"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 8 de diciembre de 2021

Un artículo de obligada lectura

En El Confidencial, Luis Garicano nos ofrece un artículo que debe leerse detenidamente, para fijar bien las expectativas sobre España. Según el autor, los sucesivos gobiernos de la última década han desperdiciado la oportunidad de hacer reformas absolutamente necesarias, y éste gobierno apunta en la misma dirección - pero añado, con mayor frivolidad. 
En palabras suyas, 

Tres cifras clave. Primero, nuestra economía no ha crecido. El producto interior bruto (PIB) per cápita en 13 años —desde el pico anterior a la crisis en 2007 hasta el pico prepandemia, en 2019— aumentó de media un 0,3% anual. En los 13 años que hay entre los dos picos, no crecimos prácticamente nada.

En segundo lugar, seguimos sin invertir en innovación, uno de los retrasos claves de España. Estamos en el mismo grupo en el que se encuentran Grecia y Croacia en cuanto a la proporción del PIB que dedicamos a innovación (1,25%). Mientras que en España disminuimos nuestra inversión en I+D, los países punteros como Alemania la han aumentado, con lo que se ha agrandado la brecha: en 2009 invertíamos un 1% menos que Alemania; para 2019, la brecha se había ampliado al 2%. 

Finalmente, seguimos a la cola de Europa en desempleo y temporalidad. Los contratos temporales, que condenan a los trabajadores a la precariedad, se han mantenido estables. En 2009, un 25% de temporalidad; en 2019, el 26%. La media europea es del 15%.

Esto, como carta de presentación de los políticos y partidos responsables que se van a presentar en las próximas elecciones, debería ser tenido muy en cuenta por el “votante amnésico”, que vota la última centella enviada al cielo por los partidos de turno. Pero hay más. Garicano se cuestiona lo que habría que hacer para no perder otra década, lo que nos dejaría a los pies de los caballos. 

Todo esto ya no podemos cambiarlo. Esa década ya la hemos perdido. Sin embargo, sí que podemos decidir cómo afrontar la recuperación posterior a la pandemia para evitar perder otra. Esto está enteramente en nuestras manos, y depende de dos decisiones clave: las reformas que hagamos y la forma en que invirtamos los fondos europeos. 

En primer lugar, y esto es lo más importante, necesitamos reformas. Pero no reformas para satisfacer promesas absurdas, sino para resolver los problemas que sabemos que tiene nuestra economía. 

En la sostenibilidad de las pensiones nos jugamos el ser o no ser los señalados en la próxima crisis del euro. 

La reforma laboral no puede sustituir temporalidad por rigidez, porque sufrirá el empleo; necesitamos avanzar hacia la flexiguridad nórdica. Y la innovación e inversión en capital humano sigue siendo, tras décadas, o siglos, nuestra asignatura pendiente. Para los que sepan de matemáticas, o de economía, o de física: ¿qué teorema matemático, descubrimiento o innovación tiene nombre español desde hace cinco siglos? Esto requiere más inversión, pero también un cambio radical en la gobernanza de nuestras universidades.

En segundo lugar, la inversión de los fondos europeos. La UE acaba de hacer un análisis de los proyectos de presupuestos de los Estados miembros para 2022 que revela que el Gobierno fía la recuperación económica a la ejecución de esos fondos. España es, con gran diferencia, el país de la Unión Europea que más dependerá de ese dinero. Italia, Francia y Alemania, por ejemplo, se apoyarán más en medidas financiadas con sus presupuestos nacionales.

He subrayado la alusión las pensiones porque el autor carga sobre ella no sólo que España puede quebrar y requerir una intervención, sino que la misma crisis de España podría ser la causa de una crisis del euro. 
Señores, esto es muy grave. Pero ¿es posible? Totalmente. En las pensiones se juegan los pasivos futuros de España, que pueden alcanzar niveles de quiebra e impago a los acreedores - lo que sería gravísimo: de hecho ya estamos en quiebra técnica, si proyectamos los ingresos y pagos públicos al futuro la brecha o deuda crece -; la prima de riesgo de determinados países subiría a unos niveles que esta vez no podrá solucionar el BCE, como hizo Draghi en 2012. No hay que confundir el corto y largo plazo. Y a largo plazo el BCE no tiene recursos, sobre todo cuando se encuentra hinchado de bonos públicos que no puede vender, porque agravaría la situación. Yo me atrevo a decir que la financiación de las pensiones, que este gobierno quiere traspasar al siguiente gobierno, es el punto crucial del futuro de España.
España se encamina a otra “década perdida”, con lo que los desequilibrios acumulados aumentarán exponencialmente. Ahora vivimos una alucinación debida a los bajos tipos de interés, que sin embargo no son suficientes para reavivar el empleo, la productividad y, en fin, la renta per capita. Comparto la opinión de Luis Garicano, que yo he intentado expresar en mis últimos artículos.

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