no buenas razones. Unamuno decía que las dudas aumentaban su Fe.

Pero, además de dudas, tengo intuciones. Creo que el tener hijos da sentido a la vida. No digo que deba ser obligatorio tener hijos. Afortunadamente vivimos una época en que es muy fácil no tenerlos, antes de llegar al aborto. Los medios son abundantes. Otras cosa es que la Iglesia se inmuscuya también en eso. Dejemoslo. Que tenga hijos quién quiera.

A lo que iba. Por mi experiencia y lo que veo alrededor, tener hijos dan un sentido de verdad, profundo, a la vida. Está en la genética humana querer tener hijos y considerarlos una bendición. El hombre y la mujer adquieren un sentido profundo de la vida, proteger a su prole, verla crecer, enseñarle a andar por sí mismo. No hablo de la necesidad de una tasa de natalidad (eso no tiene nada que ver con el aborto, por favor, no mezclemos churras con merinas). (Tampoco hablo de lo religioso, que es otro plano del sentido de la vida.) Hablo de que la mayoría de la gente no sabe que hacer de su vida. Muy poco tiene claro como serán a los 50, una vez habiendo hecho todo lo que puedes hacer.

Y entonces se encuentran que tiene un hijo que le cambia la vida, para mal, según los progres, para un infierno de vida en la que ya no podrá aspirar más que a cambiar pañales y se perderá un montón de placeres. Pero yo he visto gente que ha adquirido, sin buscarlo, gracias a un tropiezo, un sentido a su vida.

Un proyecto de vida no puede ser sólo el placer. Una de las cosas más satisfactorias es ser necesario a alguien, más si es a un hijo desvalido tuyo, que te necesita más que nadie. Nadie te puede necesitar como él.

Imaginen que, solucionados los problemas demográficos, los hombres y mujeres tendrían obligación de no tener hijos (es una situación ficticia, pero que se da en parte en China). Estoy razonablemente seguro que aumentarían exponencialmente las vidas vacías y sin sentido, y los suicidios. Porque muchas veces el mismo sujeto de la vida no sabe de donde le viene el malestar y el vacío que siente, y un cambio inesperado es el que le hace revivir.

Toda la urdimbre de valores sutiles que han hecho una sociedad sana -y de verdad progresista-, es decir, con esperanza de futuro, ha penalizado el aborto. Por eso decía Julián Marías, "el Bueno", que la legalización del aborto es el signo más seguro de decadencia de Occidente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Decía Miguel Delibes que no entendía que los progresistas -defensores teóricos de los débiles- no defendieran la vida del no nacido, el ser humano más débil que puede haber.

Una de las muchas contradicciones del progresismo al uso.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Progresía es eso: tropiezo de contradicciones una detrás de otra.